Jone Buruzko
IRUDITAN

Agua que no has de beber

(Joel Saget AFP)

El agua embotellada es un tema recurrente que va y viene como las mareas. Durante años gozó de buena reputación y no solo en lugares en los que el agua del grifo pecaba de exceso de cal u otros inconvenientes. La envasada en botellas de plástico se consideraba más saludable y tuvo su momento chic cuando proliferó en bares y restaurantes en envases de cristal. Al contrario que en Ipar Euskal Herria, en Hego EH costó que las jarras de agua municipal, que la mayoría consume en casa, llegaran a las mesas de los establecimientos hosteleros, pero finalmente se consiguió. Para entonces, algunos ya habían tachado al agua embasada de fraude o se había extendido la afirmación: «Te bebes el agua, pero también el plástico». Y esto último va ser verdad. Se acaba de publicar un estudio en una revista científica estadounidense que asegura que es muchísimo peor de lo que se pensaba el número de diminutos trozos de plástico que contienen. Los científicos han contabilizado una media de 240.000 fragmentos detectables por litro de agua en marcas conocidas. Su alternativa a los nanoplásticos es el agua del grifo. La Behobia, carrera popular con 30.000 inscripciones, lleva desde 2008 tirando de la red para surtir a sus atletas y eso que por fidelidad a su primer patrocinador en la bolsa de avituallamiento hay botellita de Insalus. Viendo esta imagen dan ganas de beber, pero solo en caso de necesidad.