Euskal Encounter pone a prueba el aguante del ‘gamer’ vasco
Euskal Encounter es la cita marcada en rojo en el calendario de todos los ‘gamers’ de Euskal Herria. La 32ª edición ha comenzado este jueves con miles de personas aguardando para escoger un sitio en el que pasar los próximos tres días. Solo hacen falta un ordenador, provisiones y mucho aguante.
Pantallas, sillas ergonómicas y auriculares gigantes han invadido el BEC desde este jueves. A partir del mediodía, ha sido constante la llegada de jóvenes y veteranos cargados con carros llenos de comida no recomendada por Nutriscore, cajas con sus ordenadores y teclados, y tiendas de campaña, en búsqueda de un sitio privilegiado del que no levantarse en las próximas 72 horas, hasta que el próximo domingo finalice la 32ª edición de Euskal Encounter.
En total, 5.000 participantes estarán presentes en el evento de este año. Y muchos de ellos dormirán en el espacio contiguo al que juegan. Si de normal el pabellón 4 del BEC alberga conciertos y exámenes, ahora mismo está tomado por cientos de tiendas de campaña. Esto significa que los más previsores, si han confeccionado bien la lista de la compra, podrán subsistir estos tres días sin salir del recinto ferial a disfrutar del agradable verano vizcaino.
Cada jugador cuenta con un pequeño espacio de mesa en el que puede guardar sus provisiones y decorarlo al gusto. Es en este apartado, el de la ornamentación, en el que se puede observar el carácter internacional desde lo local de Euskal Encounter. Y es que a las predominantes ikurriñas, banderas del Athletic y alguna de Baskonia que colgaban de los tableros de los ‘gamers’ vascos se les sumaban otras enseñas forasteras, como de Canadá, de la ficticia República de Nueva California o del Estado español.
Después de instalar los ordenadores, llegaba la hora de la comida. Mientras algunos aprovechaban el espacio pensado para disfrutar de un tentempié sentados alrededor de una mesa, muchos incansables seguían pegados a sus pantallas mientras devoraban pizzas, hamburguesas y bandejas de comida precocinada, todo ello empapado de grandes dosis de bebidas energéticas. Otros, en cambio, dejaban a un lado la cafeína mezclada con taurina para apostar por el método tradicional y, sacrificando algunos minutos de juego, preferían echar una siesta sobre el teclado o reclinados en los respaldos de sus sillas ‘gaming’.
En la Opengune, el visitante podrá encontrar decenas de actividades formativas, charlas sobre tecnología, exposiciones de series noventeras y torneos de videojuegos. Uno de los atractivos más fotografiados ha sido la réplica a escala real del DeLorean de ‘Regreso al futuro’, flanqueado por ‘Doc’ Brown y conducido por Marty McFly. Además, los amantes de lo analógico también tienen su espacio para pasar horas y horas jugando a juegos de rol y a las cartas. Pero cartas de Magic, nada de la baraja Fournier, aunque también se puedan encontrar espadas de poder y copas curativas.
Fuera del cercado de Opengune, que ocupa no más de una quinta parte del recinto, la vida seguía igual. Miles de personas, mayormente hombres, permanecían inamovibles ante su pantalla ajenos a todo lo demás. Muestra de ello es que, en cada ordenador, se ejecutaba un videojuego distinto, ya fuera de estrategia, de realidad virtual, de rol, de conducción o, en menor medida, los deportivos. De admirar es también la capacidad de algunos de ellos para compaginar a toda velocidad el uso del ratón y el teclado en juegos de acción en primera persona. Una velocidad comparable al aguante que demuestran los valientes asistentes a Euskal Encounter.