Iker Bizkarguenaga
1-O: catalunya en su encrucijada

El día en que Catalunya rompió candados, esquemas y tabúes

El proceso soberanista catalán ha tenido puntos de inflexión que han fijado un rumbo determinado o que han acelerado su marcha; el cepillado y posterior remate del Estatut o la Diada de 2012 son algunos de los que siempre se citan. En ese listado de hitos se halla la consulta celebrada hace ocho años en Arenys de Munt, la primera entre más de medio millar, un evento democrático que la determinación propia y la pertinaz estupidez ajena convirtieron en símbolo y modelo a seguir.

Arenys de Munt se encuentra en la comarca del Maresme, una franja que se extiende al norte de Barcelona, donde hace siglos los núcleos urbanos se levantaban en el interior, alejados de la costa, debido a las incursiones de los piratas. Hace tiempo que no hay bucaneros en el litoral catalán, no al menos con parche en el ojo y pata de palo, pero en las últimas semanas los lugareños han estado bastante pendientes de la Guardia Civil, si bien, para ser sinceros, en los primeros compases de la campaña del referéndum su presencia causaba más hilaridad que otra cosa. «Aunque sabemos de lo que es capaz el Estado», confesaba esos días a 7K un militante independentista. Los precedentes avalaban esa afirmación, lo ocurrido después la corroborarían.

Habíamos quedado con el primer edil de la localidad, Joan Rabasseda, de ERC, el sábado 16 de setiembre por la mañana, pero la imputación fiscal de más de setecientos alcaldes, entre ellos él mismo, alteró los planes. El sábado a mediodía Rabasseda tenía que estar en Barcelona en un acto masivo con todos sus homólogos, así que quedamos el viernes por la tarde.

Asistiría al evento, según contó, con una makila que el Parlamento de Gasteiz hizo entrega al consistorio arenyeniense en noviembre de 2004, durante la celebración de un homenaje al Árbol de Gernika, uno de cuyos retoños se yergue a las afueras del municipio. Esta singular vinculación de Arenys con el pueblo vasco se debe al noble August Borràs-Jalpí de Mercader que, a finales del siglo XIX, plantó un esqueje como muestra de devoción por su mujer, una rica lekeitiarra llamada Sofía Algorta Abaroa. Y allí se mantiene el roble, ya centenario, al lado del precioso Castell de Jalpí.

Nada más llegar a Arenys de Munt llama la atención el número de símbolos en favor de la democracia, del “sí” en el referéndum y de esteladas. No sorprende, porque es una constante en todo el camino prácticamente desde el aeropuerto, pero pega al ojo la cantidad que hay aquí. En balcones, en farolas y en comercios. Y también en la espalda de un vecino al que nos acercamos intuyendo que no pondrá objeción a compartir sus impresiones con un periodista vasco. Acertamos. Se llama Marià, equivalente catalán a Mariano, también es casualidad. Recuerda la consulta de 2009 con «mucha emoción», y aguarda al desenlace del procés con «esperanza». Pero a Marià, que contesta ante la atenta mirada de su mujer, todo esto se le ha hecho largo. «Pensaba que iría más rápido, creo que han estado mareando la perdiz». «A ver si ahora por fin…» desliza cuando preguntamos por el 1-O. A ver.

 


Todo el mundo pendiente de Arenys. Probablemente la consulta celebrada el 13 de setiembre de 2009 nació con una vocación más modesta de lo que acabó siendo. Con un innegable peso político, pues se trataba de preguntar sobre el futuro de Catalunya, pero circunscrito al ámbito local. Pero ahí entró en juego la miopía incorregible del Estado, con la que siempre se puede contar, que en su intento de impedir u obstaculizar la votación convirtió algo simbólico en modelo y ejemplo. También obligó a posicionarse a toda la clase política catalana, encendió el ánimo del soberanismo y puso el foco informativo internacional en un país hasta entonces más conocido por su pujanza cultural, por su gastronomía o por el Barça. Trescientos medios de comunicación de todo el planeta se desplazaron hasta esta pequeña localidad.

