José Antonio Martínez
REPORTAJE FOTOGRÁFICO

Rosalia alpina, poesía azul

(José Antonio Martínez)

Escasa y difícil de ver, la Rosalia alpina representa todo un icono de los viejos hayedos mejor conservados del norte peninsular y europeos, donde cumple su función como recicladora de la madera muerta de las hayas para su transformación en humus a lo largo de su vida larvaria. Una vez alcanzada la edad adulta, se convierte en uno de los insectos más hermosos.

La Rosalia alpina es una especie emblemática de los hayedos europeos y está protegida legalmente a nivel continental. Su línea estilizada y sutil, su tacto aterciopelado y sus bellísimas tonalidades azuladas, junto a sus largas antenas elegantemente pinceladas, hacen de este coleóptero uno de los insectos más bonitos.

Diferentes planos de machos y hembras. Estas, además de presentar por lo general un tamaño más grande que los machos, se distinguen de ellos por tener sus antenas proporcionalmente algo más cortas y gruesas, también su abdomen es más abultado.
Un macho sobre un tronco con musgo de un haya navarra centenaria.
Una Rosalia alpina despliega sus élitros y las alas para alzar el vuelo desde el tronco de un haya muerta, tumbada en el suelo de un hayedo del Valle de Zaraitzu.
La escasez y las dificultades para encontrar a la Rosalia alpina complican el trabajo fotográfico. Dependiendo de las zonas geográficas del norte peninsular, su vida adulta acontece normalmente en los meses de julio y de agosto, si bien de unos años a otros pueden aparecer los primeros ejemplares a últimos de junio, o prolongarse los últimos hasta comienzos de septiembre.