Iñaki Zaratiegi
Elkarrizketa
Rufus WAINWRIGHT
Cantautor

«Me he vuelto a centrar como cantautor y este es mi disco más maduro»

El músico y cantante Rufus Wainwright se ha ganado un status de clásico en el mundo pop. Un ámbito que dejó aparcó para dedicarse a crear óperas y al que ha regresado con un disco de madurez. Lo está presentando a los dos lados del Atlántico y hoy aterriza, por tercera vez, en el Kursaal.

Rufus Wainright
Rufus Wainright (Carsten WINDHORS)

Horas antes de su presentación en el espacio berlinés Admiralspalast, Rufus Wainwright (Nueva York, 1973) reserva un rato para contactar telefónicamente con GARA. Pianista, compositor y cantante, el hijo de los influyentes Loudon Wainwright III y Kate McGarrigle es casi un clásico del pop internacional, terreno del que llevaba medio apartado hace casi una década durante la que se ocupó sobre todo de componer piezas de ópera: “Prima Donna”, “Hadrian” o la musicalización de nueve sonetos de William Shakespeare “Take All My Loves”.

Por el lado de la canción, su respetada trayectoria acumula siete discos de estudio, con títulos destacados como su debut homónimo, “Poses”, “Want One”, “Release The Stars” o “All Days Are Nights: Songs for Lulu”. Tiene tres grabaciones en directo (incluida “Rufus Does Judy at Carnegie Hall”, homenaje de 2006 a Judy Garland) y tres DVDs.

El álbum “Unfollow the Rules”, editado en 2020 y que presenta ahora tras el parón de la pandemia, muestra una vez más su capacidad compositiva y vocal y el cuidado trabajo de producción, con riqueza de requiebros armónicos, crescendos apoteósicos y ambición sinfónica.
Ha vuelto a escena con una gira que y finaliza hoy en el Kursaal donostiarra, en la que será su tercera visita a ese auditorio tras las de 2007 y 2012. Le acompañan Brian Green (director musical, guitarra y coros), Jacob Mann (piano, teclados, coros) y Alan Hampton (bajo, guitarra, ukelele, coros). Si en la visita anterior invitó a su amigo Adam Cohen, hijo de Leonard Cohen, hoy tendrá como telonera a la también usamericana Hayley Sales.

En otoño actuó en Inglaterra y ahora ha regresado a la Europa continental. ¿Tenía hambre de escenario tras el confinamiento por la covid-19?
Eché mucho en falta tocar en público. Sabía que acabaría ocurriendo por lo que no perdí la fe en volver y estaba preparado. Para todos nosotros reencontrarnos con la gente en cada concierto es un acontecimiento y una lenta vuelta a nuestras vidas habituales de músicos. Una manera de recuperar la confianza y la esperanza de vivir que se rompió con el miedo que nos impuso el confinamiento.

De una manera extraña la pandemia ha sido muy apropiada para escribir, un buen tiempo para enfocarlas desde el corazón, sin distracciones.

¿Qué tipo de recitales ofrece ahora?
Quería que los shows fueran muy básicos, simplificar las cosas, centrarnos más en las canciones y en mí como artista. Esta gira está desprovista en parte de mis travesuras más teatrales, que adoro y a las que ya regresaré.

El nuevo disco es la vuelta en parte al mundo pop del que se había distanciado. Aunque ha reconocido que también le agobiaba el ambiente de la clásica.
En realidad, nunca he dejado mi mundo pop, aunque sintiera que me cansaba toda su industria comercial. Y, efectivamente, comprobé que la clásica es también muy exigente y absorbente. Eso me ha dado una nueva apreciación de lo pop, una reapropiación de ese ámbito como cantautor, que es el mío, de donde yo vengo.  

Ha definido «Unfollow The Rules» como vuelta a las raíces, cierre de un círculo, final de una era y comienzo de otra.
De entrada, creo que es un álbum con una contagiante frescura. Tiene que ver con mi regreso a vivir en California, a las raíces musicales de cuando empecé hace veinte años. Me he vuelto a centrar en el oficio de cantautor y creo que este es mi disco más maduro. Tiene algo de herencia familiar autobiográfica. Siempre pensé que componer canciones tenía que ser muy confesional y me siento feliz de haber tomado esa vía creativa porque encierra verdades.

Esta gira está desprovista en parte de mis travesuras más teatrales, que adoro y a las que ya regresaré.

