La historia y el valor histórico de Malcom McLaren se centra en lo avispado que fue como mánager de Sex Pistols, cómo supo ver la esencia de los tiempos, del nuevo estilo y de cómo dinamizarlo. Una antigua entrevista para la «Bola de Cristal», emblemático espacio de TVE, aclara y matiza el pensamiento de Malcom: «En mi tienda colgaban todo tipo de eslóganes; uno de ellos decía: `¿Acaba la pasión convirtiéndose en moda?'. Aquello guardaba relación con las frases que tanto me motivaron del mayo del 68 parisino; máximas como `Debajo de los adoquines está la playa' o `Sé razonable, pide lo imposible'. De hecho, The Sex Pistols se convertirían en grandes creadores de eslóganes. No adoptaron la postura de los anteriores grupos de rock'n'roll, cuyas ambiciones simplemente radicaban en crear un específico marco musical. Los punks utilizaron el sencillo 4x4 del rock'n'roll y sólo con eso crearon sus himnos. La gente podía asimilar todo ello desde un punto de vista filosófico, como un ataque al status quo imperante hasta entonces. Empecé a vender fanzines de The Sex Pistols. Vendía cantidades increíbles. La cifra era más grande que los periódicos que se vendieron cuando acabó la Segunda Guerra Mundial. The Sex Pistols no era tanto un grupo con una carrera como la materialización de una actitud que todavía molesta a la gente, porque ninguna forma de la música popular de entonces era capaz de erosionar la sociedad».

McLaren siempre lo tuvo claro: un poco de verdad y otro tanto de manipulación. Un poco de arte y otra poción de pragmatismo. Con los Sex Pistols terminó en juicio tras juicio. Nada comparable con el juicio de la vida de ayer, que se lo llevó tras varios años luchando contra un tipo de cáncer raro llamado Mesothelioma.