El archivo fotográfico del Museo de Bellas Artes de Bilbo, creado en los años 80 de la mano de Leopoldo Zugaza, ha visto fortalecida su calidad gracias a la donación de 110 imágenes realizada el año pasado a la pinacoteca por la prestigiosa Colección Ordóñez-Falcón, uno de los fondos privados más importantes de Europa. Ese legado, que representa los orígenes y la evolución del medio, es el que ahora se muestra en cinco salas, con obras que abarcan el periodo de 1850 a 2010, con una nómina de 63 autores y 14 anónimos, bajo el título ‘Un mundo nuevo por ver’.

La importancia de esta donación al museo, según su director, Miguel Zugaza, no solo tiene que ver con el centenar de imágenes legadas, sino con la vía de colaboración que se establece con Tenerife Espacio de las Artes (TEA), donde están más de un millar de las piezas de las cerca de dos mil que el matrimonio donostiarra comenzó a coleccionar a finales de los años setenta del pasado siglo. Un valioso fondo que configura un compendio de calidad de la historia de la fotografía y un catálogo de los más diversos temas, estilos y técnicas fotográficas.

El conjunto reúne algunos trabajos contemporáneos con otros que ilustran la primeras técnicas fotográficas de los siglos XIX y XX. Estos últimos permiten apreciar cómo miraban los pioneros de este arte y cómo era ese mundo que, ante sus cámaras, estaba desapareciendo y, al tiempo, naciendo. Un mundo, trastocado por la conciencia óptica que desvelaba la fotografía.

Para ordenar la exposición, las imágenes se han agrupado en tres grandes temas: Ciencia y naturaleza, Arquitectura y ciudad, y Retrato y personas. Desde el Bellas Artes se destaca que la excepcionalidad de la donación de los coleccionistas Enrique Ordóñez e Isabel Falcón reside, principalmente, en que las obras que la componen guardan aquel primer encuentro entre ser humano, máquina y mundo.

La donación incluye, además de las fotografías, la obra ‘Katamalo’ (2010), compuesta por 12 dibujos al carboncillo del artista bilbaino Alain Urrutia, que en la actualidad reside en Berlín.

En las imágenes presentadas en ‘Un mundo nuevo por ver’, apunta Gillermo Zuaznabar, conservador de Diseño y Arquitectura de la pinacoteca, se puede apreciar cómo los primeros fotógrafos admiran el mundo que se transforma a través de la cámara. «Mirar a través de la máquina y fijar lo que ella recoge implican establecer una relación nueva con la realidad», expone.

Con entrada gratuita, el horario de apertura es de 10.00 a 20.00 de miércoles a lunes. Los domingos de 10.00 a 15.00. Martes cerrado.