Se espera que, en torno a las 18:00 horas, disminuya la intensidad del temporal”, afirmaba El President de la Generalitat Valenciana a las 13:00 horas del martes. A las 08:00 Aemet había lanzado la primera alerta de nivel rojo por riesgo de crecidas e inundaciones; dos horas más tarde, la agencia refería un nivel de peligro altísimo y pedía extremar las precauciones y evitar los desplazamientos. Tan solo media hora antes de la predicción del President, la Confederación Hidrográfica envió un aviso especial por el aumento del caudal en el barranco del Poyo. La alerta masiva a los móviles se lanzó a las 20:10, muchos ya fuera de cobertura, bajo el agua, como sus propietarios. ¿Negligencia quizás? ¿Incompetencia tal vez? ¿Ambas? A día de hoy, con más de doscientas muertes y centenares de desaparecidos, la Generalitat valenciana no ha elevado el nivel de emergencia a “catastrófica” y un Carlos Mazón aún ataviado con chaleco rojo de emergencias no ha asumido, de momento, el mando único de la operación. García-Page, nada raro, prefirió el color azul para su chaleco de emergencias. El Borbón, al igual, vistióse de faena para anunciar que eran otros los que iban a faenar en el agua y el lodo. Resulta curiosa esa inclinación que tienen muchos profesionales de la política como espectáculo al disfraz y al simulacro. Núñez Feijóo, no Presidente porque no quiere, en un nuevo capítulo de la infamia, desde los primeros momentos de la tragedia, buscando réditos de los muertos y del dolor de los familiares. “Tu voto es la respuesta”, reza el nuevo eslogan electoral del PP. ¿A tanta infamia e incompetencia? Pues eso.PS: El pasado sábado, 26 de octubre, murió Juanje Soria Gulina, un tipo al que era imposible decirle que no, sin importar la implicación de su demanda, pues todos sus requerimientos eran necesarios y justos. Ninguna petición para él, siempre para la colectividad. Abogado de los débiles, defensor de su pueblo y de su clase; Juanje ha sido y es paradigma de coherencia y bondad. Te admiro y te lloro, compañero.