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La icónica cantante y presentadora italiana Raffaella Carrà fallece a los 78 años

La polifacética cantante italiana Raffaella Carrà, conocida por temas como ‘Tanti Auguri’ o ‘Caliente, caliente’, ha fallecido este lunes a los 78 años de edad. Se definía como feminista y comunista y fue una artista rompedora por su baile, look y los mensajes que lanzaba.

Raffaella Carrà fue un icono de la música y la televisión tanto en Italia como en el Estado español. La imagen es de 2008. (EUROPA PRESS)
Raffaella Carrà fue un icono de la música y la televisión tanto en Italia como en el Estado español. La imagen es de 2008. (EUROPA PRESS)

La conocida cantante, presentadora y actriz italiana Raffaella Carrà ha fallecido a los 78 años de edad. Según recogen los medios italianos, la noticia la ha dado el que fuera su pareja Sergio Iapino, que ha señalado en un mensaje: «Raffaella nos ha dejado, nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre».

Iapino ha explicado a la agencia de noticias Ansa que ha fallecido a las 16.20 horas locales, tras una enfermedad que llevaba tiempo atacando su cuerpo y de la que no ha dado más detalles, y la ha descrito como una «mujer fuera de lo común pero dotada de una simplicidad sorprendente» que «no tuvo hijos pero decía siempre que tenía miles de ellos».

Se desconoce por el momento cuándo ni dónde se celebrará el funeral, pero Iapino ha reconocido que «había pedido un simple ataúd de madera sin terminar y una urna para contener sus cenizas».

Querida por su espontaneidad

Nació como Raffaella María Roberta Pelloni, su verdadero nombre, el 18 de junio de 1943 en Bolonia (Emilia-Romaña, centro). Empezó su carrera profesional bien joven, a la edad de 9 años, tras ser elegida para un pequeño papel en la película ‘Tormento del passato’. Con 10 se trasladó a Roma, donde comenzó a tomar clases de danza clásica. Y a los 15 se matriculó en el Instituto de Cinematografía.

Carrà fue muy querida en todo el mundo. Trabajó en Hollywood en la década de 1960, pero retomó pronto su carrera en Europa, tanto en el cine como en la televisión. Su espontaneidad conquistó primero Italia, cuando presentó diversos programas en la cadena RAI, y luego, cuando trabajó en la TVE, se convirtió en todo un mito en la conservadora sociedad española de mediados de los setenta, cuando murió Franco.

Llegó después de escandalizar al Papa con su canción ‘Tuca Tuca’ y haber sido la primera en enseñar el ombligo en la televisión de su país.

Su primera aparición fue en el ‘¡Señoras y señores!’ de Valerio Lazarov –programa que ya llevaba el sello indiscutible del realizador rumano– y al ver el éxito que cosechó, los directivos de Televisión Española le dieron un especial de cuatro capítulos emitidos en marzo de 1976: La hora de Raffaella Carrà.

Luego dio el salto a América Latina, donde se paseó por los programas televisivos más importantes en Argentina, Chile, México y Perú.

Entre sus canciones más conocidas están ‘A far l'amore comincia tu’, ‘Tanti Auguri’ o ‘Caliente, caliente’.

«Yo siempre voto comunista»

En junio de 1977, la revista ‘Interviú’ publicó en su número 55 una entrevista con Raffaella Carrà titulada con una cita de la artista: «Yo siempre voto comunista». Esa página escaneada circula todavía hoy por las redes sociales como un documento sorprendente y algo fetichista.

Hace tres años, ‘Eldiario.es’ escribía un perfil sobre la artista donde decía que al cumplir 75 años «su corona de reina de la escena» no se había movido «ni un milímetro». Indicaba que su persona no sólo levantaba admiración por su carrera profesional sino también «por su energía y sus convicciones políticas».

Como ejemplo, se hacía eco de las palabra de la escritora y guionista Almudena Montero, que trabajó con Carrà y en 2017 publicó un hilo en Twitter contando cómo era la artista que se hizo viral.

«Por los pasillos se hablaba de culos de tías, malversación de fondos y luego de penas de cárcel. Y en medio de todo ese horror catastrófico, aparecía Raffaella Carrà. Se te acercaba como no se te ha acercado en la vida un famoso, te bajaba la piel del ojo y te decía: ‘Estás anémica perdida’. Te preguntaba por tus condiciones laborales, y cuando se las contabas, apagaba la luz del plató. (...) La tipa vivía permanentemente en un estado de excitación política de izquierdas, mientras dirigía departamentos enteros, vestida de lentejuelas rojas».