Torre Loizaga, con la colección de Rolls-Royce más completa de Europa
«Un museo único en el mundo donde se fusionan el medievo y la mecánica, la historia de una comarca y la evolución del automóvil a través de los siglos». Es lo que ofrece el Museo de coches clásicos y antiguos de Torre Loizaga, que exhibe la colección de Rolls-Royce más completa de Europa.
La colección de Rolls-Royce más completa de Europa y una de las más reconocidas del mundo. Es lo que acoge el Museo de coches clásicos y antiguos, en Galdames. Quien se acerque hasta la Torre Loizaga, estratégicamente ubicada en las Encartaciones, disfrutará con auténticas joyas de la marca británica, asociada a grandeza y calidad en el sector automovilístico.
Concretamente, podrá contemplar 45 vehículos, muchos de ellos de principios del siglo XX, conservados en perfectas condiciones. La colección es única por el número de coches que exhibe, por las excelentes condiciones en las que se encuentran y por su ubicación, pero uno de los principales motivos por el que este museo es tan reconocido a nivel mundial es que recopila todos los modelos fabricados por Rolls-Royce entre 1910 y 1990, desde sus inicios hasta que BMW adquirió la firma. Concretamente, es uno de los pocos lugares en el mundo que exhibe simultáneamente todos los modelos de la serie Phantom, fabricados hasta 1972.
La variedad de estilos que caracteriza esta firma tiene su explicación: la empresa automovilística entregaba al comprador el chasis, el motor, el radiador y el capó del vehículo, para que el nuevo propietario contratara después a un maestro carrocero que le diseñara a su gusto una carrocería personalizada.
Una privilegiada ubicación
De todos modos, la torre Loizaga no acoge únicamente Rolls-Royces; incluye también una treintena de vehículos clásicos europeos y americanos que, sin duda, contribuyen igualmente al éxito de esta exposición ideada por Miguel de la Vía, un empresario vizcaino cuya afición automovilística le animó a iniciar lo que con el paso del tiempo se ha convertido en una de las mejores colecciones de Rolls-Royce del mundo. Y para ello eligió, además, una privilegiada ubicación: la Torre Loizaga, edificio de gran valor arquitectónico e histórico rodeado de un entorno espectacular. Fue construida sobre los cimientos de una antigua torre defensiva de la familia Ochoa García de Loyzaga que había sido destruida en el siglo XIV por bandos rivales.
Miguel de la Vía recuperó la torre, la restauró, la habilitó como escenario de sus joyas y la abrió al público para compartir sus tesoros con todo aquel que lo quisiera. Pero no lo hizo en solitario; necesitó la ayuda del experto Ángel Durán, quien se encargó de arreglar y poner a punto los vehículos antes de exponerlos al público.
La labor de recuperación, obviamente, fue una tarea minuciosa, pero quien visite Loizaga descubrirá una curiosidad que rodea al universo del Rolls-Royce y que, seguramente, facilitó la tarea a Durán: estos vehículos los compraba gente de alto poder adquisitivo que disponía de un chófer personal las 24 horas del día, porque en aquella época no era fácil conducir un coche y menos aún arreglarlo. Y ese fue, precisamente, el motivo por el que la firma promovió una escuela para formar conductores profesionales, que debían adquirir conocimientos variados: mantenimiento, mecánica, maniobrabilidad, seguridad, primeros auxilios, normas de etiqueta, ejercicios especiales de conducción en condiciones adversas...
Todas estas curiosidades y algunas más son también parte de las visitas a la Torre Loizaga, que ofrece un recorrido con seis apartados diferenciados –Los veteranos, Miguel de la Vía, Deportivos, Entreguerra, Phantom y Silver Ghost (Hall Baronnial)– que falicita una visión dinámica y sugerente de la evolución del diseño de estos coches durante un siglo, desde el Silver Ghost de 1910 –el modelo más antiguo– hasta un Silver Spur de los años noventa.
Los amantes del motor, la naturaleza y la historia tienen, por tanto, una cita atractiva en el Museo de Coches Clásicos y Antiguos de Galdanes, abierto al público desde el año 2000.