Como ejercicio para despedir el año, sería interesante no volver a tener que hablar de dietas milagro y, para ello, podemos intentar deconstruir el significado de ‘dieta’ y olvidar que un día existieron.
Estrictamente, la dieta, sinónimo de régimen o hábito alimentario, es la composición, frecuencia y cantidad de comida y bebidas que componen la alimentación de los seres vivos formando hábitos o comportamientos.
Asimismo, en términos literales, la dieta humana se considera adecuada si aporta los nutrientes y energía en cantidades suficientes que permitan mantener las funciones a nivel físico y mental del organismo.
Sin embargo, la mayoría de nosotros, entendemos el término ‘dieta’ como aquel régimen restrictivo que implica sometimiento, prohibición, restricción, culpa, presión, obsesión, frustración y un largo etcétera, y que, además, nunca tiene fin, puesto que no hay ninguna infalible; es decir, que sea efectiva y dicho efecto se mantenga para siempre.
En este sentido, es curioso cómo, a pesar de los ya innumerables estudios que advierten que las dietas no sirven para perder peso y mantenerlo, parece que todavía muchas personas y, lo que es peor, muchos profesionales, siguen empeñados en practicarlas y pautarlas.
Por eso, para finales de este 2023, no estaría de más atender al ultimísimo estudio publicado en la revista ‘Nature’, que revela que «el 85 % de las personas que pierden peso restringiendo la ingesta energética, acaban recuperándolo más o menos en un año».
Concretamente, lo que concluye el estudio es que, en la mayoría de las intervenciones tanto quirúrgicas, farmacológicas y de estilo de vida (dieta y actividad física), la pérdida de peso es efectiva durante un período de aproximadamente 6 a 9 meses, y después es seguida por una fase de mantenimiento del peso para, por último, producirse una recuperación del mismo.
Según este trabajo, en general, solo alrededor del 15% de las personas pueden mantener una pérdida de peso del 10% del peso corporal o más. Los datos sugieren que dicha pérdida y el mantenimiento de la misma son fisiológica y psicológicamente diferentes en muchos sentidos, ya que dependen de factores neurohormonales, fisiológicos y conductuales que aún no están claros y son complejos y que, en consecuencia, la mayoría de las personas requieren de diferentes intervenciones y enfoques diseñados para tratar de mantener temporalmente la pérdida de peso.
Por lo tanto, y a la luz de la evidencia científica, quizá sea el momento de abandonar la opresión de las dietas y entender que es preciso personalizar el enfoque del tratamiento en base a cada situación y contexto.