No es calima, sino gulal, un pigmento multicolor que, al igual que las partículas de polvo y arena, lo inundan todo, aunque en este caso por voluntad propia de los y las habitantes de la India que celebran así Holi, el festival anual que anuncia la llegada de la primavera. La imagen de esta viuda está tomada en Vrindavan, conocida como “la ciudad de las viudas” porque allí viven unas dos mil, después de que sus familias conservadoras, en su mayoría pobres, las alejaran tras la muerte de sus maridos. Hasta hace una década estaba mal visto que las mujeres en ese estado civil participaran en alguna fiesta, pero este año, tras la suspensión de dos ediciones por la pandemia del covid, muchas de ellas han recuperado su presencia en el festejo para disfrutar del evento bailando, cantando himnos hindúes y salpicándose con pigmentos de colores y pétalos de flores que se tiran a chorros. Holi, que anuncia el final del invierno y la llegada de la primavera, representa la victoria del bien sobre el mal, y se conmemora con fiestas callejeras, peleas de agua, música y rituales milenarios. La primavera en el hemisferio norte llegó el domingo pasado; hoy ha llegado el cambio de hora, más luz diurna y menos frío. Los días se alargan, aprovecharemos.