Iker Fidalgo
Crítico de arte
PANORAMIKA

Recopilar para mostrar

La exposición no es exclusiva del mundo del arte. Funciona como un formato al que acuden múltiples disciplinas como las ciencias naturales, la arqueología o la industria. Desde los cuartos de maravillas o gabinetes de curiosidades de los siglos XVI, XVII y XVIII en los que se exponían reliquias, tesoros y objetos exóticos al museo contemporáneo, la museografía ha ido desarrollando diferentes modos y estrategias. Una exposición es una puesta en escena donde varios elementos se ponen a disposición de un público. Es también un dispositivo que desata lenguajes propios y códigos que son compartidos, como no tocar las piezas o intentar mantener un volumen de voz bajo. Aspectos que condicionan nuestra ruta para acercarnos a los contenidos y que nos dejan claro el lugar que ocupamos en el diálogo.

Sin embargo, existen tantos caminos para crear una muestra como opciones podamos imaginar. Cada una puede adquirir distintos tonos y las voces que la conforman, interactuar de múltiples maneras. Existen infinitas tipologías expositivas que abren el abanico de posibilidades. Desde las que proponen un discurso con cierto poso teórico y trazan un argumentario a través de las piezas, las que suponen la recopilación de un trabajo a lo largo del tiempo, las que señalan aspectos en común entre obras y contextos o las que se centran en las resonancias formales. Todas y cada una de ellas son capaces de incidir en aspectos concretos de aquello que se nos presenta. Acudir a una muestra es, por tanto, una experiencia en la que nuestro cuerpo pasa a formar parte de un cuerpo mayor que se ha expandido en el espacio concreto de la sala. Como un elemento más, influye en la organización y en el diseño de lo que ahí sucede. Es por tanto parte de nuestra responsabilidad como público, funcionar como una capa de todo este entramado. Aportar nuestra mirada con una misión activadora será lo que dote de sentido a todo el proceso.

El pasado 14 de julio arrancó en la Sala Rekalde una nueva edición del ciclo expositivo que muestra los proyectos seleccionados en la convocatoria Ertibil Bizkaia. Además, en este año se completa la edición número 40 de una de las citas más longevas de nuestro panorama cultural. Como cada año la itinerancia que comienza en la Sala Rekalde y que podrá visitarse hasta el 16 de este mes, llevará a cabo hasta enero un recorrido que tiene como paradas Arrigorriaga, Santurtzi y Balmaseda. Ertibil es un momento inmejorable para poder asomarse a la producción emergente.

A lo largo de los años vemos nombres que comienzan a ser habituales en otros circuitos y asistimos a diferentes cambios generacionales que van dando sentido al tejido, tanto a nivel territorial como en Euskal Herria. Firmas que ceden lugares para la irrupción de otras carreras que comienzan a asentarse en el panorama y así edición tras edición. Ya en sala la exposición en sí misma funciona como un recopilatorio de las piezas más destacadas. Si bien no existe una línea comisarial concreta y es más bien una organización de espacios y piezas, no deja de ser de gran interés tanto por la calidad de los resultados como por el contexto del concurso. Encontramos diversos proyectos sobre los que destacamos los realizados por Alazne Zubizarreta con su obra gráfica “Clotted Cream”, Lucía Pedregal /Luchín con su fotografía “Lucinismo” y las cerámicas que componen “Serie I” de Mar de Dios. Todas ellas son el elenco ganador del primer, segundo y tercer premio respectivamente. A estos nombres debemos sumar otros quince hasta completar las 18 propuestas seleccionadas para participar en la muestra. Creemos que merece la pena mencionar trabajos como el de Diego Vivanco y una colección de listas de la compra encontradas durante el periodo de confinamiento o el trabajo escultórico muy asentado en una estética urbana y casi orgánica de M.Benito Píriz.

El Museo San Telmo de Donostia inauguró a mitad de julio y hasta el 30 de octubre una exposición comisariada por el fotógrafo Jon Cazenave. “3x4=orain” es una manera de abordar la colección de fotolibros “Colección Gabriela Cendoya Bergareche” cuyos más de 3.000 ejemplares se encuentran depositados en la biblioteca del centro. El comisario propone abordar desde el cine, la música y la literatura diversos ejemplares que son mostrados, interpretados y presentados al público. Para ello ha creado diálogos entre los propios ejemplares y nombres como Anari Alberdi, Judith Jauregi, Karmele Jaio, Maddi Barber, Arantza Sanesteban, Oskar Alegría, Miren Agur Meabe, Harkaitz Cano o Eider Rodríguez.