Archivar la memoria
En la pasada entrega reflexionábamos sobre el presente de la imagen y la capacidad de oponerse al relato dominante desde el cuidado de la subjetividad y lo minoritario. Esa sensibilidad es uno de los aportes del arte que, como otros frentes de la cultura, debe entre otras muchas cosas hacer frente a lo impuesto frente a cualquier tipo de servilismo. De aquel planteamiento surgen muchas ramificaciones. Si la creación masiva forma parte del paradigma actual, la gestión de la imagen almacenada, es decir, del archivo, ha sido uno de los temas centrales de muchas piezas durante el pasado siglo XX. La gestión del documento, fotografía o objeto acumulado como una manera de enfatizar la presencia de la memoria, del paso del tiempo y del gesto. El control de lo pasado desde el recuerdo o la visión por superposición de elementos. Múltiples trabajos que han ido conformando diferentes tipologías, el archivo familiar, archivo encontrado o archivo creado.
Marcel Duchamp creó entre 1935 y 1941 la “Boîte en Valise”, una colección guardada en caja-maleta que reunía miniaturas de sus obras más icónicas. Una clasificación de la que se realizaron varias copias y que prescindía de cuestiones tan relevantes como la originalidad, pues eran obras seriadas, o el espacio expositivo para su muestra, reduciéndolo a un pequeño almacenaje portátil.
En 1996, el poeta y crítico Kenneth Goldmisth fundó el proyecto “Ubuweb”. Una página aún en activo que reúne un ingente catálogo de obras de cine underground, arte sonoro, poesía concreta o piezas de vanguardia. Una manera de reunir a golpe de click cualquier referencia a la que queramos acceder. Es un espacio sin ánimo de lucro que ofrece contenido tan dispar como sugerencias queramos proponer al buscador. Desde un cortometraje del director Gus Van Sant en el que el poeta de la generación beat Allen Ginsberg recita su poema “La balada de los esqueletos”, hasta la famosa pieza “I am the victim on this song” (1995), en la que la artista suiza Pipilotti Rist interpreta como banda sonora de la película una desgarradora versión de la clásica “Wicked Game” del cantante norteamericano Chris Isaac. Espacios reservados para la danza, la música electrónica o la escritura conceptual, entre otros, completan el menú. La ordenación de la información es lo que le confiere el carácter final. Si “Ubuweb” es imposible de abarcar, qué decir de un lugar como Youtube, que en el pasado 2019 registraba 300 horas de subida de vídeo por minuto. La sensación de desborde y la ansiedad acumulativa parecen inevitables síntomas de la contemporaneidad.
La última dictadura militar de Argentina, instaurada el 24 de marzo del 1976, propició la desaparición, detención y asesinato de más de 30.000 personas contrarias al régimen. El sufrimiento tratado desde la intimidad del archivo familiar fue lo que convirtió el proyecto “Ausencias” (2006) en uno de los trabajos más icónicos del fotógrafo argentino Gustavo Germano (Argentina, 1964). La contraposición de dos fotografías en las que se escenifica un momento concreto en el que el encuadre queda vacío ante la ausencia de la persona que ya no está. Un desgarrador relato que nos golpea de lleno ante la realidad cruel de un crimen de estado que nos devuelve ecos sobre realidades cercanas. La fórmula de “Ausencias” ha sido adaptada por el propio Germano a otros contextos como Brasil, Uruguay o Colombia. En esta ocasión, la lectura de lo archivado sirve para poner en vigencia una memoria que aún no ha sido reparada, una herida abierta que supura y que escuece.