MIKEL INSAUSTI
CINE

«Breathe»

El actor Andy Serkis debuta en la dirección con un biopic melodramático, en el que quiere volcar su amplio y profundo conocimiento de la dirección interpretativa. Es así, porque lleva años enfrascado en una ardua polémica, a raíz de su petición pública de que empiece a ser reconsiderado el oficio de actor de acuerdo con su adecuación a las nuevas tecnologías. Está harto de que sus caracterizaciones, con ayuda del sistema de captura de movimiento, no sean tenidas en cuenta para los premios anuales. Se le considera como poco menos que un holograma viviente, y en su condición de pionero de dicha revolucionaria técnica de actuación es lógico que reclame su sitio en la historia y evolución reciente del audiovisual. Primero fue el Gollum de “El señor de los anillos”, pero luego vino nada menos que el gigantesco simio de “King Kong”, con lo que Serkis comprendió que había llegado una nueva era en la que un actor podía convertirse en cualquier criatura imaginable independientemente de su tamaño. Gracias a ello se ha transformado, como si nada, en el capitán Haddock de “Las aventuras de Tintín”, en el mono César de “El planeta de los simios”, en el Ulysses Klaue de “Los vengadores” o en el líder Snoke de “Star Wars”.

Detrás de ésas imágenes aparentemente virtuales se esconde una verdadera actuación, porque Andy Serkis lleva interpretando desde finales de los años 80, década en que se inició en la televisión de la mano del malogrado cómico Rik Mayall. Medio en el que ya demostró que es un maestro de la caracterización, también sin recurrir a los efectos de CGI, con su encarnación de Albert Einstein. En el cine clavó el aspecto y personalidad irrepetibles del cantante Ian Dury, por no hablar de su magistral tipología de profanador de tumbas a las órdenes de John Landis en “Burke & Hare”. Con lo que Serkis ya ha demostrado que nunca deja de ser un intérprete moldeable, abierto a todo tipo de registros. Por tal motivo fundó con su socio Jonathan Cavendish la productora Imaginarium Studios, que se dedica a introducir la captura de movimiento en los montajes teatrales. Para su paso al medio cinematográfico barajaron la posibilidad de estrenarse con una adaptación de “Rebelión en la Granja” de Orwell, aunque al final se han decantado por otra de “El libro de la selva” de Kipling, dónde nuestro actor se transformará en Baloo.

Sin embargo, la compañía Imaginarium ha preferido presentarse en sociedad, antes del estreno previsto para el próximo año de “Jungle Book: Origins”, con una película convencional. Una de las razones es que el productor británico Jonathan Cavendish es hijo de Robin Cavendish, quien fue el pionero de la lucha contra la enfermedad de la polio, de ahí que se decantase por “Breathe”, biopic dedicado a dar a conocer su figura. Bajo la dirección de Andy Serkis, el papel principal recae en Andrew Garfield, quien ya demostró, con su personificación del soldado pacifista Desmond Doss en “Hasta el último hombre”, que domina el registro biográfico.

“Breathe” se presenta este mismo mes en el Festival de Toronto de cara a su postulación para los premios Oscar, al pertenecer a un género muy querido por los viejos académicos. El rol de la esposa, aquella Diana convertida en extensión física del paciente confinado en una silla de ruedas, recae en la actriz Claire Foy. Hugh Bonneville hace del profesor Teddy Hall, quien en la Universidad de Oxford a finales de los años 50 desarrolló la primera silla con respirador, gracias a la cual el protagonista evitó verse relegado a la vida en cama. El joven Cavendish era un aventurero al que la polio le llegó con 28 años, época en la que viajó a Kenia para adquirir plantaciones de té. Un periodo y unos paisajes africanos captados por la fotografía del maestro Robert Richardson. Lo extraordinario es que este hombre al que los médicos desahuciaron vivió hasta cumplir los 64 años.

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