Sergio Iglesias
Bilbo
Elkarrizketa
Peibol Lázaro
Músico

«Estas canciones me han ayudado a aceptarme a mí mismo»

Peibol es un músico de Durangaldea que, a pesar de tener varios trabajos editados en solitario o junto a Txarly Usher en su proyecto Opium Tea, siempre se ha movido en el ámbito del underground. Ahora presenta su nuevo disco: ‘Los monstruos somos nosotros’.

Peibol Lázaro.
Peibol Lázaro. (Monika DEL VALLE | FOKU)

‘Los monstruos somos nosotros’ es el título de su último disco, pero lleva mucho tiempo haciendo música, de una manera habitual. Cuéntenos cómo empieza en este mundo…

Empecé a sacar discos en 2006 pero, antes de eso, ya llevaba unos diez años haciendo música. Yo monté un pequeño estudio en mi casa y, poco a poco, fui cogiendo aparatos para ‘cacharrear’ y hacer cosillas para mí.

Cuando se enteraron, algunos grupos de la zona de Durangaldea me empezaron a pedir cosillas: intros, bases para alguna canción… y, al final, todos me decían que tendría que grabar algo, pero yo no lo veía porque no había cantado ni en la ducha (risas). Pero fui cogiendo el truquillo y aprendiendo. Con los gustos musicales que yo tenía, bandas como Eskorbuto, Nine Inch Nails o Skinny Puppy, vi que, a lo mejor, por ahí podía haber un hueco para hacer mis cosillas, aunque fuera algo minoritario al principio, porque luego mira todo lo que se ha ido haciendo a partir de lo que hacían bandas como Joy Division y que han influido hasta en el indie…

Supongo que, en aquella época, también le influiría el nu metal, tan de moda a finales de los 90 y principio de los 2000…

Cuando empezó todo eso, y la gente iba con los pantalones anchos y así, no me fijaba en esa música, y sin embargo, con el tiempo, he ido descubriendo grupos como Korn, por ejemplo. Pero, en aquel momento, yo pasaba de ello porque se escuchaba mucho y yo estaba en esa etapa ‘alternativa’ en la que pensaba que, lo que salía en la radio a todas horas, no era para mí… sólo me fijaba en el industrial y en el punk. Ahora me doy cuenta de que igual me he perdido muchas cosas por estar centrado en lo mío… son cosas de las que me doy cuenta y que critico en mis canciones.

Mencionaba como influencias principales bandas como Nine Inch Nails, Eskorbuto o Skinny Puppy, pero en su música también se pueden ver cosas de grupos actuales como, por ejemplo, Sleaford Mods. ¿Es necesario estar siempre atento a las cosas nuevas que van saliendo?

Sí, en mi música también hay cosas de  grupos de Los Angeles, que aquí casi no se escuchan o no son tan conocidos. Yo siempre estoy descubriendo cosas nuevas, que no tienen por qué ser actuales, pero que siempre van relacionadas, de alguna manera, con la electrónica. Es como ahora, que mucha gente lo critica, pero yo no haría ascos a escuchar o ver un concierto de trap, siempre hay que fijarse en todo lo que se está haciendo, y más si estas metido en el mundillo de la música.

Yo veo chavales como Chill Mafia y, sobre todo, Ben Yart que, mezclando diferentes estilos, están haciendo algo nuevo. Muchas veces, a este tipo de grupos se les critica el hecho de utilizar recursos como el autotune que, al final, no es más que otro efecto, como puede ser un pedal de distorsión de guitarra o un sintetizador… la voz es otro instrumento, y yo, que vengo de escuchar música industrial esto ya lo he visto hace años, Skinny Puppy le mete unos efectos a la voz que me río yo del autotune. ¿Pero, por qué no se va a poder hacer esto? Estamos en 2022 y no debería haber ningún problema en mezclar géneros para hacer cosas nuevas.   

¿Empezó con la electrónica por una cuestión de comodidad para poder trabajar solo?

