Periodista, especializado en información cultural / Kazetaria, kulturan espezializatua
Elkarrizketa
Jorge Navarro
Bajista y letrista de Biznaga

«Hay que creer en las utopías para que dejen de serlo y se conviertan en realidad»

La combativa banda Biznaga regresa a Euskal Herria con nuevo trabajo bajo el brazo, ‘Ahora’, un disco en el que, con su habitual vena crítica, analizan los grandes problemas sociales que acechan a su generación. Este jueves actúan en Donostia (Dabadaba), y el viernes están en Bilbo (Kafe Antzokia).

Integrantes de Biznaga.
Integrantes de Biznaga. (Cristina PONTIJAS)

Empecemos hablando del sonido. ¿Cree que han llegado al punto que buscaban, cuando empezaron a evolucionar desde el punk a sonidos más pop, que ya eran evidentes en su anterior trabajo, ‘Bremen no existe’?

Con respecto a ‘Bremen no existe’ hay una depuración de lo que veníamos haciendo, así que lo que hemos hecho ha sido llevarlo un poquito más allá y afianzar ese sonido, poniendo la melodía más en el centro y haciendo textos más concretos. Y aunque es un sonido más pop, también es muy musculoso y vigoroso, un abanico de estilos más amplio yendo más allá de lo típicamente punk, abriendo más el foco.

Sin duda, creo que hemos conseguido hacer una versión mejorada de todo lo que planteábamos en nuestro anterior trabajo.

¿Ha sido clave Raúl Pérez en la producción, para conseguirlo?

Sí, claro. Raúl ha sido una pieza fundamental, igual que lo fue en el anterior disco, y también es muy interesante la dupla que ha formado con Santi García en la mezcla. Hemos vuelto a trabajar con el mismo equipo. Son dos perfiles diferentes pero, a la vez, complementarios;  cada uno ha aportado su visión, siempre remando a favor de las canciones. Esta vez, además, hemos tenido la oportunidad de estar más tiempo en La Mina para trabajar las canciones con más mimo, y yo creo que se notan las aportaciones que han hecho unos y otros.

«Muchas veces es complicado encontrar las palabras para poder encajar las ideas, pero hay un montón de conflictos y realidades de las que no se puede evitar hablar»

Sin ser conceptual, como sus dos anteriores trabajos, este disco también podría reunir una temática común, como son los grandes problemas sociales de su generación. ¿Estaba pensado así desde el principio?

Las cosas que se cuentan, tanto las positivas como las negativas, tienen lugar en el presente más inmediato. De ahí el título de ‘Ahora’, porque es una fotografía bastante fiel de la realidad actual.

¿Cuesta seguir haciendo canciones críticas después de cinco discos, o lo pone bastante fácil la realidad?

Pues una vez con las manos en la masa, muchas veces es complicado encontrar las palabras adecuadas para poder encajar las ideas, pero sí que es verdad que, con la realidad que nos rodea, hay un montón de conflictos y de realidades de los que no se puede evitar hablar y aquí está plasmado todo eso. Cuando te pones a hacer la canción tienes que encontrar el tono, las formas verbales y las palabras adecuadas para expresar de la manera más clara y rotunda posible lo que quieres transmitir. Así que, sí que es un poco complejo analizar la realidad desde una canción.

En el disco se habla de la turistificación que estamos sufriendo en muchas ciudades. ¿Cree que esta es la causa de otros problemas como el de la vivienda que, como se está demostrando, afecta a la salud mental?

El turismo es solo uno de los filos o de los vértices del gran problema que nosotros exponemos en el disco y que es la vivienda. Sin duda, muchas ciudades se han enfocado únicamente hacia el turismo, y esa idea de turismo salvaje se ha ido acelerando y retorciendo, de tal manera que, a día de hoy, vemos ciudades clónicas que, prácticamente, son parques temáticos. Pero en realidad, yo creo que se quedaría un poco cojo si únicamente hablásemos de turismo cuando hablamos del problema de la vivienda. También se tiene que hablar sobre la especulación y sobre el alto precio de la vivienda, y ahí no solo influye el turismo sino que hay otros factores muy importantes. Pero es innegable que la turistificación es una de las grandes patas de este problema.

¿Cómo hemos podido permitir acabar siendo, como dicen en el disco, «la generación que va a vivir peor que nuestros padres»?

Quizá ha habido un relajamiento a la hora de defender ciertos derechos conseguidos, dando por supuesto que las cosas se iban a mantener y resignándonos a esta situación que estamos viviendo después de ver que no hemos podido mantenerlas. También ha habido una pérdida de perspectiva crítica que, paulatinamente, nos ha ido llevando hasta el punto en el que nos encontramos ahora. Como ha ido sucediendo poco a poco, no nos hemos dado cuenta de la gravedad hasta que echamos la vista atrás y, remitiéndonos a los datos, vemos todo lo que hemos perdido con respecto a épocas pasadas en muchos aspectos, entre los que el más preocupante es el desmantelamiento de los servicios públicos.

