DAVID BROOKS
IRITZIA

Disidencia deportiva

La ola de protesta en las canchas empezó el año pasado, cuando el ahora quaterback del equipo de fútbol americano San Francisco 49ers Colin Kaepernick rehusó quedarse parado con una mano sobre el corazón mirando hacia la bandera estadounidense mientras se entonaba el himno nacional, y puso una rodilla sobre la cancha. Explicó poco después: «No me voy a poner de pie para mostrar orgullo ante la bandera de un país que oprime a la gente negra y la gente de color. Para mí esto es algo más grande que el fútbol y sería egoísta por mi parte mirar hacia otro lado. Hay cuerpos caídos en las calles y hay gente (…) que queda impune». Lo dijo en agosto de 2016, en referencia a los incesantes casos de afroestadounidenses muertos a manos de la Policía, lo cual detonó el movimiento de Black Lives Matter.

Poco a poco, otros jugadores de su equipo, y después de otros, empezaron a hacer lo mismo, hasta que llegaron a ser cientos. Poco después de que se iniciase la temporada de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés) Donald Trump declaró que, cuando un jugador le «falte el respeto» a la bandera y al «gran himno nacional», los dueños deberían decir: «Saquen del campo a ese hijo de perra. Está despedido». La respuesta de la NFL ha sido titubeante y ha culminado con una declaración de que los jugadores deberían permanecer de pie, pero que no les ordenarían hacerlo. Trump respondió por Twitter: «La NFL ha decidido que no obligará los jugadores a ponerse de pie durante el himno nacional. ¡Total falta de respeto hacia nuestro gran país!»

Esto inicialmente tuvo el efecto opuesto, con más jugadores que nunca participando en algún tipo de expresión de repudio al mensaje intimidatorio del presidente. En un comunicado, los Seahawks declararon antes de su partido en setiembre: «No nos pondremos de pie ante la injusticia que ha golpeado a la gente de color en este país». Algunos buscaron alternativas a arrodillarse, como permanecer en los vestuarios durante el himno o levantar un puño durante el rito patriota. Pero también ha habido consecuencias. A Kaepernick no le han ofrecido ningún contrato esta temporada con equipo alguno desde que concluyó el suyo con el San Francisco; eso a pesar de que encabezó a su equipo cuando ganó la Super Bowl. Algunos jugadores han recibido amenazas de muerte o han perdido contratos publicitarios.&hTab;

Mientras, esta ola de disidencia se está extendiendo a otros deportes, sobre todo el baloncesto profesional, cuya Asociación Nacional de Baloncesto (NBA), a diferencia de la de fútbol, recientemente respaldó el derecho de los jugadores a expresarse sobre asuntos sociales.

En la NBA, estrellas como LeBron James, de los Cavaliers de Cleveland, Stephen Curry y otros de su equipo campeón, Golden State Warriors, entre otros, han abordado el tema de la injusticia racial y han denunciado las políticas oficiales. El famoso técnico de los Spurs de San Antonio, Gregg Popovich, quien ha sido un crítico feroz de Trump, declaró recientemente en una entrevista con Dave Zirin que «el hombre en la Casa Blanca es un cobarde sin alma que cree que solo puede ser grande al disminuir a otros».

Asombró cuando el primer acto de protesta llegó al hockey profesional, el deporte más blanco de todos. Y por primera vez en las Ligas Mayores de Beisbol, un jugador, el novato Bruce Maxwell de los Atléticos de Oakland, puso la rodilla en el suelo durante el himno en un partido a finales de setiembre. A su vez, se ha fundado recientemente una nueva organización de atletas comprometidos en iniciativas comunitarias y políticas llamados Atletas por Impacto, con la participación de estrellas como Michael Bennet, de los Seahawks de Seattle, y atletas profesionales de baloncesto como Maya Moore y Diana Taurase, y del fútbol como Megan Rapinoe. Estas expresiones no son nuevas, pero sí sus dimensiones en las ligas profesionales. Héroes deportivos que se convirtieron en héroes en las luchas por la justicia social están presentes de nuevo, incluidos el boxeador Muhammad Alí, los atletas de pista John Carlos y Tommie Smith (la imagen de los puños en alto en las Olimpiadas de 1968 en México que dio la vuelta al mundo), la campeona de tenis Billie Jean King, y los baloncestistas legendarios Bill Russell y Kareem-Abdul Jabbar, entre otros.

Jabbar escribió hace unos días en “The Hollywood Reporter”: «Nunca me he sentido tan orgulloso de ser parte de la comunidad atlética que cuando jugadores y dueños en fútbol, baloncesto y beisbol expresaron unidad pública en su resistencia a las declaraciones racistas, antiveteranos y antiestadounidenses del presidente Donald Trump». Agregó que atletas, junto con otros en la comunidad del entretenimiento, «se han convertido en voces fidedignas en entregar las noticias (al pueblo) y podrían ser nuestra mejor esperanza para cambiar la dirección de este país».