«Más que un detonante, fue un punto de inflexión. Hay partidos que están trabajando por un Estado independiente desde hace muchos años, pero la consulta de Arenys de Munt logró poner en valor un cambio de paradigma y trasladar a la ciudadanía la posibilidad de expresarse a través de una herramienta tan democrática como es una urna y unas papeletas», evoca Rabasseda, quien pone en valor lo ocurrido hace ocho años, aunque se cuida de hacer paralelismos entre aquello y lo que se está viviendo en estos momentos: «Lo de 2009 fue organizado por voluntarios, no fue votado en edificios municipales, no había censo… fue la sociedad civil, fue algo muy intenso, pero sin consecuencias políticas más allá de iniciar esta mancha de aceite que se fue extendiendo a más de quinientos municipios de Catalunya». «Ahora –añade– tenemos un referéndum convocado por un Gobierno legítimo, con una Ley de Referéndum, un decreto que la desarrolla, una Ley de Transitoriedad jurídica y con unas consecuencias claras: o continuar como hasta ahora dentro de un estado autonómico con un montón de deficiencias en calidad democrática, o empezar la construcción de una República catalana con unos valores de justicia social y de igualdad de oportunidades, un país de acogida». «Ese es el reto, o continuar como hasta ahora o construir la República catalana», resume.

Esas deficiencias en calidad democrática pudieron constatarlas sus propios convecinos y convecinas hace ocho años. Los representantes de AM2000 –grupo que ostentaba entonces la alcaldía–, ERC, CiU y la CUP habían aprobado en pleno apoyar la consulta promovida por el Moviment Arenyenc per a l’Autodeterminació (MAPA) en torno a la siguiente pregunta: «¿Está de acuerdo en que Catalunya pase a ser un Estado de derecho, independiente, democrático y social, integrado en la Unión Europea?». Solo el PSC se opuso a ello.

Pero a instancias de la Abogacía del Estado, el Juzgado de lo Contencioso número 14 de Barcelona anuló el acuerdo plenario, alegando que se había «extralimitado en sus competencias». El mismo día en que el juzgado ratificó el fallo, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña revocó una orden del Departamento de Interior de retrasar una semana una manifestación de la Falange contra la consulta, dando por tanto a los ultras permiso para movilizarse en Arenys de Munt.

 

De Felipe V a Felipe VI. «La manifestación de la Falange nos supuso un sobresfuerzo, porque propiciaba una situación complicada que había que controlar». Quien evoca aquello en primera persona es Xavi Mas, miembro de la CUP implicado de lleno en aquella consulta. Recuerda que «vinieron los fascistas, pero también muchos antifascistas, se pudo haber creado una situación muy violenta... Habría sido fácil que ocurriera. Nosotros tuvimos que estar ahí para que no se desvirtuara lo que era la consulta».

Junto a él responde a nuestras preguntas Maria Ballester, portavoz del grupo independentista en el Consistorio. Destaca la imagen «impresionante» del cordón formado por militantes y voluntarios de toda la comarca para separar a los ultraderechistas de las numerosas personas movilizadas para hacerles frente.

La entrevista se lleva a cabo en un local hostelero adyacente al Ayuntamiento. Al entrar, algunos camareros charlan animadamente con la regidora. «Esta mañana ha venido la Guardia Civil...», le dicen. Es una broma, las sonrisas afloran fácil. «Lo que es una constante, igual entonces que ahora, es la manera en que responde el Estado español. No lo saben hacer de otra manera; la respuesta sigue siendo la misma: mandar a la Policía, quitar carteles…», señala Ballester ya ante la grabadora. Y añade, ante quienes apuntan exclusivamente al PP, que «entonces era el PSOE el que estaba en el Gobierno, con apoyo del PP en ese caso, y ahora está ocurriendo lo mismo, el Gobierno del PP tiene el apoyo y el aplauso del resto. Lo que ocurre va mucho más allá de un partido concreto, es una manera de hacer del Estado desde hace muchos años. En setiembre conmemoramos lo ocurrido en 1714 con Felipe V; y de Felipe V a Felipe VI lo único que ha cambiado es un número. Porque el paralelismo no es solo con 2009, puede ser con 1714 y más atrás».

