«Somos una pequeña representación de las personas que llevamos casi 30 años sufriendo las consecuencias de la política penitenciaria de excepción», han recordado los portavoces de Etxerat Urtzi Errazkin y Patricia Velez, acompañados de otros familiares de presos, que han contado en primera persona su situación como consecuencia de las condiciones que se imponen a los reclusos vascos. Itziar Sinde ha recordado que su sobrino Aitor Cotano no pudo abrazar por última vez a su padre antes de fallecer tras una larga enfermedad. Durante la misma enfermedad tampoco pudo realizar José Cotano el largo viaje a la prisión de Puerto, en Andalucía, para ver a viistar a su hijo. «¿A quién beneficia esta situación?», ha planteado Sinde.
Mamen Esteban ha señalado que «como muchas otras», ella también está condenada al sufrimiento como consecuencia de la dispersión y el alejamiento». «Yo no viajo sola, lo hago con dos menores, como tantos niños y niñas, cuyo derecho a una relación afectiva y familiar dignas es vulnerado», ha relatado. Ha lanzado otra interrogante: «¿Hasta cuándo van a tener que recorrer miles de kilómetros para conocer o visitar a sus padres?».
Velez y Errazkin han subrayado que los testimonios de los familiares no son algo anecdótico sino reflejo directo de las consecuencias de la política de dispersión y su naturaleza «cruel, inhumana y tiránica». y han recordado varios casos ocurridos en los últimos meses pese al anuncio de cambios en la política penitenciaria realizado por el Gobierno de Pedro Sánchez. Entre los casos que han puesto sobre la mesa está el de los presos Xabier Aristrain y Unai Fano, trasladados a Euskal Herria para el nacimiento de sus hijos. «Fano contaba con autorización judicial para asistir al parto, que fue revocada en el último momento», han expuesto. Su acercamiento a la familia fue el tiempo justo para conocer a los recién nacidos y ser devueltos a prisión, a Murcia en el caso de Aristrain, y a Algeciras, en el de Unai Fano, según han recordado.
En el caso de Aristrain, la política penitenciaria ha impedido, además, que pudiese despedirse de su hermano. «A los dos hermanos se les impidió verse a pesar de que Justo se encontraba en la fase final de su enfermedad», han contado Errazkin y Velez, que han agregado que a Justo Aristrain lo trasladaron en silla de ruedas hasta la puerta del domicilio de la compañera de Xabier, donde este se encontraba, y aún sí le denegaron verle. Justo Aristrain murió dos días después, han relatado.
Junto a las vivencias de los familiares, han recordado que la dispersión ha provocado 100 accidentes en los últimos 10 años, y alrededor de 400 desde que se comenzara a aplicar, y «más de 4.000 ciudadanos vascos son víctimas potenciales al imponerles viajes interminables hacia cárceles alejadas», han remarcado.
Un padecimiento que «se desprecia»
Los portavoces de Etxerat han destacado que más allá de los largos viajes y del peligro que suponen, la política de alejamiento conlleva diferentes expresiones de sufrimientos como los relatados. «Estas son las vidas de las personas que la sufren, las vidas y el sufrimiento que se desprecia y las vidas y el sufrimiento con el que se negocia», han remarcado, al tiempo que han destacado que diferentes gobiernos han hecho posible que esto se perpetúe». En este contexto, han destacado que el Gobierno actual «se está mostrando tan tiránico como para seguir» infligiendo dolor y «tan débil como para no atreverse a desactivarla y ponerle fin».
Desde Etxerat han apuntado que no saben a quién beneficia esta situación, pero «todos sabemos que no es a la sociedad vasca, quien continúa arrastrando una situación de sufrimiento, una carga que le impide avanzar en la normalización y resolución». Etxerat ha reclamado a los estados que hagan realidad la demanda de la sociedad vasca, sus instituciones y agentes políticos y sociales y activen medidas para excarcelar «a los presos con enfermedades graves y de avanzada edad, el acercamiento de todos los presos a Zaballa, la aplicación del cómputo de penas y la desactivación de la perpetuidad y del mantenimiento del régimen cerrado»