Veinte años no son nada… hasta que uno ve las fotos. Han sonado muchas notas desde que Musikene, el Centro Superior de Música de Donostia, comenzó su andadura. Su primera sede fue el Palacio Miramar, pero desde 2016 se encuentra en el nuevo edificio, mucho más adecuado, funcional y moderno, construido en la zona universitaria de la capital guipuzcoana.

Veinte años no son nada, pero bien merecen una celebración. Por ello, la directora del centro, Miren Iñarga, ha comparecido esta mañana para presentar un programa que se desarrollará durante los próximos meses.

Antes, el el viceconsejero de Universidades e Investigación del Gobierno de Lakua, Adolfo Morais, ha repasado algunas cifras, como que en estas dos décadas han sido 1.263 los alumnos y alumnas egresadas en Musikene, que en la actualidad cuanta con más de 400 personas cursando estudios, y un plantel de 168 profesores y profesoras.

La oferta formativa prácticamente se ha triplicado. Se arrancó con los grados, hace aproximadamente un lustro se incorporaron los masters y en el futuro llegarán los estudios de doctorado. Morais ha subrayado que el Departamento de Educación invierte cada año cerca de 10 millones de euros en un centro que «se ubica en niveles de excelencia, tanto a nivel local como internacional».

Más de 13.000 metros cuadrados

La directora de Musikene ha destacado el hito que supuso el traslado desde un palacio de Miramar «romántico y precioso, pero que no cumplía los requisitos necesarios», hasta un edificio que ocupa una superficie total de 13.096 metros cuadrados, con un auditorio con un aforo de 420 localidades y 99 espacios destinados a la actividad académica: aulas, laboratorios, biblioteca, estudio de grabación…

El programa del vigésimo aniversario arranca este mismo fin de semana, con sendos conciertos el domingo en el Arriaga de Bilbo y el lunes, festividad de Santa Cecilia, en el Victoria Eugenia donostiarra. En ambas actuaciones, Musikene Orkestra Sinfonikoa y el Orfeón Donostiarra interpretarán el ‘Stabat Mater’ del compositor checo Antonín Dvořák.

Serán los primeros compases de un extenso menú que abarcará no solo la música clásica, sino también otros estilos como el jazz –con el Concierto Sacro de Duke Ellington como plato fuerte–, y que desde aquí hasta mayo llegará a diferentes localidades como Gasteiz, Tolosa o Baiona.   

En su labor de difusión del patrimonio musical vasco, se ha publicado asimismo un disco dedicado en su totalidad a la obra del compositor vizcaino Carmelo Bernaola. El pasado mes de octubre comenzó un ciclo llamado «Gure sortzaileak gogoan-El legado de nuestros compositores», con una mesa redonda y un concierto centrado en la figura de Jesús Guridi, y que en 2022 tendrá continuidad con Pablo Sorozabal, Aita Madina y Francisco Escudero.