El otro día cometí la temeridad de comprar un libro solo por su título y su cubierta. “La Librería de las ilusiones”, de la escritora coreana Se Seo-Rim. Todavía no lo he leído, pero lo compré porque me pareció un regalo para la mente que todavía exista un lugar donde encontrar ilusiones. Y, además, porque pienso que la realidad anda muy solitaria de sensaciones verdaderas y muy sobrada de artificios. La firma alemana BSH anunció hace unos días que cerrará la planta que tiene en Nafarroa y casi 700 trabajadores se quedarán en la calle. Para la dirección de la empresa, la planta de Eskirotz «ha dejado de ser competitiva» a pesar de que, en 2023, los beneficios de BSH alcanzaron los 60 millones de euros. Primero pensé que aquella noticia suponía un golpe traicionero e irremediable. Sin embargo, al escuchar las declaraciones de los trabajadores, me acordé de la película de Ken Loach, “Jimmy`s Hall” (2014) y me di cuenta de que la ilusión de continuar y vivir tiene mil formas, y una de ellas es la de querer luchar. El martes brindaremos para que el 2025 sea un poco mejor que el anterior. Mi compañero, digno hijo de su generación, lo hacía siempre por una Euskal Herria independiente y socialista. Lo hizo durante más de treinta años y nunca le faltó la ilusión de creer que un día podría suceder.