Contrastes culturales usamericanos
El imperio yanqui nos lleva vendiendo su industria desde hace al menos un siglo y nos ha inyectado una buena dosis de virus cultural e ideológico. Cada vez que organizamos un gran festival de música internacional sus productos cotizan en primera fila.
Así que, una vez más, el veterano Jazzaldia tiene como nombres rutilantes de su programa a algunas estrellas del firmamento USA. No en vano ellos inventaron el jazz, el blues y el rock. La primera traca de ayer fue ya muy yanqui con el sabio pianista Kenny Barron y los festeros Village People. Vaya contraste. Se les coló antes, en la programación de mediodía, el dúo del pianista algecireño Gonzalo Encinal y el contrabajista Fran Serrano, en el Mercado San Martín.
Y, también al mediodía y en el museo San Telmo, el pianista japonés Yosuke Yamashita presentando su grabación ‘Quiet Memories’. El reconocido instrumentista ofreció títulos como ‘Communication’, la tonada corsa ‘Thought of Beatriz’, la delicadeza ‘Sparrows in a Bamboo Grove’, el clásico ‘A Night in Tunisia’, de Dizzy Gillespie, o la partitura inglesa, ‘Greensleeves’. Repetirá hoy con ‘Classical Momentum’, improvisaciones de temas clásicos populares de Gershwin o Ravel.
Maestría
Ochenta años ha cumplido el pianista de Filadelfia Kenny Barron, que presenta su propuesta ‘With Strings‘, secundado por el contrabajista Kiyoshi Kitagawa y el batería Johnathan Blake. En la primera sesión del Kursaal de esta edición y con buena asistencia de público, el apoyo a las cuerdas lo protagonizó una briosa Euskal Herriko Gazte Orkestra. El Premio Donostiako Jazzaldia del año 2000 arrancó sesión a trío con ‘Voyage’, primera lección de equilibrio entre velocidad, técnica y hondura melódica.
Con las casi treinta cuerdas de la EGO, bien conducidas por Rubén Gimeno, sonaron temas del maestro como ‘Lullaby’, ‘Concentric Circles’, ‘In the Dark’… Lirismo, finura, elegancia o dinamismo, con un buen ensamblaje de trío y orquesta. La mocina instrumentista permaneció en escena siguiendo con atención el final de fiesta con Barron y sus dos acompañantes haciendo levitar a la audiencia con ‘Cook's Bay’. La entusiasmada asistencia arrancó el bis ‘Shuffle Boil’, clásico de Thelonius Monk a ritmo de alegre locomotora, que rubricó una sesión de lujo.
Cóctel a la europea
Al recogimiento del auditorio en el cubo mayor le retó un año más la masiva asistencia al Jazz Band Ball inaugural del exterior, mientras en el Foro del comercio Fnac actuaba Ura Dúo, compuesto por el saxofonista Alex Haro y el pianista Gonzalo Encinal, que presentaba su debut ‘Quarantine’.
Las terrazas se abarrotaron con la original propuesta vespertina. El cantante bosnio Damir Imamović, apoyado en su laúd tambur y secundado por Derya Türkan al instrumento orientalista de cuerda kemençe y el contrabajo de Žiga Golob, dieron a conocer los matices del sevdah, música tradicional de de Bosnia-Herzegovina. El musicológo desgranó títulos propios y tradicionales como ‘Liepihe Meho’, ‘Hajrija’, ‘Sarajevo’ o ‘Adio Kerida’. Cantó con voz potente y melancólica, se apoyó al pandero y sudó la camisa a pleno sol.
Poco que ver con el nervioso set del trío británico III Considered, con el tórrido saxofonista Idris Rahman de frontman y bajo-batería desbocados. Un cruce jazz-rock en trance y desgarro a través de su jungla sonora. Una madrugadora sorpresa de este festival.
Entrada la noche ocupó espacio otro trío nórdico: los noruegos The Side Effects. Igual de salvajes y libres, pero con más riqueza tímbrica de fondo folk, al acordeón, banjo, guitarra, pedal steel, saxo y batería. Remataría tarea en las terrazas el saxo tenor italiano Jerry Bergonzi, en formato de cuarteto, revisando con mirada propia el legado jazzero clásico.
La vocalista Sara Dowling, esperanza del jazz británico, se presentó en el centro Garbera arropada por un trío. Y en el porteño Nauticool ofreció groove el cuarteto guipuzcoano Arima Soul, con homenaje a Etta James y el “Lady Day and John Coltrane” de Gil Scott-Heron.
Pastiche
Una multitud volvió a adueñarse de la paya de Gros y aledaños en la cita mayor con Village People, emblema de la música disco desde finales de los años 70. De la formación original sólo permanece el cantante principal Victor Willis, que hace de poli en el esquema de disfraces escénicos junto a un soldado, un indio nativo, un motociclista de cuero y chinchetas, un currela de la construcción o un cowboy.
La discutible extravagancia, casi de striptease, sus coreografías, ritmos bailongos y estribillos enganchones consiguieron gloria universal y pudieron ayudar al reconocimiento del mundo gay. Pero su recital de anoche los mostró desfondados, con un show deslavazado, interrumpido por innecesarios parlamentos o números individuales y con una significativa falta de fuerza en el sonido.
Su inamovible repertorio (‘Fire Island’, ‘All Night Thing’, ‘Macho Man’, ‘Hot Cop’, ‘San Francisco-In Hollywood’, ‘I Am what I Am’ o ‘Go West’) no consiguió mover mucho los cuerpos de la masa, aunque el final, los pelotazos ‘In the Navy’ e ‘Y.M.C.A.’, ante un mar de móviles grabando, salvaron la noche.
Diferente fue el fin de fiesta, con una asistencia notablemente menor que disfrutó del también reciente octogenario trombonista Fred Wesley en formato de septeto. Una fiesta funky a la vieja usanza, con la herencia de James Brown en el recuerdo.
Segunda jornada
Hoy destaca el debut de la cantante Norah Jones y la doble sesión guitarrera con los también norteamericanos Julian Lage y Bill Frisell. El Teatro Victoria Eugenia inaugura el programa JazzEñe con la pianista Lucía del Rey más el cuarteto MOVE. Se estrenará la programación Txikijazz en distintos espacios. Dentro de la amplia oferta, en las terrazas del Kursaal cantará de nuevo Imamović y actuarán entre otros los donostiarras Motelas. La también cantante local Elena Setién se presenta en Nauticool. Y compartirán la noche playera los británicos Blue Lab Beats y los españoles Viva Suecia.