La activista sueca Greta Thunberg ha llegado a primera hora de este viernes a Madrid tras diez horas de viaje a bordo del Lusitania, el tren nocturno de Renfe que enlaza Lisboa con la capital española, donde participará en la Marcha por el Clima de esta tarde.
El tren llegó a la estación de Chamartín cumpliendo el horario previsto, las 8.40 de la mañana hora local (7.40 GMT), tras haber realizado un trayecto que incluye 17 paradas. A bordo, todo un show mediático, puesto que junto a ella arriban alrededor de una treintena de periodistas, fotógrafos y cámaras de varios países que subieron en Lisboa al tren para cubrir su travesía hacia Madrid.
El interés llegó a causar un importante revuelo antes incluso de que partiese el tren, en la estación de Santa Apolonia, donde hubo confusión y carreras de la prensa para grabar el momento en que la adolescente se subía al vagón, finalmente por una puerta diferente a la esperada.
Tras el incidente, que requirió incluso la presencia de agentes de policía, Thunberg ingresó en su compartimento y permaneció allí todo el trayecto, sin volver a ser vista.
La joven activista rechaza el avión por la emisión de gases contaminantes y, tras descartar un vehículo eléctrico y recibir ofertas tan llamativas como la posibilidad de cubrir los 625 kilómetros que separan las capitales ibéricas en burro, se inclinó por llegar a Madrid en el tren nocturno. Una opción no limpia totalmente, puesto que el Lusitania recorre 210 kilómetros con una locomotora diésel a partir del momento en que cruza la frontera a la altura de la provincia española de Salamanca.
Ya en Madrid, está previsto que Greta Thunberg participe en la manifestación convocada para el viernes a las 18.00 tras ofrecer una rueda de prensa en la Casa Encendida junto a otros integrantes del movimiento Fridays for Future y Juventud por el Clima.
Su agenda incluye también su participación, el lunes, en el acto "Niños y jóvenes ante el cambio climático", junto a la ministra de Educación en funciones, Isabel Celaá, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta H. Fore.