Alvaro  Reizabal
Alvaro Reizabal
Abogado

Vascos por el mundo

Hace unos días saltó la noticia de la detención de dos vascos en Venezuela. Por estos lares se ha presentado el asunto diciendo que se trata de dos jóvenes bilbaínos amantes de la aventura y viajeros empedernidos, y no se fuerza la máquina con la esperanza de que la diplomacia dé sus frutos en forma de pronta excarcelación.

Según las informaciones que llegan desde Venezuela, el asunto no es tan angelical como aquí nos dicen, porque a esos dos detenidos se unen tres miembros del Ejército americano, dos checos, se habla de la incorporación de mercenarios franceses, cuatrocientas armas, explosivos... En una palabra: un complot en toda regla. Y se añade que los españoles detenidos son miembros del CNI, es decir, espías. Su adscripción a este organismo ha sido desmentida por el padre de uno de los detenidos, que ha declarado que su hijo no trabaja para el CNI. Es muy comprensible y humano que un padre defienda a su hijo en apuros, pero ese testimonio no es muy convincente, por un lado, porque proviene de una persona no imparcial, sino altamente interesada en defender la inocencia de su hijo. Y de otra, porque el oficio de espía no es de los de irlo contando por ahí a todo pichichi, ni siquiera a un padre, porque la primera regla del espía es serlo en secreto. Es impensable que alguien cuente que está muy contento porque le ha salido un trabajo en el CNI muy bien pagado.

Así que habrá que estar a las pruebas que con el tiempo se vayan conociendo. El Gobierno Pradales ha brindado todo su apoyo a las familias de los detenidos, algo coherente con su postura en el conflicto venezolano, que es la de defender sus intereses y los de los suyos en ese país, posicionándose claramente en contra del Gobierno y a favor del opositor Edmundo González, llegando a votar en el Congreso español junto al PP y Vox a favor de que se reconozca que ganó las elecciones y es el presidente legítimo, aunque no esté para muchos trotes, que parece más jodido que Biden.

En resumen: mucha confusión. Como diría aquel famoso torero, en dos palabras: esto es un GAL y Matías.

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