Ruinas románticas
El estado de ruina de un edificio posee un magnetismo especial para aquel que se enfrenta a esa arquitectura decadente. Por un lado, es difícil abstraerse de sus vidas pasadas y no intentar imaginar cómo fueron habitados aquellos espacios y qué recuerdos atesoran. Por otro lado, y por contradictorio que parezca, es también complicado negarse a imaginar nuevas vidas, nuevos futuros que reactiven esos lugares. Mantener el equilibrio entre estas dos visiones obliga a la sutileza, a una intervención capaz de devolver el uso a la ruina, pero manteniendo su condición de pieza reutilizada o, si se prefiere el término, reciclada.
Este es el objetivo principal del proyecto desarrollado por Atelier Deshaus, en la ribera del río Huangpu en Shanghai donde sobre las ruinas industriales de una antigua planta de gas se pretende resolver un parque urbano. Concretamente esta ribera fluvial se utilizaba como muelle de descarga de carbón y zona de transporte de la vieja planta. Para evitar que el carbón cayese al río, se construyó un muro de hormigón de aproximadamente 90 metros de largo y 4 metros de alto. Después del cierre de la fábrica de gas, el muelle de carbón fue abandonado y este largo muro corrió la misma suerte, reivindicando ahora su condición de ruina. Originalmente había dos grandes muros en el muelle. El otro, que estaba junto al río, había sido retirado hacía mucho tiempo y definía junto con el que actualmente sirve de soporte al nuevo proyecto, el área de acumulación de miles de toneladas de carbón.
En ese espacio cubierto por el polvo y los restos de carbón, brotan ahora malas hierbas y han crecido árboles “salvajes” que acompañan el largo muro. Esta reapropiación que la naturaleza ha realizado convierte este sitio en una escenografía romántica, en un paisaje salvaje pero que al mismo tiempo muestra el desvanecimiento de una gran arquitectura industrial. Y ahora, de nuevo, este escenario se desvanece gradualmente en la regeneración urbana de Shanghai que en los últimos años ha alcanzado estos espacios.
Por este motivo, el proyecto de Atelier Deshaus se esfuerza en intentar conservar las características de este lugar existente en la línea de la costa, que pretende reinventarse como un espacio público abierto, pero que no puede olvidar su valor como testigo de las prósperas actividades industriales en Shanghai durante el último medio siglo.
El proyecto adopta el largo muro de hormigón como plataforma para una nueva construcción, que sirve como base para un puente inclinado que conecta la plataforma del muelle, atravesando los árboles silvestres y un canal de agua, con el parque colindante. Este corredor elevado y abierto se encarama sobre el muro como una estructura ligera, y se transforma también en un pabellón para descansar o, en un mirador. Una cubierta ligera de un solo tono gris, sin estridencias, intenta determinar los interiores y exteriores de ese muro. Frente a él se abre hacia la ribera un jardín tranquilo, defendido por este largo muro y que construye un espacio autónomo dentro del conjunto del gran parque de ribera del Huangpu. Esta plataforma puede ser un área de soledad, de aislamiento, que se enfrenta desde el otro lado del río a la ciudad, a su skyline y a los grandes puentes que cruzan este río marítimo.
Un muro del pasado. El muelle, desprovisto de aquellas descargas titánicas de carbón, se transforma ahora en un suelo prácticamente en el que irrumpe ese gran muro del pasado. El suelo, el muro de hormigón y la estructura insertada se integran en un nuevo conjunto, donde las personas pueden elegir quedarse o pasar a nuevos escenarios. El antiguo muelle de carbón es ahora un área urbana para aquellos que pasean sin rumbo. Las esbeltas estructuras de acero de postes y vigas actúan como una serie de ventanas, de marcos que enmarcan elementos que actúan como testigos de diferentes épocas: la chimenea de la antigua planta de gas, grúas de colores brillantes de otros muelles, bloques de hormigón incrustados en el barro y lavados repetidamente por la marea o puentes lejanos atiborrados de tráfico.
En el texto “La Ruina”, el sociólogo alemán Georg Simmel sugería que en la ruina de un edificio aún pervive el arte que la creó y que, cuando la naturaleza regresa, se produce un nuevo conjunto, un nuevo proyecto. A la mano del hombre presente en la ruina, se le suman las mismas fuerzas que dan forma a una montaña a través de la intemperie, la erosión o el crecimiento de la vegetación. Se produce así un nuevo proyecto donde se funden la ruina y el paisaje. La ruina arquitectónica se va sumando poco a poco, con el inexorable paso del tiempo, al paisaje circundante que la rodea. Sin interrupción, los árboles silvestres, la tierra y la erosión van sumando el antiguo muro al lugar, convirtiéndolo poco a poco en una roca más de la naturaleza mixta de ese ámbito. El parque de la ribera del Huangpu es un jardín de ruinas pero, más que un jardín, pretende ser un paisaje romántico. Un espacio público en el que la mano de los arquitectos casi ha desaparecido para dejar que la naturaleza reinterprete las antiguas y futuras vidas de ese lugar.