Aunque compuestas antes de la pandemia alguna de las canciones, como «Alone Time» o «Devils And Angels», parecen haber sido muy apropiadas para esa sombría época.
Es la extraña magia de las canciones. Si pones tu fe en ellas funcionarán. Esas que citas pueden parecer apropiadas ahora que reflexionamos sobre lo que supuso que la gente muriera sola, en un sitio extraño, con gente extraña con máscaras. “Alone Time” puede ser dedicada a aquellas víctimas que tuvieron que vivir solas el final de sus días.

Abre el disco «Trouble in Paradise», que es como un homenaje al rock and roll y usted dice que los años 90 de Nirvana, Marilyn Manson, Courtney Love… fueron como su última explosión. Suena a opinión nostálgica.
Bueno, somos gente de edad media… Aunque mucha de aquella música no era necesariamente mi estilo, sí fue mi época y salí con toda esa gente. Verlos veinte años después es como si hubiera sido el final del rock and roll, la última explosión donde el rock estuvo a la vanguardia de la cultura popular. Se trataba de la música, de no ser tan comerciales, de ser reales como individuos. Había muchas más mujeres y no tan emperifolladas como antes. Se les permitió ser imperfectos. Fue un buen período.

La estrella que más me influyó fue Nina Simone. Su forma de tocar el piano y cantar a la vez. Es mi gran maestra.

¿Quiénes han sido sus mayores influencias?
La estrella de verdad y la que más me influyó fue sin duda Nina Simone. Su forma de tocar el piano y cantar a la vez. Su energía. Es mi gran maestra. Y tengo gran influencia de Randy Newman, adoro su música.

Parece que echa en falta a creadores como Leonard Cohen o David Bowie y dice que la música actual no aporta grandes textos.
Hay interesantes sonidos, conceptos o producciones, pero los textos no son muy grandes en la música popular de ahora. Las letras de las canciones tienen que ser mejores. De una manera extraña la pandemia ha sido muy apropiada para escribir, un buen tiempo para enfocarlas desde el corazón, sin distracciones. Soy optimista, confío en que de todo esto surja un gran trabajo artístico.
Acumula docenas de canciones propias, pero su mayor éxito es ajeno: «Hallelujah», de Leonard Cohen.
He tenido una relación de amor-odio con esa canción, como sucede con los éxitos. De entrada, fue un subidón, pero luego acabé harto de que todo el mundo me la pidiera. Cando Leonard murió la volví a apreciar. Me sentí muy agradecido por todo lo que me ha dado a lo largo de los años y la reintegré en mi repertorio. Y ahora, con una hija que es nieta de Leonard [Lorca Cohen la engendró por inseminación], me siento como casado con la canción.

Estamos en un período tumultuoso en la historia estadounidense y mundial, pero soy un optimista de corazón.


¿Qué retos creativos tiene por delante?
Ya sabrá que en julio presentaremos la ópera “Hadrian” en el Teatro Real de Madrid. Y miro siempre al mundo de los musicales de Broadway y el West End londinense, si no para conquistarlo, al menos asentarme de algún modo en ese terreno. Estoy preparando algún musical y una obra de ballet. He trabajado un proyecto en Londres y además de presentarme con mis credenciales pop tengo mi experiencia operística. De momento está aparcado por mi dedicación al nuevo disco pop, pero cuando vuelva creo que será una oferta muy interesante.

Con casi 50 años de edad, en tiempos bélicos y agitaciones domésticas como el trumpismo y el asalto al Capitolio, «Me Too», «Black Lives Matter», la covid, los incendios forestales de su querida California… ¿Se puede ser americano y optimista?
El sueño americano es un bello concepto, amo este país y por eso tengo que ser muy crítico con lo que pasa. Estamos en un período muy tumultuoso en la historia estadounidense y mundial, pero soy un optimista de corazón. Eso me empuja a salir en público, poder abordar de dónde provienen realmente los problemas y ser parte de la solución. Nos hemos metido en un profundo hoyo y necesitamos mucha energía y lucha para salir, pero haremos lo que sea necesario para sacar la cabeza.

¿Se considera un eterno romántico?
Ya lo canto en mi nuevo disco: “Porque soy un hombre romántico y romano, no se puede ser pedante… Porque soy un hombre romántico y romano, ojalá fuera sarcástico, pero lo estoy sintiendo, como cada segundo” [“Romantical Man”]. Ese soy yo, sí.