XANDRA ROMERO
SALUD

La presión estética en el mundo

En Occidente, gracias a ese «chip punitivo» del que hablábamos hace unas semanas y gracias también a la presión social mediada en gran parte por la prensa, la televisión y las redes sociales, tenemos siempre un deseo de perder peso que puede ir acompañado de una dieta o restricción de calorías, el uso de diuréticos, vómitos o ejercicio compulsivo que acaban poniendo en riesgo nuestra salud física y mental.

Sin embargo, la deseabilidad de un tamaño corporal concreto no es simplemente una elección individual autónoma sino que está mediada también por factores culturales que, en ocasiones, nada tienen que ver con estos medios. Buena prueba de ello es que a la par que en muchos países industrializados existe este deseo de delgadez, la paradoja es que en muchas comunidades en desarrollo el exceso de peso está culturalmente asociado con la belleza, la prosperidad, la salud y el prestigio, mientras la delgadez es percibida como un signo de mala salud o pobreza.

Tal y como advierte un estudio realizado sobre las percepciones de las mujeres africanas con sobrepeso y el tamaño corporal aceptable de mujeres y niños, las africanas procedentes de comunidades desfavorecidas con escasa o nula seguridad alimentaria consideraban el aumento de la masa corporal como una muestra de bienestar.

Otro ejemplo es lo que ocurre entre las mujeres saharauis que viven en situación de refugio. Tal y como dejó patente un estudio llamado “Técnicas de aumento de peso en mujeres saharauis”, que fue publicado en 2006, en una comunidad donde el 30% de las mujeres saharauis padecía obesidad y el 49% sobrepeso, la gran mayoría de las mujeres (79,9%) describieron su peso como apropiado y de las 50 que lo describieron como inapropiado, 42 deseaba ganar más peso. Además, entre las 199 mujeres encuestadas, 168 de ellas habían utilizado alguna vez una práctica de aumento de peso anteriormente.

Según este y otros estudios similares, la sobrealimentación y la restricción de la actividad física, junto con el uso de medicamentos o drogas, son tres de las formas utilizadas por estas mujeres para lograr su objetivo de aumentar de peso.

El uso de medicamentos es, por desgracia, una alternativa importante para ganar peso en esta comunidad, puesto que de la población estudiada, el 40,6% había tomado en el pasado y el 7,1% estaban tomando en el momento del estudio una medicación para incrementar el apetito. Asimismo, el 23,4% de estas mujeres había tomado en el pasado y el 9,5% estaban tomando medicamentos del tipo de los corticosteroides que promueven el aumento de peso como un efecto secundario.

Estos fármacos –como los corticoesteroides y las pastillas para engordar al ganado– se introducen de contrabando a los campos de refugiados desde Mauritania convirtiendo el ideal estético, de nuevo, en un peligroso juego para la salud. Tanto las autoridades saharauis, como las organizaciones de mujeres y el Ministerio de Sanidad saharaui se han hecho eco de esta situación que tratan de combatir mientras hacen pedagogía con estas prácticas a través de distintas campañas de sensibilización.

Puede que a alguien le resulte curiosa, extraña o incluso frívola esta conducta. Sin embargo, ¿por qué nos parece raro ver cómo las mujeres ponen en riesgo su salud e incluso su vida por conseguir marido o un estatus social determinado? ¿acaso es mejor matarse de hambre?

Honi buruzko guztia: SALUD