Sergio Iglesias
Bilbo
Elkarrizketa
Ismael Díaz ‘Ixma’
Bajista de La Broma de Ssatan

«La industria es una maquinaria que siempre tritura»

La mítica banda punk madrileña vuelve a reunir a su banda original –a excepción del fallecido batería ‘Pepino’ y con la incorporación de Jordi Vila– y estarán tocando en el Gaztetxe de Zorrotza el 12 de mayo (20.30), junto a los no menos míticos Ultimatum.  

Integrantes actuales de La Broma de Ssatan.
Integrantes actuales de La Broma de Ssatan. (NAIZ)

¿Cómo deciden juntar de nuevo a la banda original para estos conciertos?

Te cuento un poco con retrospectiva: en el 2000 nos dijeron para hacer una serie de conciertos. Jose y yo decidimos que era hora de volver y llamamos a Jordi Vila a la batería, y contamos con otro guitarra, Tony Pick, porque Fernando había dejado la música por completo. Así que hicimos una gira, que tuvo una buena aceptación, y a partir de ahí sí que fuimos un poco como el Guadiana, porque teníamos otros proyectos y trabajos. Nosotros siempre hemos tocado un poco por rebeldía y porque nos gusta, y por eso creo que tenemos tan poco material publicado, aparte de que también estábamos en contra de la industria discográfica, por los problemas que tuvimos cuando grabamos el disco.

La cuestión es que, después de tanto tiempo, el año pasado nos dijeron para volver a juntarnos para hacer unos conciertos, y como sabíamos que a Fernando se le había quedado una espina de seguir haciendo cosas después de la muerte de Pepino, hablamos con él y se animó a hacer estos dos bolos. Cuando pensábamos que ya no íbamos a tocar más, nos dicen para tocar con Ultimatum, que son colegas de la época y también se habían vuelto a juntar para hacer un par de conciertos en Madrid y Bilbao. El de Madrid fue de puta madre, y ya estamos con muchas ganas de ver qué pasa en Bilbao.

Así que, en realidad, nunca llegaron a irse del todo, ¿no?

La Broma tenemos ese sello: ni nos vamos ni seguimos; no somos un grupo al uso, nosotros tocamos cuando nos da la gana y porque nos da la gana, no porque alguien nos diga que tenemos que hacerlo. Si hiciéramos esto por dinero, no podríamos hacerlo, y por eso siempre estamos metidos en diferentes proyectos. Pensamos que ya hay bandas nuevas suficientes y que esas son las que ahora tiene que conocer la gente. Y La Broma nos juntamos cuando nos apetece porque hay gente a la que le gusta la banda y valora lo que hacemos… eso te sube el ego muchísimo, y todavía seguimos teniendo el gusanillo en el estómago antes de salir al escenario o cuando escuchamos a la gente cantando nuestras canciones.

«Siempre hemos tocado un poco por rebeldía, por eso tenemos tan poco material publicado, aparte de que también estamos en contra de la industria discográfica»

¿Creen que podrían haber tenido un éxito más «masivo» si hubieran querido, y si no hubieran perdido a ‘Pepino’?

Si te soy sincero, creo que estábamos destinados a ser un grupo ‘maldito’. A nosotros nos gustaba grabar nuestras cintas en el local y venderlas en el rastro. Pero cuando venía alguien porque nos había conocido por un amigo y se llevaba las cintas o los fanzines y nos decían para tocar no sé dónde, era complicado, porque el único equipo que teníamos era un ampli que habíamos robado de una iglesia (risas). Al final, nuestra idea era utilizar el punk rock como un medio de rebeldía y, aunque no éramos un grupo político y nunca hemos tenido ni patria ni bandera, había letras que hablaban de política y que, en la época, podían considerarse super incorrectas… cantábamos lo que había y lo que nos flipa es que, a día de hoy, algunas letras siguen super vigentes.

Sí que es verdad que tuvimos los contactos suficientes para poder haber hecho más cosas, pero no entramos nunca dentro de la ‘movida’, porque no nos gustó lo que vimos y no teníamos esa ansia de querer ser famosos… queríamos tocar, que la gente nos viera y divertirnos, y creo que ese ha sido el espíritu de La Broma durante todos estos años. Nosotros hemos vivido lo que hemos querido vivir.

Imagen de archivo de La Broma de Ssatan. (NAIZ)

¿Qué diferencias notan en el mundo de la música actual, respecto a aquellos años en los que empezaron con La Broma?

