Gorka Ikatza

Urederra para una «mitxelada» km. 0

Michelada; la de Pavón usa los hielos solo para enfriar y luego se retiran.
Michelada; la de Pavón usa los hielos solo para enfriar y luego se retiran. (NAIZ)

Cuando pensamos en un cóctel mexicano siempre nos viene a la mente el margarita; incluso imaginamos al barman enamorado prepárandole el trago a Rita Hayworth, que en aquel entonces aún se llamaba Margarita Carmen Cansino. Pero hay otro cóctel igual de mexicano que, aunque sin tanto glamour hollywoodense y mucho más humilde y popular, es ideal para un día de calor. Es la michelada. Preparada con una cerveza lager hecha en Nafarroa nos da un trago refrescante auténtico km 0, puritita «mitxelada».

La idea comúnmente asociada a un cóctel es la mezcla de uno o más destilados alcohólicos con una bebida, muchas veces refrescante, o bien zumos de frutas, leche, crema, además de otros ingredientes diversos que combinados van generando el amplísimo y muy creativo catálogo de la mixología.

Pero un cóctel no tiene por qué tener necesariamente un potente componente alcohólico. Como recuerda Yon Pavón, de Cocktail Events, la cerveza es una formidable base sobre la que se preparan números cócteles perfectos para el verano. «Y no sólo para el verano», precisa.

Uno de esos cócteles es la michelada, un refrescante trago mexicano que ha saltado las fronteras de los restaurantes de tacos y burritos y ya se pide en cualquier lugar y momento. Además, su preparación es sencilla, por lo que nos lo podemos hacer en casa sin problema alguno y disfrutarlo a placer sin necesidad de mariachis. O con mariachis, eso ya es cosa de cada cual.

La michelada, popularísima en México.

El recipiente que emplea Yon Pavón Cocktail Events para la michelada es una jarra bien fría, aunque en casa también podríamos utilizar un vaso ancho, o de sidra, por ejemplo.

Primero corta media lima, y una mitad la pasa por el borde para humedecerlo. Luego coloca la jarra boca abajo sobre un platillo en el que ha puesto tajín, que es un polvo picante con guindilla o chiles y lima liofilizada. Se trata de que la mezcla picante se quede pegada al borde de la jarra.

A continuación echa al interior del vaso 12cl de clamato, 2cl de salsa worcester y otros 2cl de jugo de carne. Remueve con un poco de hielo, que seguido retira porque su única función es enfriar la mezcla. Luego vierte zumo de lima, revuelve otro poco y, para finalizar, echa una cerveza de tipo lager. El clamato es un jugo de tomate aromático con especias y caldo de almejas.

Pavón usa clamato, salsa worcester, jugo de carne, zumo de lima y cerveza lager. Pero en casa puede hacerse con tabasco, Perrins, lima y cerveza

 

Evidentemente, la michelada que prepara Yon Pavón Cocktail Events tiene un punto de sofisticación que puede parecernos tal vez excesivo si lo que queremos es hacerlo en casa. Pero eso tampoco es ningún problema, pues la michelada nos quedará también estupenda mezclando, simplemente, 10 ml de una salsa picante como el tabasco, 5 ml de Perrins, el zumo de dos limas y la cerveza bien fría, o con hielo, como se prefiera.

Para el borde del vaso podemos mezclar cayena y sal, si acaso no disponemos de tajín.

La michelada original mexicana se bebe con popote, que es una pajita más ancha que las habituales. Pero también la podemos disfrutar perfectamente con la pajita que tengamos más a mano; o sin nada.

Y esto, ¿de dónde viene?

Como en todo lo que se refiere a los cócteles, son varias las historias que se cuentan sobre dónde y a quién se le ocurrió hacer la primera michelada, teniendo en cuenta que echar limón a la cerveza es algo inmemorial y que se ha hecho en todos los lugares el mundo, no solo en México.

