En términos coloquiales ‘estar gordo’ significa que una persona tiene exceso, significativo, de adiposidad (masa grasa) en relación a ciertas características como su edad, sexo, complexión etc; no que tiene exceso de peso, por si alguien que aún anda despistado. Hasta podríamos decir con total seguridad que, incluso, si ese exceso de adiposidad no genera ningún tipo de impacto sobre la salud orgánica y mental, no debiera ser un problema. Mientras, ‘sentirse gordo’ es otra cuestión bien diferente sobre la que hablaremos a continuación y que, independientemente del peso, sí es un gran problema.
‘Sentirse gordo’ es la sensación somática de tener sobrepeso que no se correlaciona completamente con el peso real y hace referencia a un síntoma clínico de una mala relación con el cuerpo y la comida. Esto es, sentirse gordo es cuando alguien siente que tiene demasiada grasa y peso corporal, incluso si en realidad no es así.
Pero esta cuestión es errónea desde varios puntos de vista y es que donde primero chirría este concepto es en la semántica, ya que la gordura no es un sentimiento ni una emoción, sino más bien una metáfora de una angustia emocional más profunda. Por ejemplo, que alguien se ‘sienta gordo’ puede ser debido a que está desplazando alguna(s) de las mal llamadas emociones negativas (tristeza, enfado, asco, miedo etc.) en el cuerpo, o quizá, puede representar la distorsión cognitiva del consumo imaginado de alimentos que engordan.
Como podemos hacernos a la idea, no es casualidad que esto ocurra en medio de los ideales occidentalizados de delgadez y el estigma del peso, donde la interpretación de ‘sentirse gordo’ está muy extendida. Sin embargo, el estudio científico de este concepto es limitado a pesar de que se conoce que ocurre no solo en personas que ya sufren una alteración del comportamiento alimentario, sino también en personas que simplemente tienen una mala relación con la comida y su cuerpo.
Y es que son muchas las personas que experimentan este ‘sentimiento’ como resultado de simples desencadenantes, como verse en el espejo o comer algo que creen, no deberían comer.
Además de las consecuencias obvias sobre la salud mental, ‘sentirse gordo’ amplifica la sobrevaloración de la imagen corporal y mantiene las prácticas dietéticas de riesgo como la restricción y las posteriores sobreingestas.
Por todo ello, dejar de ‘sentirse gordo’ es también muy importante para aquellas personas sin un diagnóstico de trastorno alimentario que, al margen de su peso, siguen poniendo en práctica conductas de adelgazamiento peligrosas que, además de todo lo anterior, paradójicamente, puede ocasionar justo lo contrario.
De modo que, lo primero es identificar si nos ocurre esto y hacer una pequeña reflexión; así pues, cuando dices que estás gordo, ¿realmente lo estás?, ¿realmente un profesional cualificado y especializado te ha hecho una evaluación exhaustiva de tu composición corporal, tu complexión, tu historia alimentaria y ha concluido que sí, que tienes un exceso importante de grasa corporal que pone en riesgo tu salud? o, por el contrario, ¿es un sentimiento que te acompaña desde hace tiempo, quizá desde el momento de inicio de tu primera dieta?