B. es estadounidense. Asegura haber viajado mucho. «La gente me decía en casa que estaba loco por querer pasar una temporada en Líbano. Me decían que era un sitio muy peligroso para una persona como yo; rubio, con pasaporte americano. Nada de eso. Encontré un país fascinante» asegura. Después de tanto viajar B. decidió «hacer algo útil». «Vi que aquí había una guerra y decidí venir. No por vivir una experiencia más como en los viajes, sino ayudar a la gente. No tenía experiencia pero contacté con gente que estaba trabajando sobre el terreno ayudando a civiles. Hice un curso de paramédico para estabilizar a los heridos que vinieran del frente antes de mandarlos al hospital. Hablé con Z. con V. y con J. y aquí estoy. Salvar vidas es lo que más me motiva ahora».
B. me enseña la sala de primeros auxilios. «Dividimos el hospital en tres secciones. Verde, naranja y rojo. El verde es para los heridos leves. El naranja para los no tan leves pero tampoco a los graves, para los que la situación no sea tan grave como para los que metemos en el rojo, que son los más graves y necesitan ayuda urgente. Tenemos lo básico para estabilizar pero cualquier ayuda es bienvenida. De momento no está habiendo heridos graves. El ejército iraquí avanza rápido y el EI se retira. El frente en poco tiempo quedará lejos de aquí. Pero la gente local nos ha recibido con los brazos abiertos. Siento que estoy haciendo algo útil con mi vida, aunque al principio mi familia no lo compartiera» explica B.