Como apunta, era el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero quien gobernaba entonces en Madrid. El 6 de setiembre, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega declaró: «La autodeterminación y la independencia no tienen cabida en la Constitución». Igual que ahora, en esa posición se alinearon el PSOE-PSC, el PP y Ciudadanos, y la inmensa mayoría de los medios españoles, que dedicaron minutos y páginas a la consulta. «El hecho de intentar ilegalizarla, desacreditarla, nos ayudó a tener coraje y a hacer que tuviera un apoyo multitudinario», apostilla Xavi Mas.

Al final hubo votación. Fue en el Centre Moral, justo al lado de la casa consistorial, donde una placa conmemora aquel ejercicio democrático. Votaron 2.671 personas, el 41% del censo. El 99,6% de los sufragios fueron favorables a la independencia. Posteriormente, y en sucesivas oleadas, celebrarían consultas casi seiscientas localidades más, pese a que el presidente español había augurado que el ejemplo de Arenys no cundiría. Un lince Zapatero haciendo predicciones....

La consulta transcurrió en un ambiente alegre y con gran afluencia de gente. Cesk Freixas (Sant Pere de Riudebitlles, 1984), un cantautor muy conocido en los Països Catalans, fue uno de los artistas que actuó allí. «Fue una jornada festiva, con mucha ilusión, lo recuerdo como un experimento que se hacía en el terreno municipal; hasta Arenys de Munt se desplazó muchísima gente, pero se vivió sin expectativas extraordinarias», explica Freixas desde Rubí, donde reside. A su juicio, «han cambiado muchas cosas; en aquel momento la gente de la esquerra independentista y de ERC lo tenía claro, apostaban por la soberanía nacional, la independencia. Lo que a muchas personas nos ha sorprendido es que hoy la derecha catalana, que durante años había pactado con los Gobiernos en España, esté desobedeciendo al Estado. La perspectiva en Arenys no era tener la posibilidad de hacer un referéndum ocho años después, el margen temporal seguramente era mayor. Ha ido todo muy rápido».

 

Todos se posicionaron. Sobre este aspecto, Xavi Mas (CUP) cree que la consulta de Arenys «hizo posicionarse a toda la clase política catalana, que siempre ha sido ambigua» «Gracias a eso se posicionaron los del sí, los del no, los ‘equidistantes’... Esa fue una de las cosas más importantes que conseguimos; hubo un momento en que los partidos no tuvieron más remedio que posicionarse en torno a la consulta del 13 de setiembre de 2009, tomar partido por una opción u otra. Y esa toma de posición es la que ha permitido que estemos donde estamos».

En torno al proceso, el alcalde Joan Rabasseda señala que «la coherencia es nuestro principal aliado». «Algunos estamos aquí desde hace tiempo y otros más recientemente, y son bienvenidos, pero ERC es independentista desde hace muchos años y se ha presentado así sin ningún problema», recuerda, para añadir que «ahora resulta que esa misma ideología, si es mayoritaria, no puede discutirse ni plantearse en público en la capital del Reino de España». A su juicio, «hay una involución muy grande, estamos regresando a antes del 78». En cualquier caso, el primer edil de Arenys de Munt también considera que la actitud del Gobierno español «ha abierto los ojos a ciudadanos que viven en Catalunya y a ciudadanos que viven en España, que no se sienten representados por un Gobierno que roza tics dictatoriales en algunos aspectos».

