En esta ocasión, hablaremos de un fármaco que, a pesar de no ser nuevo en el mercado, este año ha llamado mi atención por lo tremendamente gordofóbico de su anuncio. En el mismo, aparecen tres mujeres vestidas de negro, y la voz en off del anuncio pregunta algo así como «¿Tú también tiendes a vestir de oscuro para disimular los kilos de más?». Tremendo que todavía se publicite algo así.
Pero lo que viene después no se queda corto y es que, además de anunciar los efectos adelgazantes de dicho producto, sostienen que un equipo de ‘nutricionistas’ te asesora gratis para lograr el objetivo de pérdida de peso. Todos sabemos que los cirujanos te operan gratis alguna vez, un dentista te quita la muela del juicio gratis... Pero, en este caso, ni rastro de información sobre este altruista equipo de nutricionistas en su página web.
Pero sobre el producto en sí, también hay mucho que decir, y es que principalmente basan la efectividad de su producto en un conjunto de fibras patentado que, según sugieren, es un atrapagrasas. Conviene matizar que, si las grasas ‘se atrapan’, no siguen su camino fisiológico en el organismo y se excretan a través de las heces, lo cual puede poner en riesgo nuestra salud al alterar los procesos habituales de nuestro cuerpo.
Para dar mayor seguridad, presentan un estudio clínico que, si bien es de agradecer que sea de reciente publicación, solo es un estudio, es decir, no presentan suficiente evidencia que respalde su uso. Asimismo, en dicho trabajo, de los siete autores que la presentan, la autora principal trabaja en la empresa farmacéutica que financia el estudio y el resto, en la empresa que elabora el producto, algo que hace pensar que en realidad, aunque se declaran ajenos al conflicto de interés, sí parece haberlo.
De modo que, a la luz (vergonzosa) de dicho anuncio y producto, conviene recordar las características que nos ayudan a reconocer los productos milagro para adelgazar. Estos son algunos aspectos a tener en cuenta: explican un problema complejo (obesidad) de forma simplificada; proponen la solución, única y milagrosa, sin aportar pruebas rigurosas; y, por último, utilizan testimonios falsos, no representativos o exagerados (algo que también aparece en su página web).