Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Indurain enciende la alarma por el alza incontrolada en los contagios

Los contagios de covid-19 en Nafarroa vuelven a crecer de forma exponencial, saltando ayer a los 293. La consejera de Salud, Santos Indurain, admitió que el herrialde vive una situación «delicada», y no descartó que, de seguir así, los hospitales se vean obligados a desprogramar cirugías.

Una pareja con mascarilla junto a una ambulancia en Iruñea. (Idoia ZABALETA/FOKU)
Una pareja con mascarilla junto a una ambulancia en Iruñea. (Idoia ZABALETA/FOKU)

La epidemia se descontrola de nuevo en Nafarroa. Y el virus que circula es peor que los anteriores. La cepa británica supone ya el 98% de las nuevas infecciones y envía al hospital el doble de pacientes jóvenes que las versiones del SARS-CoV-2 que había hasta diciembre pasado.

Los datos de incidencia acumulada en ese herrialde son de los peores del Estado, pero lo más preocupante es la tendencia, la velocidad a la que están aumentando. Tampoco es buena la positividad, que alcanzó el jueves el 9,2%, e indica que hay casos que escapan al sistema de rastreo.

«No podemos relajar las medidas de protección individual y colectiva», remarcó ayer la consejera de Salud, Santos Indurain. «La semana pasada hablábamos de freno en el ascenso de casos, pero esta semana vamos a tener más casos», adelantó.

En parte, la mayor facilidad de transmisión de la variante británica justifica el aumento de casos. Según la consejera, el virus está contagiando a familias enteras. «Cuando afecta a un miembro de la familia se extiende al cien por cien del ámbito familiar», detalló Indurain.

No obstante, esta mayor capacidad de propagación del virus no lo explica todo. La tipología de los últimos brotes, con el virus ensañándose en pequeñas localidades, como Milagro, Lodosa, Altsasu o Cadreita, apunta a que la gente, por cansancio o por imprudencia, ha bajado la guardia. O así al menos sucedía en etapas anteriores, donde las grandes propagaciones a nivel local normalmente han estado vinculadas a reuniones colectivas que se saltan la normativa.

El virus no lo paran las restricciones, sino su cumplimiento. El Gobierno navarro confía en la receta que le ha funcionado en anteriores ocasiones: cierre del interior de bares y prohibición de reuniones con no convivientes en domicilios. No obstante, es imposible (e indeseable) que la Policía controle quién entra en cada vivienda. Por tanto, la mitad de la estrategia depende de la concienciación ciudadana.

De ahí que la consejera Indurain recordara en rueda de prensa que la posibilidad de que los hospitales se saturen y tengan que retrasarse otra vez las cirugías es real. «Se empieza a tensionar el sistema hospitalario», advirtió. «Tenemos 31 pacientes en UCI y no queremos empezar a plantear si hace falta alguna desprogramación quirúrgica».

Lamentablemente, no parece que la situación en Nafarroa vaya a mejorar a muy corto plazo. Pese a que actuó con rapidez y cerró el interior de los establecimientos antes de la Semana Santa, los epidemiólogos del Instituto de Salud Pública y Laboral de Nafarroa (Ispln) apuntan a que ese mayor grado de socialización en días festivos ralentizará una eventual mejoría.

En buena medida, la falsa sensación de control en cuanto al empeoramiento de casos que se apreció en la comparativa de las últimas semanas se debió a que durante la Semana Santa se realizaron menos controles test de detección del virus. La vuelta a la normalidad ha pintado un escenario bien diferente.

Una incidencia inasumible

Tras el recuento de casos de ayer, Nafarroa se ha colocado en 379 de incidencia acumulada a 14 días. Pese a que Araba (409) y Gipuzkoa (431) están todavía peor, si Nafarroa se estancase en esos 293 casos los próximos días, su incidencia superaría los 630. Y un indicador así de elevado no lo resistían los hospitales en olas anteriores, así que, ahora que la cepa circulante duplica los ingresos, la situación hospitalaria puede complicarse enormemente. La advertencia de la consejera de eventuales desprogramaciones de cirugías no resulta, por tanto, exagerada.

Cabe recordar que, para justificar ante los tribunales las últimas medidas adoptadas para la contención del covid-19, el Gobierno arguyó que el repunte actual supone una «cuarta ola», que está golpeando al herrialde sin que los hospitales «se hayan recuperado» de la tercera.

Un número tan alto de contagiados en Nafarroa no se había registrado desde el 13 de enero, cuando hubo 313 casos, siendo este día el pico del repunte ocurrido después de las navidades.

La gran cantidad de contagios responde a cribados en las localidades donde el virus se ha escapado del control. Altsasu (16), Cadreita (15) y Corella (13) son las localidades que más casos notificaron ayer. Sin embargo, el contagio dista mucho de explicarse por situaciones de localidades concretas. Por desgracia, el aumento de las infecciones es algo generalizado.

Jonan Fernández, en plena escalada: «Hemos estado peor»

Casi al mismo tiempo en que Santos Indurain alertaba sobre la evolución en Nafarroa, preocupante desde el punto de vista epidemiológico y sanitario, el coordinador del «LABI técnico», Jonan Fernández, quitaba hierro a la situación en la CAV, aunque no sea en absoluto mejor.

Con Araba, que ha roto la tendencia a la baja de los tres días anteriores, y Gipuzkoa en zona roja, con una incidencia acumulada de 409 y 431, respectivamente, y 792 casos en las últimas 24 horas, Fernández declaró en una entrevista en Euskadi Irratia que que se espera que «en los próximos siete» días se alcance el máximo de incidencia, y destacó que en las diferentes olas que se han registrado desde el verano el «pico» de la pandemia se ha ido rebajando.

Siendo eso así, también ez verdad que cada vez comienzan las olas con una mayor presión en los hospitales, que no tienen tiempo de vaciar plantas y UCIs entre una oleada y la siguiente, y que en esta ocasión, además, ha entrado en juego la variante británica, que tiene una mayor capacidad de transmisión, como recordó ayer la consejera de Salud de Nafarroa, y cuyo impacto está por ver, sobre todo, cuando acabamos de pasar la Semana Santa.

Pese a ello, Fernández insistió en que «en este momento estamos más cansados y cualquier subida nos hace mucho daño pero, para tener perspectiva, hay que saber que hemos estado mucho peor en enero y en octubre». Aunque también admitió que la dificultad de hacer previsiones es una de las «lecciones» que se han aprendido de la pandemia. Lo cierto es que, aun cuando la situación no fuera a peor y se mantuvieran los datos de ayer, Gipuzkoa, por ejemplo, alcanzaría una incidencia de 650 casos dentro de dos semanas, una cifra muy alta teniendo en cuenta el nivel de presión asistencial que hay en este momento.