BERTA GARCIA
CONSUMO

Contaminación digital

Cada búsqueda que realizamos en internet libera al medio ambiente 0.2 gramos de CO2, o subir una foto a Instagram, almacenar archivos en la nube o tener tu bandeja de entrada del email llena genera una huella ecológica que demanda el 7% de la energía mundial y es responsable de las emisiones del 3-4% de CO2 en la atmosfera. Y es que la tecnología digital, a pesar de su apariencia inmaterial, sí tiene su impacto directo en el medioambiente».

Esta es una información que descubrí leyendo un ejemplar de “National Geographic”, pero me consolé apostando por unos cambios en el comportamiento humano y una apuesta más decidida por las energías renovables, visto lo mal que pintaba el futuro del planeta. Me equivoqué, y hoy rondamos el 14% de consumos eléctricos y esta cifra crece de manera exponencial debido al mayor acceso de la población mundial a las nuevas tecnologías y a que los centros de datos y demás infraestructuras tecnológicas son cada vez más grandes y demandan cantidades ingentes de electricidad para su funcionamiento. Y en cuanto a las emisiones contaminantes, si en el 2016 eran del 4% hoy se nos escapan las cifras.

Los buenos hábitos y gestos cotidianos en lo que a energía se refiere son los que pueden marcar la gran diferencia en nuestra huella digital, como apagar los interruptores, no dejar la televisión, la impresora o la consola en stand by, así como colocar regletas con interruptor de apagado, ya que si el equipo está conectado directamente a la red, advierten que seguirá consumiendo. En el uso diario del ordenador, gestos como cerrar aquellas pestañas y ventanas que no utilices, vaciar la bandeja de entrada de tu email o reciclar todos esos objetos tecnológicos como móviles o portátiles que acumulamos en casa cuando ya están obsoletos, son pequeños gestos que pueden generar un gran cambio en el impacto individual de cada usuario de internet y de las tecnologías.

Aunque el uso para internet de energías renovables no depende solo del usuario, ya que son las grandes corporaciones las que tienen que dar el gran cambio (Google, Facebook...), movidas por políticas y leyes ad hoc para que esto ocurra. De momento, priman los intereses económicos.