De todas formas, más que saber qué es lo que ha pasado, lo que habrá que hacer, ahora que somos conscientes de que existe esa problemática, es intentar solucionarla, si es que es posible.

¿Y es justo, como se hace a menudo, culpar de esta situación a los y las jóvenes?

Como te digo, yo no sé exactamente qué ha pasado, pero lo que tengo claro es que, en realidad, es un poco culpa de todos, y no quiero culpar ni a una generación ni a otra. Pero sí que es injusto culpar a los más jóvenes, cuando muchos de los problemas estructurales que tenemos hoy en día se vienen fraguando desde hace décadas, por una manera de hacer mal las cosas y que podríamos situar en los años 80 o en los años 90; una idea de progreso un poco falsa que nos ha llevado a lo que tenemos hoy en día, y que no es algo exclusivo del Estado español, sino que es un problema que se da también en otros sitios y que responde a una lógica cultural y política que pudo empezar, como te digo, en los 80, con el cambio a un paradigma más neoliberal que, poco a poco, ha ido acelerándose hasta desembocar en lo que tenemos hoy en día. Entonces, echar la culpa a los jóvenes no tiene sentido, porque es una montaña de mierda que lleva creciendo poco a poco década tras década y no viene de hoy.

En ese sentido, también ha habido un retroceso en valores más progresistas y un avance de una ultraderecha que, además, también tiene predicamento a través de redes sociales en generaciones más jóvenes. Así que, más que atajarlo, ya se trata de un asunto paliativo, aunque había que haberlo hecho de forma preventiva hace años para evitar este auge que estamos viendo ahora… Pero bueno, ahora que nos hemos dado cuenta, habrá que pararlo de alguna manera.

A pesar de las temáticas que se tratan en el disco, vemos una cierta luminosidad y un ánimo de tirar hacia adelante, en temas como ‘El entusiasmo’ o ‘Las afinidades eléctricas’…

Pienso que es necesario mantener, a nivel simbólico o anímico, esa luz, para que luego se pueda concretar o llevar a cabo en acciones materiales concretas. Si no te lo crees, difícilmente se va a poder hacer realidad, y por eso, en cierta manera, hay que creer un poco en las utopías para que dejen de serlo y se conviertan en realidad.

«La idea de turismo salvaje se ha ido acelerando y retorciendo de tal manera que, a día de hoy, vemos ciudades clónicas que, prácticamente, son parques temáticos»

¿Cree que, en este contexto, sería posible un movimiento de reacción similar al del 15M en su momento?

Cada cierto tiempo ocurren cosas similares a aquello que sucedió con el 15M. Son como pequeños cismas o movimientos tectónicos sociales que muchas veces terminan en nada, pero nos dejan ver o intuir el poder que puede tener la masa cuando se da cuenta de la realidad o cuando está enfadada y se junta. Luego falta el siguiente paso, que es llevar a cabo acciones concretas. En ese sentido, yo tengo la esperanza de que ahora, con el tema de las huelgas de alquiler y las manifestaciones que se están haciendo, al centrarse en un ámbito muy concreto, pero a la vez muy complejo, como es la vivienda, haya una reacción y una organización.

Con todo esto que hemos hablado, y con la carga ideológica evidente de la banda, ¿es inevitable considerar a Biznaga como ‘un grupo político’?

Digamos que, al observar la realidad, creo que es inevitable que se cuele un discurso crítico. Las cosas son fáciles de analizar desde un punto de vista político y todo eso está en Biznaga, eso es innegable. Nosotros escribimos sobre las cosas que vemos y los análisis que hacemos son sobre esa realidad, la prueba son las canciones que están ahí para que luego cada oyente lo juzgue. Pero está claro que tenemos que aprovechar el altavoz que tenemos para hacer llegar estas ideas. Un altavoz que, por suerte, cada vez es mayor, algo que se nota en el público que acude a los conciertos, y que está muy a tope y conecta con el sentir de las canciones, porque creo que también es el sentir de mucha gente.

Para terminar, ¿están deseando ya pasarse unos meses tocando en salas, después de la temporada de festivales?

Sí, yo creo que nosotros somos una banda de garitos, pero aun así, algún festi caerá, porque también nos gusta mucho ese formato. Pero de aquí a final de año, toca hacer salas a tope. Y con muchas ganas de subir a vuestra tierra, porque allí siempre nos habéis tratado muy bien, y siempre han sido conciertos memorables. Además, vemos que cada vez que vamos se va sumando gente y nos van conociendo más. Así que, para nosotros es un motivo de felicidad ir por allí y estamos deseando que llegue el momento.