Cirugía bariátrica, luces y sombras
La cirugía bariátrica es el tratamiento indicado en muchas ocasiones y en muchas de ellas puede ser eficiente, no obstante, como suele ocurrir cuando algo adquiere cierto éxito, también puede resultar un fracaso. La realidad, y aquí hablo desde la experiencia propia y compartida con otros colegas de profesión así como con muchos pacientes que se han sometido a este tratamiento, es que no siempre se hace tan bien como se debería. Por eso, a pesar de que la cirugía bariátrica es el tratamiento más efectivo para la obesidad mórbida, el 20-30% de los pacientes sometidos a cirugía bariátrica experimentan estabilización prematura del peso o recuperación de peso después de la operación.
En este sentido, se ha encontrado que las conductas alimentarias desordenadas postoperatorias, los trastornos alimentarios y los síntomas depresivos se asocian con resultados de pérdida de peso menos óptimos. No es poco común (en pública y privada) que se intervenga a personas que sufren o tienen una historia de bulimia nerviosa, trastorno por atracón sin tratamiento psicológico previo, personas en tratamiento con psicofármacos, que si bien no es una contraindicación, sí puede serlo el estado emocional de esa persona que requiere esos fármacos.
Así, varios estudios han observado en varios grupos de personas sometidas a estudio, un mayor riesgo de autolesión en pacientes que han experimentado cirugía bariátrica, que no parece guardar relación con un fracaso en la pérdida de peso pero que realza la necesidad de ayuda y orientación en relación sobre todo con problemas de autoestima, alimentación compulsiva por causas emocionales y control dietético por lo que la implementación de intervenciones psicológicas diseñadas para aconsejar al paciente bariátrico pudiera mejorar su calidad de vida mental.
Además de una buena evaluación psiquiátrica y psicológica previa, estudios recientes muestran que la terapia psicológica de tipo cognitivo conductual puede contribuir a reducir las conductas alimentarias desordenadas y los síntomas depresivos e incluso muchos también muestran que las intervenciones pre y posoperatorias de este tipo de terapia pueden promover la pérdida de peso.
Por otro lado, debido a una larga historia de dietas restrictivas y grandes fluctuaciones de peso corporal, la evaluación nutricional preoperatoria debería resultar obligatoria. Sin embargo, apenas hay nutricionistas en las evaluaciones preoperatorias para cirugía bariátrica ni en sanidad pública ni en privada. Y esto es importante ya que una pérdida de peso rápida y masiva induce la pérdida de masa muscular y masa libre de grasa que podría conducir a la desnutrición y la osteoporosis, por lo que el asesoramiento dietético previo y en los seguimientos posteriores, se hace indispensable para prevenir el síndrome de intolerancia alimentaria postoperatoria, la desnutrición y la recuperación de peso.
Asimismo, la educación en nutrición bariátrica es esencial para que las personas comprendan la transición de las fases posteriores a la intervención, los grupos, consistencia, tolerancia y porción de los alimentos lo que mejora no solo la adherencia al tratamiento si no los resultados. La cirugía bariátrica es mayormente exitosa si los pacientes están bien preparados y controlados. Sin embargo, para que eso ocurra, deben cambiar los protocolos e incluir evaluación previa y seguimiento asiduo (como poco quincenal) por parte de psicólogos y nutricionistas que acompañen a los pacientes en lo que, en definitiva, es un cambio de hábitos y forma de entender la alimentación, y el autocuidado.
De modo que si estás pensando en pedir información sobre la cirugía bariátrica, ten en cuenta que es importante que valoren todos los factores (los clínicos y emocionales), que el éxito puede estar más cerca si el equipo que te atenderá es interdisciplinar (médico, psiquiatra, psicólogo, endocrino, nutricionista) y que no te dejarán solo varios meses si no que tendrás seguimiento continuo.