MIREN ARTETXE
LIBURUEN TXOKOA

República de las letras

En 2015, Barcelona fue declarada Ciudad de la Literatura. Pero con ser importante este reconocimiento, Barcelona ya era una ciudad literaria antes de que la Unesco así lo decidiera. Sería interminable hablar de todos y cada uno de los autores y autoras barcelonesas que, de una u otra forma, han dejado huella. Por eso, en este recorrido abreviado vamos a detenernos en unos pocos, contemporáneos y en activo todos ellos, pertenecientes a la generación post Marsé. Es una selección subjetiva. Todas las selecciones lo son. Pero, aun sabiendo que no están todos los que son, esperamos que sí sean todos los que están.

Comenzamos este itinerario no cronológico con dos mujeres, nacidas ambas en la década de los setenta del pasado siglo; dos mujeres con trayectorias diferentes, pero igualmente reseñables: Tina Vallès (1976) y Lolita Bosch (1970). La primera escribe en catalán y la segunda, también en castellano.

Filóloga de formación, Tina Vallés publicó su primer trabajo, la colección de relatos “L’aeroplà del Raval”, en 2006. Siete años después, su libro de cuentos y narraciones “El parèntesi més llarg (El paréntesis más largo) obtuvo el Premio Mercè Redoreda; y este mismo año ha sido galardonada con el Premi Llibres Anagrama de Novela por “La memòria de l’arbre” (La memoria del árbol). Es columnista del diario digital “Vilaweb”, bloguera y editora del portal de cuentos “Paper de vidre”.

Lolita Bosch, por su parte, es novelista, pero también ensayista y editora de antologías, además de investigadora y activista por los derechos civiles. Nació en Barcelona, aunque ha vivido en Girona, EEUU, India y México, país este último que desde hace muchos años considera su casa. Ha recibido numerosos galardones y su obra ha sido llevada al cine y al teatro. Sus últimas novelas, “Camps abans de tot això” (Campos de amapolas antes de esto, 2013) y “Roy Desaparecido” y “Héctor desaparecido”, estas de 2016, tratan sobre la guerra del narcotráfico en México. Además, es autora del ensayo “45 voces contra la barbarie” (2015), en el que explora la violencia que aqueja al país azteca; y el pasado año publicó también “La ràbia” (La rabia), una novela sobre el bullying que la autora sufrió en la adolescencia. Es fundadora del colectivo FU, y desde 2010 dirige el portal por la paz de México “Nuestra aparente rendición”. Más información en: http://lolitabosch.com/

Enrique Vila-Matas (1948) es el autor barcelonés con mayor proyección internacional. Y me atrevería a decir que es el mejor escritor del Estado español. Pero esto es muy subjetivo también. Escribe en castellano. Inició su carrera literaria con “La asesina ilustrada” (1977), pero fue con “Historia abreviada de la literatura portátil” (1985) cuando comenzó a vislumbrarse el Vila-Matas actual. Es una obra experimental en la que mezcla ensayo y ficción, hoy marca de la casa de un autor cuya obra, fragmentaria e irónica, diluye los límites de la ficción y la realidad. Este título le valió los primeros reconocimientos internacionales, aunque en el Estado español no solo no se entendió sino que fue vapuleado.

Su obra es una mezcla de ensayo, crónica periodística y novela. Nada que ver con la estructura clásica: planteamiento-nudo-desenlace. Quizá por eso, no es un escritor de grandes masas, aunque tiene una legión de adictos a su obra. Lo atractivo de su lectura no radica en la historia que se cuenta, sino en cómo nos la cuenta. Su capacidad de sorprender –nunca sabes lo que te vas a encontrar en uno de sus libros, lo que se reseña en las contraportadas no hace justicia al contenido real–, el ritmo de la narración, el tono, el humor, la ironía, una narrativa siempre hilarante, la capacidad de reírse de sí mismo... merecen el esfuerzo de una lectura reposada.

Es difícil destacar aquí alguno de sus títulos. Cada uno es único. Quienes quieran acercarse al Vila-Matas supuestamente realista de sus comienzos, una opción es “En un lugar solitario” (2011), que reúne sus cinco primeros libros. “El viaje vertical” (1999) y “Dublinesca” (2010) quizás sean los más novela. “París no se acaba nunca” (2003) es una divertidísima revisión de los años de juventud que pasó en la capital francesa tratando de repetir la experiencia de vida bohemia y literaria del Hemingway de “París era una fiesta”; y “Kassel no invita a la lógica” (2014) puede asustar cuando lees que el escenario es el festival de arte contemporáneo Documenta Kassel, pero el resultado es, también este, un libro con pasajes memorablemente hilarantes... En fin, para saber más de este autor siempre arriesgado lo mejor es leer su autobiografía literaria en la web (http://www.enriquevilamatas.com/). Auténtico Vila-Matas.