Algo de eso había. Yo empecé en el pueblo de ‘txinorri’, tocando el bajo con otra gente, pero  cuando ves que vas haciendo bandas que no llegan a ningún lado y tienes una edad, lo que piensas es que, en realidad, te apetece hacerlo todo. Así que, cuando vi que había aparatos que te permitían hacer un montón de cosas, empecé a meterme en eso, a comprar cacharros, a jugar con ellos y te das cuenta de que puedes hacerlo tú solo… algo que también puede llegar a ser un problema, porque te acabas encerrando demasiado en ti mismo. Eso es parte de mi personalidad, ya que a mí me cuesta mucho hasta estar aquí ahora mismo hablando contigo. De hecho, siempre me ha pasado que, cuando he visto que mis cosas empezaban a escucharse y la gente me empezaba a conocer un poco, siempre me echaba para atrás.

¿En qué momento empieza a trabajar en este nuevo trabajo?

Durante la pandemia estuve trabajando en el disco de Opium Tea con Txarly Usher y luego, como al final no pudimos arrancar y presentar en condiciones ese proyecto, me quedé un poco parado durante un tiempo. Yo siempre estoy en el estudio haciendo cosas y, anteriormente, había estado subiendo canciones sueltas a Spotify y a Bandcamp pero, de repente, noté que necesitaba hacer un álbum completo, decir algo que tuviera como una especie de concepto. Sentía que, de alguna manera, tenía que echarle huevos, reconocer que tenía un problema y que tenía que contarlo para poder aceptarme a mí mismo… de ahí viene el tema de los monstruos que todos llevamos dentro y que tenemos que sacar fuera. Y así es como salieron estas 9 canciones que, finalmente, se quedaron en el disco porque son las que más me marcaron.

¿Le sirvió este disco como una especie de terapia?

Sí, pero también son cosas que veo en los demás, aunque muchas veces ellos no lo vean… o no lo quieran ver. En mi caso, como te digo, me ha servido para aceptarme y para darme cuenta de que, a veces, damos mucha importancia a cosas que realmente no la tienen. En ese sentido, ahora empiezo a estar a gusto conmigo e incluso me planteo cosas que hace unos meses serían impensables, como subirme a un escenario a echar una mano a alguna banda, por ejemplo; otra cosa que me ha pasado es que llevo dos meses sin meterme en el estudio, algo que no había hecho en 20 años… pero ahora veo que, al sacar estas canciones, me he quedado como más tranquilo.

Aparte de todo ese trabajo personal, en las letras también se respira mucha rabia y crítica social…

La rabia contra todo es algo que yo siempre he llevado dentro. Me he criado en un pueblo en el que todo el mundo tenía que demostrar que era el más fuerte y con un padre un poco autoritario, y ese entorno violento se te mete dentro, y de ahí sale la rabia. Hoy en día, además, la situación no ayuda, con todo lo que está pasando, no sabes a quién creer ni por dónde tirar. Yo no sé cómo los chavales pueden aguantar, supongo que será por todo lo que tienen para entretenerse, pero a nosotros nos pasa todo esto hace 20 ó 30 años y reventamos el mundo; nos tienen dormidos y ahora, con la edad, ves las cosas de otra manera y te das cuenta de que, al paso que vamos, aquí nunca va a cambiar nada, y de que todo va a peor.

En cuanto a las letras, las canciones pueden tener varias interpretaciones y es mejor no explicarlo todo, para que, cuando las escuche, cada uno haga su propia lectura y pueda hacerlas suyas, de alguna manera. Yo, cuando empecé a hacer canciones, creía que lo importante era la música pero, con el tiempo, he ido descubriendo el valor de usar la palabra para decir algo… supongo que será porque ahora tengo más cosas que contar.

¿Existe alguna posibilidad de presentar estos temas en directo?

En principio, no creo que me suba de momento a un escenario… por lo menos, como Peibol, igual con Opium Tea o acompañando a otra banda, sin tener que estar yo en primera línea, podría ser, pero no es muy probable; cuando me lo han propuesto, me lo he pensado porque podía pegarme unas vacaciones de la hostia por ahí (risas)… pero nunca lo he hecho, porque me daba como pereza.

De todas formas, hoy por hoy, tampoco descarto nada porque cada día voy cambiando y me voy conociendo cada vez más y, como te decía antes, me siento mucho más a gusto conmigo mismo.