Beñat Zarrabeitia

Un equipo de patio de colegio

 

Para el bilbaíno Txus Vidorreta entrenar al Estudiantes “supone una vuelta a los orígenes, porque me he criado a las faldas del Athletic de Bilbao y creo que ambos clubes poseen grandes semejanzas”.

Esto es lo primero que dijo el nuevo entrenador del Estudiantes nada más comparecer ante los medios. No es casualidad: equipo de cantera, con una filosofía particular de patio de colegio y que participa en el profesionalismo deportivo sin hacer negocio de ello, tal y como Bielsa calificara al Athletic hace bien poco, es lo que hace que siga contando al igual que el equipo rojiblanco en el mundo fútbol, y a pesar de las dificultades, con la afición más incondicional del mundo del baloncesto, la Demencia.

No es casualidad tampoco que el año pasado descendiera en la última jornada a la liga LEB, ni que éste descenso no se terminara consumando debido a los problemas económicos del baloncesto profesional en el Estado español.

Ha sido durante la última década, desde la explosión de la denominada generación de los “juniors de oro”, cuando el baloncesto estatal ha vivido su mayor auge en lo que a nivel de resultados de selecciones e inversión de los clubes se refiere.

 



Basado en dos fuentes de financiación, la inmobiliaria (Akasbayu, Iurbentia, Polaris World, etc.) y la pública (BBB, Murcia, Alicante, Gran Canarias, y un largo etc.), que multitud de equipos se han asomado a la élite deportiva.

Por el contrario, ajeno a estos dos modelos de financiación ha sido que el “Estu” ha pasado su etapa más triste: ha tenido que afrontar un concurso de acreedores y salir del mismo muy tocado y ha dejado la élite para asomarse a los puestos de descenso.

Pero tal vez por eso sigue siendo, aunque pueda parecer paradójico, el club con mayor número de abonados de toda Europa. Y es, sin embargo, el propio lastre de la falta de financiación es lo que probablemente le haya salvado.

Como un ejemplo más del desastroso panorama económico-social en el que se ve inmerso el Estado español, el baloncesto profesional creció por encima de sus posibilidades.

Sobre la base de la burbuja inmobiliaria, patrocinada e impulsada también por bancos y cajas de ahorros posteriormente hundidas, y de la financiación pública -que indirectamente también se financiaban del ladrillazo-, ahora el baloncesto se hunde sin remedio.

Sin que se sepa si la ACB acabará subsistiendo o no (o de que manera) y donde equipos como el Girona, Menorca, Granada y Alicante ya han desaparecido (siendo tres de ellos equipos de Play Off durante la última década), y donde otros como el histórico Valladolid y un largo etcétera vagan por la cuerda floja, el Estudiantes puede ver la salvación.

 


Ese inconformismo del “Estu”, que a pesar de los intentos por pervertir el modelo -desde los Gil y Gil hasta empresarios más anónimos en la última década- ha mantenido su filosofía, señas de identidad y un reparto accionarial inaudito en ninguna otra SAD es lo que le puede devolver sus tardes de gloria.

Creo que el Estudiantes seguirá siendo un equipo de patio de colegio o no será, de la misma manera que entiendo al Athletic. Por eso el grito de la Demencia de que “somos un equipo de patio de colegio” es algo más que una referencia al origen del club, es el grito de una afición orgullosa y fiel a su equipo, que por encima de los jugadores ve unas camisetas y unos colores y donde la filosofía del club es lo primero. De ahí la frase de Vidorreta al ser presentado como nuevo entrenador del Ramiro.

 

Martxel López, abogado y aficionado del Estudiantes en colaboración con Marakana Txikia