San Telmo pone a Chillida en diálogo con las artes de su tiempo

Data

24.06.08 - 24.09.29

Lekua

Gipuzkoa - Donostia

Imagen de la muestra que alberga el Museo San Telmo.
Imagen de la muestra que alberga el Museo San Telmo. (Jon URBE | FOKU)

Giacometti, List, Moore, Dubuffet, Miró, Heidegger, Murakami, Cartier-Bresson, Mendiburu… la lista es extensa. Todos estos artistas participan en el diálogo con Eduardo Chillida propuesto por el Museo San Telmo en la muestra que dedica al escultor donostiarra en su centenario.

La exposición no se limita a la escultura, va más allá. Es conocida la influencia de autores como Bach en la creación de Chillida. Además de la música, la iniciativa del museo pone su obra en relación con otras disciplinas artísticas como la fotografía, la pintura, la danza, el cine y la moda. «Todas las obras elegidas son de primer nivel, pero entre los artistas también hay algunos menos conocidos», ha señalado María Bolaños. Es la comisaria de la muestra ‘Una conversación: Chillida y la artes. 1950-1970’, que se podrá visitar hasta el 29 de setiembre en Donostia.

Bolaños también se ha referido a «la presencia femenina entre los artistas invitados, que permite ver el papel de mujeres artistas en esos años».

«Es habitual en los centenarios que las exposiciones se centren en la individualidad del artista. Nosotros lo hemos descentralizado para verlo desde la periferia. Nos hemos querido alejar del ángulo monográfico, Hemos soltado el barco del escultor en el arte de su tiempo y hemos visto cómo navega en él. Existen paralelismos y contraste con ellos», ha señalado la comisaria en la presentación ante los medios de la exposición.

Reflexiones a varias voces

La muestra incluye las narrativas artísticas de las dos décadas analizadas. Un momento histórico marcado por la II Guerra Mundial. «Tras su finalización, el mundo resurge de sus cenizas. Hay una necesidad de reconstruir. Tras años en los que la escultura había estado en segundo plano, hace valer sus méritos y se convierte en protagonista. Es capaz de conectar con las preocupaciones de su tiempo», ha remarcado. Un joven Chillida se sumó a numerosos artistas atraídos por esta disciplina.

El arte fue perseguido –muchos creadores murieron en campos de concentración– y censurado, por lo que en las décadas de los 50 y 60 los artistas trataron de recuperar una nueva humanidad. «Fue una renovación en la que participó Chillida. Fueron décadas ricas, secretamente activas, cargadas de aventuras experimentales», ha señalado Bolaños.

«De esta suma de aventuras se ocupa esta exposición; de sus reflexiones a varias voces, de sus relatos cruzados, de sus campos magnéticos. En suma, de lo que se trata aquí es de presentar a Chillida ‘en conversación’. Hablando con la gente de su tiempo en la lengua de su tiempo». Bolaños ha explicado su deseo de reflejar una de las lecturas posibles, no la única. «No se trata de establecer ningún dogma, sino de abrir vías de comprensión», ha puntualizado.  

Materia frente a belleza

Fue un momento de ruptura con lo anterior. Por una parte, los creadores de la época sintieron un determinante interés por la materialidad de la obra y defendieron la tosquedad en favor de la sinceridad de materiales como el hierro –utilizado para matar en la guerra–. La materia frente a la belleza.

Por otra parte, estaba en pleno auge la exploración del espacio –el mundo seguía con admiración las gestas de Yuri Gagarin–. En el terreno del arte, se tradujo en el deseo de sobrepasar los límites fijados por el objeto artístico. «Los pintores empezaron a trabajar en formatos enormes y la escultura dejó de ser una amasa maciza y ciega para convertirse en construcción abierta, con huecos y cortes, dividida en líneas y planos que flotaban en la nada o se precipitaban fuera de sí mismos».  

Por último, cabe destacar la fascinación que sentían los artistas por la cultura oriental. «Debo de tener algo chino metido en el cuerpo», confesó Chillida al respecto.

La de mediados del siglo XX fue la época en la que los artistas mostraron su predilección por el negro en contraposición a las alegrías cromáticas previas, y en la que cobraron protagonismo los pliegues.

Susana Soto, directora del museo donostiarra, ha destacado «el entusiasmo» de la comisaria con respecto a este proyecto, de quien partió la propuesta de establecer este diálogo con sus coetáneos. Se exponen 116 trabajos en total, 18 de las cuales han sido cedidas por la Fundación Eduardo Chillida-Pilar Belzunce.

El horario de visita es de 10.00 a 20.00, de martes a domingo. Entradas online y en taquilla.

La muestra se completa con un programa de actividades que incluye conferencias, la actuación de bertsolaris y visitas guiadas. Se pueden consultar en la web.

Kokapena

Museo San Telmo
Plaza Zuloaga, 1
Donostia. Gipuzkoa