Por segundo fin de semana consecutivo, en distintas localidades del norte de Euskal Herria se han celebrado movilizaciones para protestar por las restricciones adoptadas por el Gobierno francés para hacer frente a la escalada de los contagios por covid19. La protesta ha adquirido, eso sí, tintes bien diferentes.
Las movilizaciones de corte social llegaron el sábado a Maule y Donapaleu. En Baiona la protesta se dirigió, el domingo, a reclamar que pese a las limitaciones de las reuniones en vigor por causa de pandemia se puedan celebrar las misas.
En Donapaleu y Maule varias decenas de personas salieron, el sábado, a la plaza del ayuntamiento para remarcar que esas medidas restringen libertades básicas y perjudican a los sectores populares.
Desplegaron una pancarta en la que se podía leer ‘Asfixiari stop. Contre l'autorité’. El xirulari Mixel Etxekopar se encargó de amenizar la protesta en la capital zuberotarra.
Decidir si llevar máscara o vacunarse
Cabe recordar que 250 personas participaron el sábado precedente en las protestas desarrolladas ante una decena de ayuntamientos.
El próximo 21 de noviembre el relevo de la protesta lo tomarán los vecinos de Donibane Garazi. En la capital bajonavarra, señalan los convocantes, se reclamará la restitución del derecho de reunión, se denunciará el cierre de algunos comercios y mayores inversiones en sanidad pública.
Sin embargo, a diferencia de los otros actos celebrados hasta la fecha, en la convocatoria de Donibane Garazi sí se ponen en cuestión ciertas medidas sanitarias, ya que se habla de «decidir entre todos si nos manifestamos llevando la máscara o si la llevan los niños» y se preconiza «el derecho a no vacunarse».
Esa protesta es impulsada por Gabiltza (Garazi aldeko Biltzarra), una asamblea de reciente creación que preconiza la «autogestión comunitaria».
Por lo demás, otro elemento a destacar es la progresiva implicación de algunos electos en esos actos de protesta ciudadana o cuanto menos en los debates abiertos por determinadas medidas gubernamentales.
El último en alzar la voz, para defender que se cierren en diciembre las grandes superficies y se permita trabajar al pequeño comercio ha sido el alcalde conservador de Angelu, Claude Olive.
Lo ha hecho coincidiendo con el envío de las asociaciones de comerciantes de una carta a Prefectura y a electos en la que afirman que el 1 de diciembre, fecha en la que, salvo prórroga, finaliza el reconfinamiento decretado el 30 de octubre, abrirán los comercios «pase lo que pase».
El 9 de noviembre fue el alcalde de Donibane Garazi Laurent Inchauspe (centro-derecha) el que se unió a la movilización de los comerciantes para reclamar la reapertura de los pequeños negocios y exigir un trato de igualdad con respecto a las grandes superficies, que siguen abiertas.
Este sábado, en Maule, era su alcalde comunista, Louis Labadot, el que se sumaba a la concentración destinada a denunciar el autoritarismo y a poner de manifiesto que los recortes de servicios públicos explican, al menos en parte, la dificultades que atraviesa la sanidad pública y que se han hecho patentes durante la pandemia.
«Que nos devuelvan la misa»
Una movilización de bien diferente signo se llevaba a cabo en la tarde del domingo ante la catedral de Baiona.
Siguiendo un llamamiento a escala hexagonal unas doscientas personas se concentraban allí para reclamar que «les devuelvan la misa».
Las medidas de confinamiento impiden celebrar la eucaristía no así rezar, de forma individual, en los templos.
Con todo, y bajo la protección del obispo de Baiona, que ha avalado en el pasado protestas en las calles contra del derecho de adopción por parejas homosexuales o contra el derecho del aborto, la concentración dominical servía para abogar por una derogación que permita celebrar la eucaristía, en grupo y no vía facebook, pese a que las reuniones estén restringidas en otros ámbitos de la vida social.
El propio obispo Aillet se congratuló mediante mensajes en redes sociales del éxito de esa movilización, según explicó, organizada por jóvenes católicos.
Aillet dejó claro en todo caso que el de ayer no fue «una plegaria en la calle» sino una manifestación «declarada legalmente» ante la Prefectura.