Las afecciones neurológicas constituyen ya la principal causa de enfermedad y discapacidad en el mundo, y afectan al 43% de la población mundial, 3.400 millones de personas, según un exhaustivo estudio que recoge este viernes la revista ‘The Lancet Neurology’.
El análisis, cuyos últimos datos son de 2021, indica que ese año las afecciones neurológicas fueron responsables de 443 millones de años de vida sana perdidos por enfermedad, discapacidad y muerte prematura en el mundo, lo que las convierte en la principal causa de mortalidad, por delante de las enfermedades cardiovasculares.
Los autores advierten de que el enorme impacto en la salud pública de estas enfermedades, que a menudo pueden prevenirse, pone de manifiesto la urgencia de que la salud neurológica se convierta en una prioridad para la sanidad pública mundial.
Las más comunes
Las enfermedades neurológicas más comunes en el mundo son el ictus, la encefalopatía neonatal (lesión cerebral), migraña, enfermedad de Alzheimer, y neuropatía diabética (daño nervioso). Le siguen la meningitis, epilepsia, complicaciones neurológicas del parto prematuro, trastorno del espectro autista y cánceres del sistema nervioso.
Las consecuencias neurológicas de la covid-19 (deterioro cognitivo y síndrome de Guillain-Barré) ocuparon el puesto 20 de enfermedades neurológicas, con una pérdida de 2,48 millones de años de vida sana en 2021.
Por su parte, la neuropatía diabética es la afección neurológica de más rápido crecimiento, los afectados se han triplicado desde 1990, y llegando a alcanzar los 206 millones de afectados en 2021 en sintonía con la prevalencia mundial de la diabetes.
En aumento
El número de personas afectadas por trastornos neurológicos ha aumentado notablemente en los últimos 30 años, y, en consonancia, las discapacidades y muertes prematuras asociadas a ellos, que han crecido en un 18% de 1990 a 2021.
Los autores atribuyen este incremento a factores de riesgo ambientales, metabólicos y otros relacionados con el estilo de vida, aunque también al crecimiento de la población mundial y a la mayor tasa de vida.
De hecho, matizan que si se elimina el crecimiento demográfico las tasas de discapacidad y muertes causadas por afecciones neurológicas habrían disminuido en torno a un tercio (27% y 34% respectivamente) en todo el mundo desde 1990.
Atribuyen a la disminución a una mayor concienciación, vacunación y esfuerzos globales de prevención de algunas afecciones como el tétanos (caída de un 93% en discapacidad y mortalidad), la meningitis (-62%) y el ictus (-39%).
Peor cuanto más pobres
El análisis subraya que más del 80% de las muertes y pérdidas de salud neurológicas se producen en países de renta baja y media.
En Asia-Pacífico y Australia, regiones de renta alta con la mejor salud neurológica, la tasa de discapacidad y muertes atribuida a estas enfermedades, está entre 3.000 y 65 por 100.000 habitantes, respectivamente, en 2021.
El ictus, la migraña, la demencia, la neuropatía diabética y los trastornos del espectro autista representaron la mayor parte de los problemas de salud neurológicos.
Por el contrario, en las regiones más desfavorecidas del África subsahariana occidental y central, la tasa de discapacidad y muertes fue hasta cinco veces mayor (más de 7.000 y 198 por cada 100.000 personas, respectivamente) en 2021, siendo el ictus, la encefalopatía neonatal (lesión cerebral), la demencia y la meningitis los que más contribuyeron a la pérdida de años de vida saludable.
La prevención es prioridad
Dado que muchas afecciones neurológicas carecen de cura y que el acceso a la atención médica suele ser limitado, «conocer y eliminar los factores de riesgo es esencial para ayudar a frenar esta crisis sanitaria mundial», señala una de las autoras, Katrin Seeher, especialista en salud mental de la Unidad de Salud Cerebral de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En esa línea, el estudio cuantifica la proporción de afecciones que se pueden evitar si se actúa contra los factores de riesgos conocidos de enfermedades como el ictus, demencia, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, encefalitis, meningitis y discapacidad intelectual.
Subrayan, por ejemplo, que eliminando 18 factores de riesgo a lo largo de la vida de una persona –sobre todo la hipertensión arterial– se podría evitar el 84% de las discapacidades globales por ictus.
Además, las estimaciones sugieren que el control de la exposición al plomo podría reducir los niveles de discapacidad intelectual en un 63%, mientras que la reducción de los niveles de glucosa en ayunas a niveles normales podría bajar las demencias en torno a un 15%.