Coincidiendo con el vigésimo quinto aniversario de la consecución del título liguero en Las Palmas, en una entrevista a GARA, Andoni Zubizarreta señalaba que vio cumplido un sueño tras haber recogido «una camiseta con un enorme peso histórico como es el 1 del Athletic». La zamarra de Lezama, Blasco, Carmelo y, sobre todo, Iribar. El de Aretxabaleta sabe de lo que habla, ya que durante su carrera también heredó el `1' de Iribar en el Athletic, de Arconada en la selección española y de Urrutikoetxea en el Barcelona.
La portería es un foco de debate casi constante en San Mamés desde la salida del portero de Debagoiena. Parte de la afición ha castigado con un inquietante y notorio murmullo de desconfianza a la inmensa mayoría de metas que le han sucedido, a excepción de Biurrun. Una trituradora que ha terminado con la carrera rojiblanca de muchos arqueros. Por tanto, la situación que padece ahora Iraizoz no es nueva.
El de Antsoain vive su peor campaña como león, marcada por la irregularidad y en el contexto de una temporada muy turbulenta en todos los ámbitos. Es evidente que Iraizoz no está bien, pero tampoco conviene olvidar que se trata de un buen portero. Y nadie duda de que si Bielsa hubiera visto mejores condiciones en Raúl le habría alineado ya.
Buena parte de los asistentes el domingo a San Mamés la tomaron con el meta en una reacción de castigo que cuenta también con cierta dosis de frustración. Pagó sus platos rotos, pero también algunos ajenos. La reacción contra Iraizoz fue bastante menos benévola que la mantenida por ejemplo con futbolistas que con su actitud han decepcionado al club y a su masa social. Todas las opiniones son respetables, pero tras la tormenta debe llegar la reflexión en frío y a nadie se le escapa que los males del equipo no están únicamente bajo los palos.
Con Iraizoz en un momento complicado y sin muchos visos de que el entrenador tenga la confianza necesaria en Raúl pese a su renovación, cabe preguntarse qué hacer. La primera opción pasa por tirar adelante con el navarro; la segunda y menos probable alinear al de Indautxu; y la tercera es valorar las apuestas que puedan compartirse con la dirección deportiva. Así, si en el club se piensa que puede existir una alternativa joven, solvente e inminente para la portería habrá que realizar dicha apuesta. Otros ya lo hicieron con Casillas, De Gea o Valdés, metas que siendo muy jóvenes también heredaron camisetas no menos históricas. De lo contrario, lo mejor sería tratar de recuperar la confianza de y en Gorka.
Eso sí, en caso de existir la posibilidad de proceder a esa apuesta y volver a demostrar que la cadena de Lezama nunca se detiene, los mismos que crucificaron anoche a Iraizoz deberán tener paciencia y entender que los porteros se forjan en los errores y la experiencia. El peso de la portería del Athletic es enorme, por lo que requiere de más confianza y paciencia y de menos dudas y murmullos.
Beñat Zarrabeitia / Artículo publicado en la edición de GARA del 12 de febrero de 2012