Respecto a cómo viven los vecinos el momento actual, Rabasseda explica que llega a la entrevista procedente de una reunión con jubilados «para hablar de las cosas que suele hablar un alcalde con sus vecinos, y, al cabo de un ratito, ya ha salido este tema; y me comentaban que están encantados de que haya un referéndum». «Una gran mayoría de los vecinos está con gran ilusión y muy contenta de que tengamos las urnas en los lugares habituales de votación», añade, para negar las informaciones que llegan desde determinados medios sobre confrontación social por este asunto: «Mi percepción es que no existe quiebra social. Hay quien no le gusta el procedimiento que se ha seguido, pero no hay nadie que no quiera votar, que no haya urnas. Aquí no hay fractura social en absoluto».

Maria Ballester coincide en que «hoy en Arenys de Munt nadie tiene ninguna duda de que sea posible votar; hemos pasado de pensar que era imposible a pensar lo contrario, del negro al blanco, de la ilusión a la realidad». Partiendo de esta constatación, la portavoz de la CUP hace una reflexión: «Una de las lecturas que me gusta hacer de lo que ocurrió en 2009 es que todo empezó con esa idea inocente de preguntar, quizá en algún momento hubo quien se rió de aquello, pero consiguió que en un momento dado las ilusiones de la gente pudieran verse plasmadas en una realidad. Aquello que parecía un acto inocente demostró que no es una ilusión si todos lo quieren y lo hacen posible. Y a medida en que avanzas en ese camino llegas hasta el día de hoy, que ya no nos parece nuevo que se pueda hacer, porque ya se hizo una vez. Hoy venimos de lo que vivimos en aquel momento».

Sobre el camino recorrido, Cesk Freixas pone el acento en el enfoque social del procés como clave de su éxito y capacidad de enganche. «Un elemento importante ha sido la capacidad que ha habido de vincular los derechos de emancipación de nuestro pueblo con los derechos sociales. Incluso los actos que se hacen desde el ámbito institucional tienen este punto de conexión entre la capacidad de conseguir la independencia con la capacidad de conseguir derechos sociales». «En el movimiento soberanista catalán –añade– el centro de gravedad está mucho más cerca de la izquierda que de la derecha. Hemos sabido poner en el centro del debate la necesidad de conseguir la independencia para obtener condiciones de vida mejores para nuestra gente. Y eso creo que es un mensaje positivo por sí, y más cuando estamos viendo lo que ocurre con las políticas sociales en el Estado español».

El cantante no pasa por alto el posicionamiento de la gente de la cultura en favor de que la sociedad catalana pueda ser consultada. «En los últimos años ha habido como un destape; hay muchos artistas que se han posicionado a favor, gente que, a lo mejor, no tiene un proyecto artístico expresamente vinculado a una ideología o una manera concreta de entender el mundo, pero que sí ha dicho que está a favor de la autodeterminación, de la democracia. Artistas como Estopa, que no son independentistas pero que defienden el referéndum. Creo que hay una posición clara a favor de la democracia. Luego gente que se posicione más a favor del sí o a favor del no, pues igual no hay tanta, pero a favor del referéndum, sí», constata.

Y a partir de mañana, ¿qué? Una de las preguntas que rondaba en todas las entrevistas era qué iba a ocurrir en los días que faltaban hasta el 1 de octubre. Esa cuestión ya está desvelada, pero resta por saber qué ocurrirá a partir de ahora. Para el alcalde de Arenys de Munt, «no queda más remedio que iniciar una negociación, un Brexit a la catalana donde con total transparencia, hagamos un reparto de activos, pasivos, deuda y sigamos con la voluntad de ir construyendo Europa cada uno desde su casa». La portavoz de la CUP apunta, por su parte, que «si sale bien y nos independizamos no queda aquí todo esto; Catalunya es una parte de los Països Catalans y tenemos que seguir luchando por la liberación de todos los Països Catalans». Y apostilla: «Tener la oportunidad de estar ante un folio en blanco, de poder plantearnos todo lo que hasta ahora nos ha venido dado, es muy ilusionante. Y ahí va a haber otra batalla, porque hasta el 1-O vamos juntos por el referéndum y por el ‘sí’, pero después hay que construir una República».