Teresa Moleres
SORBURUA

Preparar la tierra

Antes de la plantación de primavera, ahora es un buen momento para preparar la tierra si es arcillosa. Esta es una tierra difícil de trabajar en invierno por pegajosa y pesada, para aligerarla podemos aportar compost o estiércol. Y en lugar de intentar romper los terrones de tierra, es mejor sembrar plantas de raíces profundas como la facelia o alfalfa que acabarán fragmentando la tierra.

Además, durante el invierno es preferible evitar dejar el suelo desnudo, mejor cubrirlo con cualquier tipo de paja vegetal. Se calentará en primavera para que lombrices de tierra y microorganismos ayuden a airear el suelo, para acabar descomponiendo la paja en materia orgánica. Finalmente, no se debe trabajar el suelo arcilloso en profundidad y hay que optar por utilizar solamente un rastrillo.

Otro problema normal en esta época del año es que la tierra pierde azote, nitrógeno, imprescindible para que comiencen a despertar las plantas, sobre todo si no la hemos protegido con un acolchado vegetal al comienzo de temporada. Si el lugar se encuentra en una zona montañosa, las lluvias de otoño habrán lavado la tierra hasta el subsuelo y el frío impedirá la acción de los microorganismos encargados de transformar el azote en nitratos, única forma de ser asimilados por las plantas. El resultado es que a las semillas y plantas jóvenes les falta este nutriente esencial. Para remediar este problema funciona muy bien extender un fertilizante compuesto de sangre seca al finalizar heladas y nieves. Como en el caso del suelo arcilloso, esta operación permite aligerar la superficie y que los microorganismos se activen con los primeros calores de primavera.

Todavía hasta finales de febrero estamos a tiempo de plantar bulbos tardíos para que florezcan a mediados o finales de primavera. También se pueden plantar lirios, ajos ornamentales o eremurus. Durante su primer año, estos bulbos florecen más tarde y duran menos. Existen otras posibilidades porque en febrero podemos comenzar a plantar los bulbos de floración estival: crocosmias, gladiolos y dalias.