¿Ángel o demonio?
El tema de hoy es delicado. Confieso que ha provocado guerras, ha roto relaciones, cerrado negocios, hundido barcos, destruido sueños etc. Y todo, por culpa del microondas. Yo me declaro imparcial frente a su uso, pero los hay que podrían vivir solo con uno de estos y los que no quieren verlo ni en las ofertas del MediaMarkt.
¿Alguno de vosotros conoce el teorema de Schrödinger? Este tipo no era chef, ni cocinero, ni se dedicaba a la cocina. Schrödinger era un físico austro-irlandés que propuso un experimento para discutir sobre la interpretación de una situación en la que podían ocurrir y ser ciertas dos hipótesis totalmente contrarias. Para los curiosos, ya que no me voy a liar aquí con un tema que no me corresponde, mirarlo y preguntarle a la tía Google o al tío Wiki. Yo solo os diré que esa caja en la que más de una realidad, unas contrarias a otras, podrían ser posibles podía haber sido un microondas. Seguro que el aparato del experimento era un microondas y no lo quiso decir. Sabéis de lo que hablo. El microondas es una obra de ingeniería capaz de lo mejor y de lo peor, increíblemente práctico a veces y totalmente inútil cuando se alinean los planetas. Seguro que os ha pasado esto: ¿el plato ardiendo y la comida fría?
Antes de seguir generando discusión sobre el tema, os voy a dar algunos datos sobre cómo funciona y algo de historia. Vamos. Fue Percy Spencer el que por pura casualidad descubrió el poder del microondas y ya empezó mal. El microondas, el día en el que se descubrió, ya le fastidió la mañana al bueno de Percy. Se dice que fue en 1945 cuando Percy, que trabajaba para Raytheeon –una empresa dedicada a los radares y las mediciones magnéticas– descubrió los microondas. Percy se encontraba esa mañana rodeado de magnetones, unos dispositivos que transformaban la energía eléctrica en microondas electromagnéticas. ¿Lo sabíais, verdad? Esto es de primero de la ESO. Para los que no fuisteis a clase ese día, se trataba de un instrumento “muy guapo” que servía para medir distancias, altitudes, direcciones y velocidades. La pera limonera. Agarraos que vienen curvas. Ocurre que Percy era un golosillo, le gustaba el chocolate más que a mi un plato de alubias de mi padre. Y de esta golosura, Percy acostumbraba a llevar una, dos o dios sabe cuantas barritas de chocolate en el bolsillo. Todo depende del vicio. Pues la mañana en la que se descubrió que el microondas era capaz de lo mejor, a Percy le tocó lo peor. Se dio cuenta de que a más se acercaba a los magnetones, las chocolatinas se derretían más y más rápido. Todos sabemos lo que puede ocurrir con una chocolatina derretida en el bolsillo. Pues eso, que el microondas ya arrancó su historia dejando perdido a un hombre sin culpa.
¡Pero ojo! que el experimento culinario no acaba aquí. La fiesta siguió con huevos y palomitas. Percy probó a acercar estos dos ingredientes a los magnetones entre otras cosas y descubrió que el huevo se cocinaba (y además explotó) y el maíz se convertía en palomitas. De aquí, si que ya se puso a dejar de jugar con la comida y fabricó los primeros modelos de microondas que finalmente se comercializaron allá por 1947. El invento se llamó “Radarange”.
Caro y pesado. Como muchos imaginaréis, al principio ni dios entendía para que podía servir, daba miedo y la gente no lo aceptó. A mí me sigue dando miedo… Pero si yo os digo hoy, que el primer microondas pesaba 340 kg, medía 1,70 metros y costaba 5.000 dólares entonces, que serían unos 50.000 ahora ¿Qué opinaríais? Yo tampoco me lo compraría. Además, súmale que necesitaban unos 20 minutos para calentarse y poder ser utilizados. Por lo que práctico, práctico, no era. Lo único que mejoraba a los modelos actuales era la potencia, 10 veces superior a los de ahora. Hablamos de que un microondas cocinaba de manera indirecta todo lo que pillaba cerca y una patata en 30 segundos. Y así duró 20 años en los que no me explico cómo narices aguantó en el mercado. Ya en 1967 se redujo el tamaño de este y se acercó a lo que conocemos hoy.
