El pasado viernes, 4 de octubre, terminó la celebración del Año Nuevo, el Rosh Hashaná, conmemoración de la creación del mundo y del hombre que marca el inicio del Yom Kippur, Día del Perdón, y da inicio al nuevo año 5.785, según el calendario hebreo. Tres días de reflexión y renovación espiritual revisando conducta y acciones del año anterior. Tiempo, dicen ellos, “de conexión con la divinidad, plegarias por la paz y la felicidad universales”. Al parecer, de la conexión con Yahvé, el dios de Abraham, Isaac y Jacob y dios nacional de los israelitas, lo que han sacado en claro los amantes del tirabuzón es que la paz y la felicidad universales se fundamentan sobre el cadáver de los gentiles, de los no judíos, de los que no hacen suya la Torá y, por lo tanto, superfluos y en extremo molestos. Lo judío es lo universal, lo general; el resto, incivilizados e inhumanos particularismos. Cuando escribo esto, el pueblo elegido por Dios y apoyado por el Imperio y sus satélites sigue exterminando a palestinos, sirios, libaneses, yemeníes, iraníes y demás desafectos a la Torá que son freno a la realización del Gran Israel, Tierra Prometida por Dios a las doce tribus. Ahora, en este momento, decenas de niños y niñas no judíos y, por lo tanto, no universales ni merecedoras de paz y felicidad, están muriendo bajo las bombas inteligentes yanqui-europeas, engrosando los miles de menores de las Tinieblas asesinados por los “Hijos de la Luz”. Mientras, en las Europas, el Papa Francisco hablando en Bélgica del genocidio que supone la interrupción voluntaria del embarazo; los médicos, “unos sicarios”. A Balduino I lo va a santificar por haber abdicado durante 36 horas el 3 de abril de 1990 con el fin de no promulgar la ley belga sobre el aborto y pide a los obispos que recen por él. Ya puestos, no estaría de más que Bergoglio instara a los prelados españoles a orar por el emérito, para su beatificación como artífice de la democracia española y ejemplo de matrimonio católico. Bárbara y Armada, aun no vírgenes, serían nuevos mártires españoles.