Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Cien años de ‘Rhapsody in Blue’, la polémica y caleidoscópica composición de Gershwin

Hace cien años, el 12 de febrero de 1924, pudo ser escuchada por primera vez ‘Rhapsody in Blue’. La mítica  y polémica obra que un joven compositor llamado George Gershwin había creado para ser parte de un experimento de música moderna que pretendía fusionar el jazz y la música clásica.

El 12 de febrero de 1924, en el neoyorquino Aeolian Hall, situado en el corazón de Manhattan, estaba a punto de cobrar forma un experimento de música moderna.

El maestro de ceremonias, el director de orquesta Paul Whiteman, tenía la ambición de fusionar el jazz y la música clásica, y para ello encomendó una nueva obra a un joven compositor de 25 años llamado George Gershwin.

La contribución de Gershwin a este programa, ‘Rhapsody in Blue’, superó todas las expectativas y se erigió como una de las composiciones más icónicas del siglo XX, trascendiendo los límites de la sala de conciertos para ser inmortalizada en películas emblemáticas como ‘Manhattan’ de Woody Allen.

En opinión del experto Ryan Raul Bañagale, «‘Rhapsody’ no es simplemente una pieza estática anclada en el pasado, sino más bien una composición en constante evolución cuyo significado se ha transformado con el tiempo. Hoy en día, programar esta pieza en conciertos conlleva un cierto riesgo. A pesar de que sigue siendo una de las favoritas del público y garantiza casi siempre llenar las localidades, cada vez más académicos ven en ella una versión diluida de la vibrante escena musical negra de Harlem».

La historia cuenta que Whiteman encargó a Gershwin la composición de ‘Rhapsody’ a finales de 1923. Sin embargo, otras fuentes afirman que el joven compositor olvidó su encargo hasta que se enteró por los periódicos de la celebración de dicho concierto experimental. Esto ocurrió el 4 de enero de 1924.

Gershwin tuvo que trabajar a contrarreloj, componiendo entre los espacios libres de su apretada agenda. Las pruebas manuscritas sugieren que solo dedicó un total de 10 días a la pieza a lo largo de varias semanas.

Como resultado, se apoyó en melodías, armonías, ritmos y estructuras musicales familiares que ya le habían granjeado una reputación como compositor popular en los escenarios de Broadway.

En palabras del estudioso de la obra de Gershwin, el profesor Bañagale, «esta música estaba cada vez más influenciada por el jazz temprano, a medida que el sonido improvisado, sincopado y lleno de blues de músicos negros como Louis Armstrong se expandía desde Nueva Orleans hacia el norte».

Gershwin también se relacionó con algunos de los grandes pianistas de Harlem de la época, como James P. Johnson y Willie ‘The Lion’ Smith, lo que influyó en su obra.

Polémica en negro sobre blanco

Sin embargo, este éxito también atrajo críticas, sobre todo debido a la apropiación que Gershwin había hecho de la música negra. Los músicos afroamericanos se sintieron marginados.

Esta crítica no es solo propia de historiadores de la música del siglo XXI. Ya en aquel entonces, algunos artistas negros se sentían molestos. Pero en lugar de expresarlo por escrito, lo manifestaron a través de su arte.

En 1929, la cantante de blues Bessie Smith protagonizó un cortometraje titulado ‘St. Louis Blues’, basado en la canción homónima del compositor W.C. Handy.

La película contaba con un elenco completamente negro, incluyendo miembros de la Fletcher Henderson Orchestra y el Hall Johnson Choir. La música de fondo consistía en versiones instrumentales y vocales de la canción de Handy. En dicho filme, una mujer negra era seducida y posteriormente robada por su amante.

Otra respuesta musical a ‘Rhapsody’ surgió en 1927 del pianista amigo de Gershwin, James P. Johnson: ‘Yamekraw’. Su idea fue crear una rapsodia en blanco y negro (notas negras sobre papel blanco).

Por supuesto, las ‘notas negras’ representaban algo más que la partitura en sí. Johnson mostraba cómo un músico negro podía abordar el género de la rapsodia.

Gershwin describió alguna vez su célebre composición como «una especie de caleidoscopio musical de América, de nuestro vasto crisol de razas». Sin embargo, la metáfora del ‘crisol de culturas’ plantea la problemática idea de que los inmigrantes deben dejar atrás sus prácticas e identidades culturales para asimilarse a la población mayoritaria. Y precisamente eso fue lo que intentaba lograr el experimento musical de Whiteman en el Aeolian Hall hace un siglo.