El desprendimiento que tuvo lugar el pasado junio en un sótano de la calle Zubieta confirmaba lo que muchos venían advirtiendo: el paso del Metro por la bahía de La Concha no iba a ser un camino de rosas.
«En uno de los frentes de excavación, la discontinuidad del terreno provocó la afluencia imprevista de aguas, lo que generó el descalce de un edificio en el paseo de La Concha. Para superar este contratiempo, se están aplicando inyecciones de lechada de mortero para consolidar el terreno», explica Eusko Trenbide Sarea (ETS) en una nota que ha dado a conocer este viernes, tras publicarse que la obra está parada «sine die» en esa zona.
Han pasado mas de tres meses y medio, y aunque las obras del túnel de La Concha permanecían paradas desde entonces, ETS anuncia ahora que está estudiando «rescindir el contrato del tramo Miraconcha-Easo» debido al «importante incremento del presupuesto derivado de las incidencias geológicas surgidas en la ejecución del proyecto».
Es decir, que cuando se aprobó el proyecto los estudios sobre el terreno que debía atravesar no era todo lo exactos que cabría esperar. En la versión oficial a esto se le llama «aparición de arenas a gran profundidad».
Ya el pasado enero hubo que comenzar a utilizar «un sistema constructivo conocido como Jet Grouting. Se trata de una técnica de alta presión para tratamiento de suelos poco compactos, mezclándolo y sustituyéndolo por cemento».
La cuestión es que estos tratamientos suponen «un sobrecoste presupuestario superior a lo que permite la ley de contratación, por lo que ETS estudia la posibilidad de rescindir el contrato actual. En aproximadamente dos meses se redactaría un nuevo proyecto constructivo, basado en un 95% en el actual pero que incluya las soluciones constructivas, que saldría a licitación antes de fin de año, con la idea de que el nuevo adjudicatario pueda reanudar las obras a pleno rendimiento hacia el mes de mayo». Unos 8 meses de retraso y mucho más dinero público gastado.
Por 53,2 millones hace casi tres años
Este tramo, de poco más de 2 kilómetros de longitud, se adjudicó en diciembre de 2017 por 53,2 millones de euros a la UTE Sacyr-Cavosa-Campezo-Mariezcurrena-Zubieder. La cantidad era un 26% menos del precio de licitación previsto en un principio por ETS, 71 millones.
La compañía pública no ha concretado cuánto sobrecoste ha calculado, pero EH Bildu Donostia lo cifra «entre el 50% y el 70%». De este modo, en el mejor de los casos sería un gasto de unos 27 millones más, y hasta 37 millones en el peor.
Según adelantaba en su edición de hoy ‘Noticias de Gipuzkoa’, la empresa ya ha rescindido el contrato de 28 trabajadores que llevaban a cabo tareas de excavación.