Ya ha llegado el fin del mundo a la capital de Euskal Herria. El cohete ha estallado en todo lo alto marcando una tregua en la mojigatería que impregna Iruñea durante prácticamente todo el año. A partir de ahora, se desatan nueve días de libertinaje, desparrame y exceso y, en definitiva, de diversión.
Estas son las primeras fiestas que diseña un gobierno de cambio en la ciudad, tras décadas de gris gobierno por parte de la sensibilidad tradicionalista y reaccionaria tan extendida en Nafarroa. La principal diferencia es que estas fiestas han sido más pensadas para los de casa que para los visitantes. Todos los cambios se han trabajado con los colectivos de la ciudad y el mayor esfuerzo se ha destinado a crear espacios para niños y adolescentes, cuyas posibilidades para disfrutar de la fiesta son menores.
La llenísima plaza estaba teñida de blanco y rojo, pero pronto han destacado de entre la multitud una pancarta gigante contra de la dispersión («Maite zaituztegu! Dispersiorik ez!», se podía leer en ella), una ikurriña, una estelada y una cuarta y una quinta en favor de los procesados de Altsasu y Orereta. También se han visto multitud de banderas de Nafarroa, así como la reivindicación de los artesanos de la paz para la movilización de París de diciembre.
Finalmente, han sido dos mujeres las que han tenido el honor de prender la mecha de las fiestas: Paula Remírez y María Calado. Su rostro es uno más de entre los cientos de anónimos artífices de los sanfermines, pues las fiestas de Iruñea se caracterizan precisamente por ser igualitarias y rehuir de los protagonismos excesivos, por eso todo el mundo viste exactamente igual. La ciudadanía, en lo que lleva camino ya de convertirse en una nueva tradición sanferminera a iniciativa de EH Bildu, ha elegido en votación libre quién debe prender el cohete. El grueso de los finalistas eran colectivos de mujeres y, en particular, aquellos que se han destacado por su lucha contra las agresiones sexistas. Sin embargo, en el último momento los iruindarras apostaron por la DYA, que atiende a los heridos del encierro, como el colectivo que más se merecía prender la mecha. DYA devolvió el gesto eligiendo a dos mujeres para este honor. «Pamploneses, pamplonesas, iruindarras, ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!», ha gritado Ramírez.
Ikurriña e informe técnico
Un cuarto de hora antes de que llegasen las 12.00, en el balcón municipal se ha desplegado la ikurriña. Prácticamente en ese mismo momento, se remitía por parte del Ayuntamiento a todos los medios un informe jurídico de los técnicos municipales avalando su presencia en el balcón. La acción tiene lugar después de que el Parlamento derogara la Ley de Símbolos de UPN que prohibía expresamente la presencia de esta bandera. No obstante, la Delegación del Gobierno avanzó ya que, si se colocaba la ikurriña, acudiría a los tribunales igualmente.
Tres minutos antes de que dieran las 12.00, la Delegación ha enviado una nota confirmando que habia interpuesto un recurso ante el contencioso. «El actual marco legal no prohibe en absoluto la ikurriña, dice el informe jurídico de nuestros técnicos», ha asegurado el alcalde, Joseba Asiron, que ha atendido a los medios dentro del Ayuntamiento cuando le han abordado por este motivo.
El punto oscuro de los primeros instantes del cohete lo ha puesto una persona que ha prendido una bengala en medio de la plaza, generando un enorme riesgo entre los presentes.