Pero, por lo que cuentan, fue en un club deportivo de la ciudad mexicana de San Luis de Potosí, el Potosino, donde en los años 70 del pasado siglo un tal Michell Ésper, tras su sesión diaria de ejercicio físico, pedía al barman que le pusiera una cerveza fría con limón y sal. Lo pedía en una copa chabela, que es mas bien baja y ancha, rechoncha, con capacidad para una pinta, alrededor de medio litro.

Panorámica de San Luis de Potosí. (Wikimedia Commons)

Con la confianza que da la cotidianidad y como el tipo tenía por nombre Michell, pues comenzaron a llamar michelada a la bebida.

Hay otra versión que data el acontecimiento un par de décadas antes al otro lado de la frontera del norte y que vincula la denominación de michelada con el hecho de que la cerveza esté fría. Y es que fue en los Estados Unidos de Norteamérica donde, tras la comercialización y popularización del hielo, comenzaron a echar unos cubitos a la cerveza para enfriarla. Luego, cuando se extendieron los sistemas de refrigeración, empezaron a pedir la cerveza fría.

Esto era una diferencia notable respecto a México y a Europa, donde la costumbre era consumir la cerveza a temperatura ambiente, sin ningún tipo de particular enfriamiento.

Y, así, una cerveza fría se pedía «chilled beer»; o, simplemente, «chilled». De chilled a chilada la transición es fácil; y de ahí se habría pasado a pedir «mi chela helada».

En algunos lugares se diferencia entre chelada y michelada, sin y con condimentos

 

Eso sí, en algunos lugares se suele hacer una diferenciación entre chelada y michelada, de tal manera que la primera sería simplemente cerveza fría con limón, sal y hielo mientras que a la segunda se añadirían condimentos, como el tabasco y la salsa perrins. La michelada resulta más densa en la boca, con sabor más cargado e incluso picante.

En Centroamérica y en Cuba también se consumen micheladas, aunque en cada región lo hacen con alguna peculiaridad respecto a la mezcla de zumos o salsas diversas.

Lo más clásico, lo mismo en México que en América Central, es utilizar cerveza tipo lager, la rubia clara, aunque también se pueden emplear cervezas mas oscuras o de cualquier otro tipo.

Y aquí es donde podemos homenajearlos con un trago auténtico Km 0, pues en Euskal Herria se están elaborando unas cervezas artesanas de extraordinaria calidad que están consiguiendo gran reconocimiento e incluso premios por el mundo.

De México... a Paternain

Para su michelada, por ejemplo, Yon Pavón ha optado por Urederra, una lager de estilo checo que hacen en la fábrica cervecera que Brew & Roll tiene en Nafarroa, concretamente en Paternain.

Los ingredientes de la lager Urederra son malta de cebada, lúpulo, levadura y agua de la zona. Con 4,9% de alcohol y un bonito color dorado, el aroma que desprende lleva a la malta y al pan, con un toque de lúpulo tradicional del centro de Europa. El amargor es potente, 33 en la escala internacional IBU, pero da un resultado equilibrado que la hace una cerveza muy refrescante y fácil de beber.

El amargor de la Urederra es potente, 33 en la escala IBY, pero da un resultado equilibrado, muy refrescante y fácil de beber

Las primeras cervezas lager -hay diferentes tipos- se hicieron en el siglo XV en las cerveceras alemanas, con levaduras que tienen una fermentación más lenta a baja temperatura. Luego las almacenaban en bodegas para que se limpiaran de residuos y el sabor se estabilizara. Todo ese proceso dotaba a la cerveza de un suave color dorado transparente, aunque también las hay más oscuras.

Hoy y en Euskal Herria, Brew & Roll elabora la extraordinaria Urederra artesanal con la que podemos gozar de una mitxelada Km 0; bien sea preparada por nosotros y nosotras mismas en casa o pedida explícitamente fuera: Urederra.

Con la debida moderación, después de varias mitxeladas las rancheras se cantan con fascinante naturalidad.