Después de lo que acabáis de leer, ¿a qué no parece tan mal compañero de cocina ese pequeño que tenemos en nuestras casas? Otra curiosidad que, por supuesto se controló y mejoró, es cómo se redujeron las ondas para que no salieran del aparato y no cocinaran todo lo que pillaban por medio. Esto se consiguió con el material que hay en las paredes internas del microondas y la malla de la puerta, por la que no caben las ondas y por lo tanto rebotan otra vez a dentro. Esto es importante para saber su funcionamiento y utilizarlo bien, por lo que apuntar lo siguiente: nunca coloquéis en el centro exacto el plato, el vaso o el recipiente que vayáis a calentar. Lo ideal es que el recipiente, vaso o plato, se mueva y gire como un planeta que da vueltas al sol. No sobre si mismo, sino al centro del microondas en este caso. Esto hará que el alimento se caliente de manera uniforme y no se concentre todo el calor en un solo punto, que es lo que ocurriría si se deja el recipiente en el centro-centro del aparato.
Cuidado con la vajilla “porosa” y/o húmeda. Las ondas del microondas calientan los alimentos haciendo que las partículas de estos vibren muy rápidamente. Aplicando esta lógica, un material muy denso y poco poroso, tendrá pocos huecos en los que se calentarán las partículas de aire o agua por lo que el plato saldrá frío del microondas. ¿Pero a que os ha pasado que algunos de vuestros platos se calientan como el demonio y otros no? He aquí la explicación. La porosidad y densidad del material del plato es la razón. Lo que más fastidia de todo esto es sacar el plato, habiéndote quemado las yemas de los dedos y que todavía la comida, encima, esté fría. Yo me imagino al bueno de Percy partiéndose la caja viendo como su invento nos vacila.
Por último, si apreciáis la comida (y aquí se me ve el plumero) y sus nutrientes naturales, el microondas no es una buena opción. Obviamente no en todos los casos, pero la manera en la que el microondas calienta los alimentos provoca que la desnaturalización de estos sea mayor. Es decir, los alimentos pierden propiedades nutritivas por como funciona.
Ya se que de otras maneras también podemos estropear la comida, pero a lo que quiero llegar es a decir que el microondas es un buen invento para cuando tenemos prisa y no da tiempo a hacer las cosas con fundamento. Desde luego que nos salva la papeleta, pero tenemos que ser conscientes de que su uso continuado va a generar en nosotros esa dependencia al tupper de nuestra madre que, por cierto, dependiendo del material que sea, tampoco se puede introducir en el microondas. Familia, el tema se queda grande y algún día seguiremos hablando de esto.
Bizcocho en microondas
Os dejo con una receta de bizcocho, un “antinutritivo” pero muy rico que se hace muy rápido en el microondas.
Elaboración.
• Coger una taza grande que tengáis por casa, en esta, colocar primero: 3 cucharadas de harina, 3 de azúcar, 2 de cacao, 2 onzas de chocolate picaditas y una pizca de sal.
• Mezclarlo todo bien y seguido añadir 1 huevo y mezclar. Añadir 2 cucharadas de leche y 3 de aceite de girasol y mezclarlo todo muy bien.
• Colocar la taza en un lado del microondas para que de vueltas y calentarlo a tope hasta que el bizcocho suba y esté cocinado.
• Calcular un minuto y medio o dos como mucho. Lo sacáis, y os lo coméis tan agustito.
Veréis el resultado y me diréis que el invento de Percy no es tan malo. ¡Que os conozco, viciosos!
On egin!