Con un registro literario totalmente diferente al de Vila-Matas, Quim Monzó (1952) es otra de las figuras relevantes de la literatura catalana contemporánea. Escribe en catalán y destaca fundamentalmente en el terreno de la narrativa breve. Con un marcado sentido de la ironía y un estilo aparentemente sencillo, su obra es un ir quitando capas, en un afán de hacer caer las máscaras, los tópicos y las falacias más extendidas.

El que es hasta hoy su último libro de relatos –“Mil cretins”– vio la luz en 2008. Son diecinueve historias breves teñidas de humor negro. Y para los que quieran empaparse de la ironía Monzó, una sugerencias: “Ochenta y seis cuentos” (2001), donde se reúnen todos los relatos del barcelonés publicados hasta esa fecha.

Y con Quim Monzó, otro de los grandes del relato: Sergi Pàmies (1960). Escribe fundamentalmente cuentos breves y, como el anterior, lo hace en catalán. Es un escritor de los pequeños detalles, de esos gestos que carecen de heroísmo; y en su estilo, opta por la sencillez, la claridad y la precisión, podando todo lo superfluo. “T’hauria de caure la cara de vergonya” (Debería caérsete la cara de vergüenza) es su primer libro de relatos; lo publicó en 1986, y desde entonces han visto la luz seis volúmenes más de narrativa breve, además de tres novelas y dos títulos de no ficción. ¿Mi recomendación para el que quiera acercarse a este autor?: “Si menges una llimona sense fer ganyotes”, 2006 (Si te comes un limón sin hacer muecas).

En otro ámbito, Jaume Cabré (1947) no es muy conocido fuera de las fronteras de Catalunya, pero tiene una extensa obra que abarca desde la novela o la narración hasta el ensayo o los guiones para televisión y cine. Escribe en catalán y ha recibido numerosos galardones, el último este mismo año: Premi Trajectòria de la Semana del Llibre en Català al conjunto de su obra. La última de sus novelas, “Jo confeso” (Yo confieso, 2011), tiene cinco premios en su haber; y “Senyoria” (1991), sobre la lucha despiadada por el poder en la Barcelona del siglo XVIII, fue reconocida también con cuatro galardones. A destacar también, “Les veus del Pamano” (Las voces del Pamano, 2004), una monumental venganza donde el maquis, el paisaje de los Pirineos, la dictadura franquista... juegan un papel protagónico. Escribe en el suplemento de Cultura del diario “Avui”.

En este breve repaso, no podemos dejar de mencionar a Eduardo Mendoza (1943), un peso pesado de las letras catalanas, autor de, entre otras, “La verdad sobre el caso Savolta “ (1975), “La ciudad de los prodigios” o “El misterio de la cripta embrujada”. Como tampoco podemos obviar a Carlos Ruiz Zafón (1964), que triunfó con “La sombra del viento”. Son dos autores de best-sellers suficientemente conocidos por los lectores. Por eso, no nos extenderemos más en ellos, para dar paso a otro escritor muy querido en Catalunya y que, según algunos, «convierte en best-seller» todo lo que toca. Hablamos del antropólogo y africanista Albert Sánchez Piñol (1965), catapultado a la fama con su primera novela, “La pell freda” (La piel fría, 2002), traducida a 37 idiomas, adaptada a la gran pantalla por Xavier Gens y récord de ventas en su edición en catalán. Todo un fenómeno que se ha repetido con sus dos últimos títulos, “Victus” (su presentación en los Países Bajos fue suspendida por presiones de la Embajada española) y su secuela “Vae victus”, centrados ambos en el sitio de Barcelona de 1714.

En fin, Rafael Argullol, Pere Gimferrer, A.G. Porta... Y, aunque nacida en la provincia de Barcelona –no en la capital–, me resisto a no mencionar a Bel Olid (1977), galardonada con el Premio Documenta en 2010 por “Una terra solitària”. Sus dos últimos títulos son de este mismo año: “Vides atarudes”, sobre la crisis de los refugiados, con fotografías de Gerard Masaguèy; y “Feminisme de butxaca. Kit de supervivència”. Cuando estas páginas vean la luz, podría ser diputada por la CUP del Parlament de Catalunya (va sexta en las listas).