Itziar Ziga
Itziar Ziga
Una exrubia muy ilegal

Tras la hecatombe trans

Nosotras, las transfeministas, nos ponemos del lado de las auténticas oprimidas. Reales, no inventadas. En mi nosotras, están las trans: somos indisolubles

Hace 16 días que la autodeterminación de género campa a sus anchas destruyendo la civilización y el orden, ¡ojalá, esta y todas las autodeterminaciones!, pero yo borrada como mujer no me siento, ¿y vosotras? Afortunadamente, tampoco sé qué coño podría borrarme como mujer puesto que no existe una manera única de ser definida como mujer. Claro, mi condición como blanquísima de la Europa occidental es igual a la de la mujer senegalesa a la que le compro borracha una baratija el 8 de marzo. En este caso, ni compartimos la dichosa F en el DNI, por razones obvias: ella no tiene ciudadanía ni derecho alguno. Tanta bronca con el género registral desde tipas a las que no nos afecta. Al menos, nosotras, las transfeministas, nos ponemos del lado de las auténticas oprimidas. Reales, no inventadas. En mi nosotras, están las trans: somos indisolubles. Y tenemos que hacerlo mil millones de veces mejor para que estemos todas. Hace poco me lo decía la maravillosa Zaloa Basabe: dónde están las mujeres chinas que sufren violencia aquí, en Iruñea. Si no hemos llegado a ellas, tenemos que encontrar el camino. Es nuestra responsabilidad. Y es nuestra revolución.

Vuelvo a las mujeres trans, que también las hay senegalesas y chinas, pero en este caso, es madrileña. Historiadora, escritora y activista, Alana Portero, clavándola sobre este episodio terrible en el que, otra vez, una fracción del feminismo se alío con el supremacismo. «Es una élite intentando prevalecer. Mi tristeza, la poca que me queda, está construida sobre cinco años de bulos, amenazas y mentiras contra las mujeres como yo, cuyo único propósito ha sido la deshumanización más cruel, una que se estudiará en el futuro con vergüenza y que en algunos países está suponiendo una auténtica caza. ¿Cómo se sostiene la idea de que compartir bromas humillantes y agenda política con la ultraderecha supremacista puede ser liberador para nadie?».

Concluyo con un abrazo sideral a la Mikela de Rentería: qué jodidamente guapo, encantador y borroka en todas las direcciones eras. Mi paraíso es volver a vernos, hermana.

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