Rejuvenecer el césped
Frío, calor, sequedad, insectos, enfermedades, las pisadas y hasta el fútbol de los niños pueden influir en el mal aspecto del césped. Para mejorar y dar nuevo vigor a esa hierba descuidada, será necesario renovar y resembrar. La paja, restos de hierba cortada y seca sobre la superficie pueden causar problemas al compactar el suelo. Y, cuando la capa de restos es muy gruesa, impide que el agua llegue a las raíces e incluso da cobijo a insectos y enfermedades. Además, la falta de luz sobre el césped lo debilita y no deja que por su crecimiento se extienda. Sin embargo, una capa delgada retiene la humedad del suelo y protege las raíces de las altas temperaturas, por lo que hay que eliminar la paja a partir de un grosor superior a dos centímetros. Se puede retirar con un rastrillo pero es un trabajo duro si la superficie del lugar en cuestión es muy grande. En este caso, mejor utilizar una máquina apropiada.
Otro requisito antes de sembrar es el de airear el suelo compactado para que agua y oxígeno penetren bien. Como en el caso anterior, para una superficie grande hay que agenciarse un máquina que facilite el trabajo. En un sitio pequeño bastará con una horquilla de jardín. Después, para mejorar el suelo, se puede añadir una capa de arena o compost. Este material se filtra en los agujeros y mejora el laboreo y el drenaje del suelo. La materia orgánica incrementa los microorganismos y lombrices, que ayudan a reducir la hierba seca. La mejor época para realizar este trabajo es el otoño.
Si la superficie cuenta con un buen drenaje, será suficiente para restaurar el césped de la pradera con una resiembra. Las nuevas variedades de hierba son tan vigorosas que pueden colonizar la hierba vieja y débil. Antes de sembrar, se debe segar la hierba la mitad de lo acostumbrado. Luego rastrillar vigorosamente, para retirar los restos del corte y la paja, y sacar con la azada las malas hierbas que aparezcan. Hay que sembrar con una densidad de una y media más que lo recomendado en el paquete de semillas. Rastrillar otra vez la zona ligeramente y cubrir la superficie con una capa delgada de arena para, finalmente, regar bien y dejarlo hasta que aparezca la hierba. La siega se llevará a cabo cuando la hierba nueva alcance entre ocho a diez centímetros, dependiendo de la variedad.