Euskal Herriko Musika Bulegoa ha concedido este miércoles en Iruñea sus premios anuales, ocho de ellos asignados por un jurado profesional, uno por el Instituto Vasco Etxepare, el premio honorífico que otorga la junta directiva de EHMBE y la novedad de esta edición: el premio del Público. En total, once galardones, que han reconocido los últimos trabajos de proyectos como ‘Bas(h)oan’, BilbaoSinfonietta, Ibil Bedi, Izaro, Janus Lester, la banda sonora de la película ‘Irati’, Rüdiger, Zetak, Euskal Barrokensemble, Gor Diskak y ESAS (red de mujeres artistas y creadoras).
El premio de honor de esta edición ha recaído en Gor Diskak. La discográfica creada por los hermanos Goñi en 1991 anunció su cierre definitivo en 2023 tras 32 años de historia y más de 300 discos y, con este galardón, se ha querido reconocer su trayectoria y contribución a la música vasca.
El premio Etxepare en reconocimiento a la internacionalización de la música vasca ha sido para Euskal Barrokensemble, el grupo de música antigua creado por Enrike Solinís en Bilbo que, desde su creación en 2006, ha conseguido hacerse un hueco en el panorama internacional. Y el del público, de nueva creación, ha recaído en ESAS, la asociación que apuesta por dar visibilidad a mujeres artistas y creadoras y a dar a conocer a referentes femeninos en la música clásica, un ecosistema en el que conviven instrumentistas, compositoras, directoras, periodistas, productoras y mediadoras.
Ya en lo relativo a los trabajos publicados en 2023 que han sido galardonados en esta edición de los premios Musika Bulegoa, destaca el concedido a Rüdiger o Félix Buff (Willis Drummond, Atom Rhumba, Joseba Irazoki...), por su trabajo ‘The Dancing King’. Fusión de folk, rock y electrónica, este disco ha sido calificado por el jurado como «la sorpresa más agradable y atractiva del año 2023. ¿Cómo hacer en Euskal Herria algo parecido a lo que se hizo a principios del siglo XXI en Nueva York en los años 60-70? –se pregunta el jurado– En eso es en lo que ha acertado el gigante musical Félix Buff. ‘The Dacing King’ es, en el mejor sentido del término, inclasificable. Bebe de lo mejor del jazz, el rock progresivo y la experimentación»
Más premios: ‘AAZTIYEN’, de Zetak, recibe el galardón por ser «una lograda y original integración del euskara en la música electrónica (algo aún poco habitual), con un sonido fresco y, a la vez, explorando las posibilidades de la tradición musical vasca».
‘Cerodenero’, último trabajo de Izaro, ha sido también galardonado por su «impecable producción y concepción global del proyecto» y por ser un trabajo que «abre nuevos caminos a sus contagiosas canciones pop».
‘Ate birakariak’, el segundo trabajo de Janus Lester, el proyecto creado por Jokin Pinatxo, ha sido destacado por «su tremenda voz», que «demuestra que el pop y el funk se pueden combinar en euskara de forma bella y descarada».
‘Bas(h)oan II’, la segunda entrega del trabajo dedicado por Beñat Atchiary, su hijo Julen y Joseba Irazoki al músico estadounidense Robbie Basho (1940-1986), ha sido otro de los proyectos reconocidos con un premio este año, por ser «una propuesta especial y diferente fuera de las modas actuales».
‘Arrosa xuriaren artean’, el trabajo premiado de la orquesta BilbaoSinfonietta, es una ópera de bolsillo escrita por Francisco Domínguez (Alcolea de Calatrava, 1993) e interpretada por un solo cantante y un pequeño grupo de instrumentistas, un trabajo que recoge varias historias tradicionales de Euskal Herria. El jurado ha destacado su gran calidad técnica, así como su «atmósfera sobrecogedora».
Y ‘Goldea’, el tercer trabajo de los navarros Ibil Bedi, también ha recibido otro premio Musika Bulegoa. Según el jurado, este es «un grupo imprescindible para las nuevas generaciones de Euskal Herria. Este disco está cargado de sonidos profundos y arreglos muy cuidados».
También se ha premiado la banda sonora –«delicada y llena de vulnerabilidad y fragilidad, como la propia historia», en palabras del jurado– de la película ‘Irati’, de Paul Urkijo, firmada por Maite Arroitajauregi ‘Mursego’ y Aranzazu Calleja. Se destaca «lo fructífero de este tándem. No es habitual encontrar trabajos a cuatro manos que mantengan trayectoria en el repertorio que nos ocupa».
Constituida por diferentes actores del sector –salas, músicos y compositores, principalmente–, la Oficina de la Música es un proyecto estratégico de colaboración sectorial para la promoción y mejora de la actividad musical de Euskal Herria.