Ahora, aunque haya más libertad, la gente es menos tolerante. Lo que veo es que no hay sitio para el rock, porque la industria es una maquinaria que siempre tritura y lo que busca a día de hoy es tener a la gente entretenida, para que los jóvenes no piensen en las cosas importantes, como los altos niveles de desempleo que hay o en toda la gente que se tiene que marchar fuera a currar. ¿Y cómo los tengo despistados? Pues ahí está el reggaetón, que a mí no me gusta, pero acepto que ahora es su momento. Lo que me jode es que vas a ver un concierto y te das cuenta de que hay un grupito de tu edad y 30 personas más y, sin embargo, en el polideportivo de al lado hay un tío haciendo playback y con autotune, porque no tiene ni idea ni de berrear, y hay miles de personas viéndole… tampoco entiendo el mensaje que quieren transmitir, pero todo eso es lo que luego explica que, para los chavales de hoy en día, su trabajo soñado sea ser Youtuber, ‘quiero vivir tocándome los cojones’… ¡nos ha jodido!, ¿y quién no? (risas).

¿Se ha perdido la rebeldía en la música?

Me alegra que la tecnología permita que las bandas actuales puedan grabar sus maquetas en su casa o en el local… ojalá hubiéramos tenido eso nosotros en nuestra época, pero ahora que lo tienen, no lo aprovechan, ponen cuatro loops, una caja de ritmos y listo, ni son creativos ni contestatarios. El punk fue un boom precisamente porque los jóvenes gritábamos lo que sentíamos, y la situación no ha cambiado nada en 40 años y las letras tienen la misma vigencia. Pero te das cuenta de que esa lucha, hoy en día, no sirve para nada, porque si lo que dices no les gusta a los que están arriba puedes acabar en la cárcel. Es acojonante, ¿no hay libertad de expresión? ¡Pues te jodes!

«Grabábamos cintas para venderlas en el rastro y cuando nos decían para tocar era complicado; el único equipo que teníamos era un ampli robado de una iglesia»

¿Y hay algo en la música actual que le guste?

Hay bastantes bandas en el panorama punk rock que me gustan mucho, por ejemplo Radiocrimen me encantan… y no porque hagan una versión nuestra, ¿eh? (risas). También me mola Suzio 13 y gente que sigue con la esencia de los 80, como La Soga del muerto y otros, o lo que hace Jordi (Vila) con los Kinki Boys, que es algo diferente pero sin perder el espíritu del punk o del postpunk… me gusta la gente que quiere evolucionar y no hacer lo de siempre. Yo voy a muchos conciertos para poder decir si una banda me gusta o no, y a día de hoy, no hay ninguna que sobresalga demasiado… y lo digo con todo respeto porque, al final, la música es solo cuestión de gustos.

Centrándonos en el concierto de Zorrotza, ¿es especial para La Broma de Ssatan tocar en Euskal Herria?

Yo creo que siempre ha sido una referencia; cuando empezó el punk en Euskal Herria no existía el mal llamado ‘rock radical vasco’ que, para mí, es como ‘la movida madrileña’: dos etiquetas que se quisieron montar porque le interesaba a alguien. A lo que iba es a que donde bullía todo era en Madrid y en Bilbao, donde había una cantidad de grupos enorme para la gente que había y, por eso, sobre todo dentro del punk rock, tocar allí es una cosa muy especial. De hecho, recuerdo que cuando ni teníamos el disco todavía, tocamos en Bilbao, en una sala que creo recordar que se llamaba La Jaula, con Las Vulpess, y a Fernando, sobre todo, le hace mucha ilusión volver allí después de 40 años… y a nosotros también, aunque hayamos estado con otras bandas, porque es uno de los sitios donde más disfrutamos tocando.

«El mal llamado ‘rock radical vasco’ que es como ‘la movida madrileña’: dos etiquetas que se quisieron montar porque le interesaba a alguien»

¿No les pica el gusanillo de seguir después de estos bolos?

No creo que hagamos nada más, porque cada uno tiene sus historias y, además, Jose y yo vivimos en Madrid, Jordi en Villarcayo y Fernando en Almería, y sería complicado juntarse para pensar en un proyecto. Pero bueno, que no somos los Rolling Stones, cuando queramos volver a hacerlo, lo haremos porque nos apetece y porque creemos que la gente nos quiere escuchar. Lo que sí nos gustaría sería sacar temas que tenemos desde hace muchísimos años y que nunca hemos grabado, pero solo por el placer de tenerlo registrado.

De todas formas, yo creo que cualquier grupo que saque un disco lo tiene que defender en directo, porque el concierto es algo visceral, donde se ve de verdad lo que es la banda. Por eso siempre estamos metidos en otros proyectos: por las ganas de tocar y hacer canciones que tenemos… es algo que te hierve por dentro y cuando, como nos ha pasado alguna vez, tienes que estar sin tocar un tiempo por temas personales o por trabajo, sientes un gran vacío.