El local es pequeño y hay una veintena de personas dentro, apretujadas. Doce de ellos son los chicos y chicas con síndrome de Down que forman el grupo Motxila 21, y el resto músicos, padres y voluntarios que aportan su tiempo, su talento y su paciencia para que Motxila alcance y mantenga el nivel artístico requerido para subirse a un escenario y tocar ante un público que ha pagado entrada. Y claro, hablando de música, los ensayos son imprescindibles para que las bandas se compenetren, dominen el repertorio y pulan los detalles que van surgiendo.
El Drogas y los demás voluntarios han llegado al Papis hacia las seis, los chavales a las siete, y nadie se marchará de aquí hasta las diez de la noche, cuatro horas de ensayo que dan para tocar y cantar mucho, pero también para bromear, enfadarse un poco a veces, y volver a bromear. Hoy la diana de todas las chanzas –y de las felicitaciones– es uno de los voluntarios, Andoni Zilbeti, que toca la guitarra eléctrica y acaba de ser padre por primera vez. Andoni, todo alegría y buen rollo, está en una nube y la sonrisa no se borra de su rostro ¿Dónde hemos visto antes esa cara? La respuesta está en la pared; un recorte de prensa adherido con cello y todavía sin amarillear indica que fue Andoni el cuidador de la Taconera que recibió cuatro cornadas –axila, hombro, ingle y rodilla– de un ciervo en berrea en octubre del año pasado. Por cómo toca y canta, el incidente debe de estar olvidado.
De cualquier manera, ni Andoni, ni El Drogas, ni Mikel Barrenetxea (ex Tijuana in Blue) son los jefes aquí. Aquí mandan Borja, Iñaki, Aintzane, Mikel, Aitor, Gonzalo, Ibai, Igor, Ramón, Diego, Lorea y Leire, los componentes de Motxila 21 que hace diez años iniciaron un camino musical conjunto y desde entonces han ofrecido docenas de conciertos y provocado la admiración de quienes les escuchan. «Juntamos a varios chavales –indica María José Leoz, de la Asociación Navarra del Síndrome de Down– que tenían inquietudes musicales y empezamos a practicar con flauta, piano… pero veíamos que eso no hacía grupo. Entonces alguien nos regaló una batería y aquello ya era otra cosa. Le dimos una a cada uno. La primera vez que Motxila 21 se puso frente al público fue en la fiesta que organizamos anualmente en Navidades y fue un éxito; nadie se creía que estos chicos y chicas serían capaces de dar el golpe al mismo tiempo. Pronto se unieron otros chavales que tocaban el saxofón, la cosa cogió entidad, tocamos en el Gayarre… y hasta hoy, que ya llevamos unos setenta conciertos».
El Drogas, El Piñas, Kutxi Romero...
Se cuenta en un minuto, pero no fue tan fácil. No faltaban instrumentos ni ganas, muchas ganas, pero había que darle coherencia a aquel grupo, hacer que sonara conjuntado. Y ahí entraron en juego Mikel Barrenetxea y El Drogas. Mikel –el guitarrista zurdo de Tijuana– ya había trabajado previamente con afectados por el síndrome de Down y conocía el terreno que pisaba. Tras organizar mínimamente el grupo, invitó al Drogas a tocar una canción con ellos y Enrique Villarreal dio el sí de inmediato. Los siguientes voluntarios fichados fueron Eduardo Beaumont ‘El Piñas’ y Kutxi Romero, miembros ambos de Marea. Precisamente es Kutxi el autor de ‘No somos distintos’, la canción que se ha convertido en el himno de guerra de Motxila 21 y que empieza con «Como tú, tenemos ojos, los nuestros quizá más limpios…».
Quizá no, seguro. En tres horas de ensayo los Motxila se han reído, enfadado, reconciliado, bailado, besado, llorado, emocionado y reído de nuevo y más alto. Leire, vocalista, ha finalizado ‘Gurpilak sutan’ abrazando a todos y cada uno de los músicos. Lorea le ha dicho al periodista, en las barbas de El Drogas, que su músico preferido es Fiti. Y todos ellos, cuando Enrique Villarreal ha atacado su ‘En Blanco y negro’, han saltado para hacerle los coros, mientras el local retumbaba.
Cada uno tiene su papel. Los chavales tocan los timbales, el bombo, las cajas y los saxofones, en este última caso ayudados a leer las partituras por dos voluntarios que les marcan las notas en el papel. Los músicos voluntarios –profesionales o padres con conocimientos musicales– se encargan del resto de instrumentos, desde el bajo hasta el acordeón, pasando por los platos o la guitarra eléctrica. La última incorporación ha sido el txistu, que encaja como anillo al dedo en uno de los temas que ensayan hoy. En cuanto a las canciones, junto a las referenciales ‘No somos distintos’ y ‘Somos la banda Motxila 21’, esta última de El Drogas, el repertorio incluye ‘Gurpilak sutan’, de Andoni Zilbeti, ‘Cuatro letras’, de Kutxi Romero, o ‘Mugitu zaitez’, de Ainhoa Lizarraga, entre otras.
Concierto el día 12 en el Zentral
Además de los conciertos en casa, Motxila ha salido de gira cuando se le ha presentado la ocasión. Y precisamente será este mes, el día 17, cuando se estrene en los Golem de Iruñea el documental que recoge la serie de conciertos ofrecidos en Londres durante el verano de 2013 junto a la banda inglesa The Autistix, formada por jóvenes autistas. Fueron cinco actuaciones, la última en el Olympic Park de la capital británica, filmadas por un equipo dirigido por Iñaki Alforja. Mediante crowdfunding ha sido posible culminar el proyecto que, bajo el título ‘Motxila 21. Getting down in London’, mostrará ahora el viaje, los conciertos, el día a día en Londres…
Motxila 21 –el número lo tomaron del cromosoma 21, cuya alteración causa el Down– cuenta con una legión de seguidores y llena locales. De hecho, las 900 entradas para el concierto que ofrecerán el próximo día 12 en Café Zentral de Iruñea se agotaron en dos días, por lo que solo los más rápidos disfrutarán en directo de los Motxila acompañados del Drogas, Kutxi Romero, Fermin Muguruza, Fito, Jesús Cifuentes (Celtas Cortos) y Gari.